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Expertos buscan ayuda para descifrar la misteriosa inscripción grabada sobre una antigua bola de piedra descubierta en Irak

Este pasado fin de semana, expertos en historia de todo Londres intentaban resolver el misterio astronómico de un antiguo "meteorito" grabado descubierto en Mesopotamia (hoy Iraq) por un explorador inglés del siglo XIX.

Sir Richard Francis Burton era un hombre polifacético: reconocido geógrafo, traductor, escritor, soldado, cartógrafo, espía, poeta, esgrimista y diplomático, famoso por sus exploraciones por Asia, África y América. Burton poseía un extraordinario conocimiento de numerosas lenguas y culturas, y, según escribía Mary Lovell en su libro de 1998 A Rage to Live (“Furia por vivir), hablaba 29 idiomas europeos, asiáticos y africanos, y tradujo al inglés tanto Las mil y una noches como el Kama Sutra.

 

 

Sir Richard Francis Burton, 1864 (Dominio público)

Sir Richard Francis Burton, 1864 (Dominio público)

La extraña bola descubierta por Burton

El personal del Museo Victoria y Alberto y el Museo de Historia Natural de Londres está analizando un hallazgo muy peculiar que perteneció en el pasado al explorador Burton y estuvo custodiado por el municipio de Richmond durante 60 años antes de que Mark De Novellis, comisario de la colección de arte de Richmond, decidiera intentar descifrar las curiosas marcas que se observan sobre la superficie de la pieza. Según un artículo publicado en The Independent, cuando Burton vio por primera vez la piedra afirmó que era “un meteorito”, y su esposa Isabel, que vendió más tarde los hallazgos de su marido tras la muerte de éste en 1890, clasificó la piedra como tal. Ahora, más de 120 años después de que el objeto fuese desenterrado, el Museo de Historia Natural de Londres confirmaba que de hecho la piedra era “terrestre y probablemente algún tipo de cuarzo.”

Los expertos piden ayuda para traducir el misterioso mensaje

Especialistas del Museo Victoria y Alberto han identificado parte de la inscripción de la piedra como cúfico, una solemne escritura árabe angular, de movimientos lentos, utilizada en monedas, lápidas y edificios. Con una composición rítmica y fuertemente horizontal de letras y palabras, este tipo de caligrafía recibió su nombre de la ciudad de Kufa (interior de Irak), y es una de las más antiguas formas de escribir en árabe. Al estar escritos los primeros ejemplares del Corán en caracteres cúficos, De Novellis deduce que “el origen de la piedra está entre los siglos VII y XII”.

La inscripción cúfica de la piedra coincide con la de un talismán similar que actualmente se encuentra en el Museo Victoria y Alberto, y De Novellis cree que la pieza “probablemente fuese un talismán utilizado en el Próximo Oriente medieval.” “Tengo la sensación de que cuando consigamos traducirla será de carácter místico o espiritual”, añadía De Novellis.

De Novellis está ahora pidiendo ayuda al público para poder descifrar el misterioso mensaje.

Manuscrito del Corán en escritura cúfica. Procede de Irán y data de finales del siglo XI. (Dominio público)

Manuscrito del Corán en escritura cúfica. Procede de Irán y data de finales del siglo XI. (Dominio público)

¿Formaba parte esta misteriosa bola del disfraz musulmán de Burton?

En 1853, disfrazado como musulmán, Burton hizo un famoso viaje a la Meca y visitó la Kaaba, la Gran Mezquita de La Meca, Arabia Saudita, donde pudo contemplar la Piedra Negra sagrada (en árabe: ٱلْحَجَرُ ٱلْأَسْوَد, al-Ḥajaru al-Aswad.) La Piedra Negra es una roca, a menudo descrita como un meteorito, que se encuentra en la esquina oriental de la Kaaba. Según la tradición musulmana fue enviada como guía a Adán y Eva para que construyeran un altar, y se cree que el profeta Mahoma la colocó intacta en los muros de la Kaaba en el año 605, cinco años antes de su primera revelación.

“La piedra grabada podría haber formado parte de su atavío y personaje, como algo que llevara alrededor de su cuello,” explica De Novellis. Según un artículo de World News, Burton no fue el primero que planteó la posibilidad de que la piedra fuese un “meteorito”, sino “Ernst Florens Chladni en 1794”. De Novellis cree que Burton “habría querido descubrir o poseer uno,” añadiendo que la idea de que fuese un meteorito “sólo ponía de manifiesto la imaginación de Burton, y creo que tenía ese tipo de mentalidad según la cual cualquier piedra que sea sagrada o mística es potencialmente extraterrestre, por lo que interpretó que se trataba de un meteorito.”

De Novellis también sugiere que, al ser Burton “famoso por cultivar su propio mito” y “trabajar cuidadosamente su imagen de atrevido y arriesgado lingüista y antropólogo,” podría haber tenido las miras puestas en su legado futuro. Burton “quería ser una leyenda,” siendo “un gran conocedor de los medios para su tiempo, y quiso presentarse de una determinada manera en sus numerosas y populares publicaciones.”

A usted le dejamos, lector, la decisión de si Burton era un extravagante creador de mitos, un fantasioso inocente desinformado o tal vez, sólo tal vez, un personaje poco creíble. Sea cual fuere el caso, la sorprendente bola de Burton aún encierra numerosos misterios por resolver.

Autor: Ashley Cowie

Este artículo fue publicado originalmente en www.ancient-origins.net y ha sido traducido con permiso.

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Ancient-Origins

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