Clonando uno de los mayores tesoros ocultos del antiguo Egipto: la tumba del faraón Seti I
Nacido en la región del delta del Nilo, en la zona de Avaris, Menmaatra Sethy, o Seti I, hijo de Ramsés I y Sitra, fue el segundo faraón de la dinastía XIX. Su nombre proviene de Seth, dios de la guerra, las armas y el ejército, al que Seti I sirvió como sacerdote antes de convertirse en militar, como su padre.
Al subir al trono, ya era padre de familia y su esposa de toda la vida, Tuya, fue ascendida al rango de gran esposa real. Gobernó durante unos quince años (c. 1294-1279 a. C.) y en su primer año de gobierno en solitario, se lanzó a la temeraria conquista de Palestina, Siria y Fenicia. Sus campañas por el sur de estos territorios fueron un rotundo éxito, pero no se atrevió a ir más al norte por el avance del dominio hitita.
Decidido a pacificar y reordenar Egipto, otra de sus conquistas fue dominar a los poderosos sacerdotes de Amón, quienes tras el fin de la revolución de Akenatón volvían a ser demasiado poderosos. Al mismo tiempo potenció el culto a los demás dioses tradicionales prohibiendo mencionar al dios Atón. Fue precisamente bajo Seti I cuando comenzó la verdadera persecución hacia el recuerdo de Akenatón.
Seti I, representado como sacerdote purificador en un relieve ubicado en el Templo de Osiris de Abydos, Egipto. (Steve F-E-Cameron/CC BY-SA 3.0)
Muerte y sepultura
Seti I murió hacia los 40 años, sucediéndole su hijo Ramsés II. Su tumba, la más larga del egipcio Valle de los Reyes y conocida como KV17, fue descubierta el 16 de octubre de 1817 por Giovanni Belzoni, quien realizó copias de la decoración de sus muros, exponiéndolas posteriormente en Londres.
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Su sarcófago, uno de los más hermosos hallados en Egipto, se encuentra actualmente en el Sir John Soane Museum, de Londres. La momia de Seti I, una de las mejor conservadas del antiguo Egipto, fue descubierta en 1881 y se encuentra desde entonces en el Museo Egipcio de El Cairo. Los estudios realizados sobre ella no han arrojado luz sobre los motivos de su temprana muerte, aunque se cree que sufría de una enfermedad vascular que provocaba el mal funcionamiento de su corazón, órgano que fue encontrado en la parte derecha de su cuerpo: se piensa que el propio Seti I ordenó que, tras su muerte, los embalsamadores se lo colocasen en el lado opuesto de su pecho para que latiera correctamente en su vida futura.
Posteriormente, la tumba fue excavada de forma científica por Howard Carter en 1902 y 1903, comprobándose que justo en su tramo final, a 100 metros de la entrada, se veía el comienzo de lo que parecía ser un túnel bloqueado, pero al resultar muy peligrosa la caída de escombros, se limitó a arreglar la entrada al mismo, sin profundizar más. Aquel túnel hubo de esperar hasta el año 2007, cuando el conocido y polémico arqueólogo egipcio Zahi Hawass se puso manos a la obra junto a su equipo de ayudantes de confianza.
Primer plano del rostro de Seti I, cuya momia se halla en el Museo Egipcio de El Cairo. (Public Domain)
Durante las excavaciones aparecieron objetos muy interesantes, como dos ushebtis reales, un barco de fayenza y fragmentos de una piedra con el nombre de Seti I. Seguidamente apareció un tramo de escaleras en un corredor con 54 escalones y paredes lisas. Al final del corredor había un quicio de puerta y, tras él, se extendía un nuevo tramo de escaleras con otros 37 escalones en total, el último de los cuales −a 174,5 metros de la puerta de entrada a la tumba− había quedado a medio construir: un claro indicio de que el trabajo se abandonó en cuanto llegaron las noticias de que el faraón había fallecido.
Factum Arte y la digitalización
Ahora, según informaciones publicadas en el diario español “El Mundo”, los expertos de la empresa madrileña Factum Arte ya han comenzado a trabajar en el interior de tan magnífica tumba para construir una réplica exacta de la misma, tal y como hicieron anteriormente con la tumba del legendario faraón-niño Tutankamón.
"El objetivo es realizar un escaneado completo de la tumba y tenerla documentada tanto en 3D como en color. Hay elementos comunes entre ambos trabajos, pero es cierto que el reto de escanear a Seti I nos ha obligado a actualizar y mejorar toda la tecnología que usamos en Tutankamón. Desde entonces hemos desarrollado nuevos equipos. Ahora contamos con Lucila, un escáner específico para relieves y obras de arte en general. El equipo nos permite obtener una mayor resolución y calidad de información. Estamos, además, combinando este sistema con otros complementarios que han avanzado en los últimos años como la fotogrametría, la técnica para extraer información tridimensional a partir de múltiples fotografías", ha explicado a El Mundo el arquitecto Carlos Bayod, coordinador del proyecto.
El escáner 'Lucila' trabajando sobre una de las paredes de la tumba de Seti I. (Fotografía: FACTUM ARTE/El Mundo)
Un proyecto que comenzó en Londres, escaneando el sarcófago de alabastro translúcido hallado por Belzoni en la cámara funeraria del enterramiento. La pieza fue enviada al Reino Unido y −tras ser rechazada por el Museo Británico− fue adquirida por un coleccionista privado, Sir John Soane, quien la instaló en su casa-museo londinense. Los técnicos de Factum Arte dispararon hasta 4.500 fotografías que serán ensambladas para obtener un único archivo. Los datos ayudarán, además, a restaurar digitalmente el sarcófago.
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La tumba del faraón Seti I es una de las más grandes y mejor conservadas del Valle de los Reyes
Una vez finalizado el proceso de digitalización del sarcófago, el pasado mes de mayo se comenzaron a capturar, palmo a palmo, las pinturas que recubren los muros de la tumba KV17, en la que se representa a Seti I junto a diferentes divinidades o se revive la Apertura de la Boca: ceremonia en la que se animaba la estatua o momia del fallecido abriendo su boca y ojos para que el difunto pudiese comer y beber en la otra vida.
"Es una tarea compleja. Son 2.000 metros cuadrados que hay que documentar tomando fotos en pequeñas baldosas con un solapamiento de un 50%. Tenemos que controlar la iluminación y el color, editarlas y unirlas. Es un proceso similar al que seguimos con un tapiz o un cuadro en un museo. Tenemos la ventaja de que la superficie de la tumba es mate, pero están los inconvenientes de los cortes eléctricos o las dimensiones de un lugar en el que, además, hay vigas sujetando algunas zonas que pueden derrumbarse", ha reconocido al periódico El Mundo el fotógrafo Gabriel Scarpa, miembro del equipo.
El equipo de Factum Arte trabajando en la tumba de Seti I (KV 17). La tumba se encuentra cerrada al público desde mediados de los años 80. (Fotografía: Factum Arte)
El escaneado concluirá en tres años, y será entonces cuando se empiece a construir la réplica, que será fabricada en suelo egipcio e instalada junto a la de la tumba de Tutankamón. Mientras tanto, los científicos continuarán debatiendo sobre si la enigmática apertura, que en la cripta de Seti I conduce a una sala, toscamente excavada en la roca, podría ser el acceso a una cámara funeraria oculta.
"No son los hallazgos el objetivo de nuestro estudio, pero estaremos más que satisfechos si nuestra información puede resultar interesante para que expertos en Egiptología elaboren nuevas hipótesis. Las futuras generaciones siempre tendrán al alcance nuestro escaneado para seguir descubriendo nuevos detalles de monumentos tan impresionantes como éste", ha apostillado finalmente Carlos Bayod.
Imagen de portada: Parte del interior de la tumba de Seti I, la mayor sepultura del Valle de los Reyes descubierta hasta el momento. (Fotografía: El Mundo)
Autor: Mariló T. A.
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