Elaborado sepelio de un lince por indios americanos en un montículo fúnebre reservado para humanos
Hace unos 2000 años, las personas de Hopewell del occidente de Illinois sepultaron a un lince en el límite exterior de un montículo fúnebre que solía ser reservado para humanos. En un conmovedor gesto, la criatura fue adornada con un collar de dientes de oso y conchas marinas. El montículo es uno de los catorce que hay en la cima de una empinada vista al río Illinois, a unos 80 kilómetros al norte de San Luis.
Las Personas de Hopewell vivían junto a los ríos en el noreste y centro oeste de los Estados Unidos, entre el 200 a.C. y 500 d.C. en lo que se conoce como mediados del Período Silvícola. La sociedad estaba conformada por un número de comunidades conectadas por una red de rutas comerciales llamada Sistema de Intercambio de Hopewell. Ellos sepultaban a sus muertos en montículos dispuestos en grupos, de ellos, uno de los más impresionantes es el Mound City Group en Ohio. Sus aldeas generalmente consistían de edificaciones rectangulares hechas de quincha. A menudo utilizaban materiales exóticos como el cobre, micah y obsidiana para confeccionar sus obras de arte.
El experto en Hopewell, Kenneth Farnsworth dice que los aldeanos se habrían reunido para sepultar personas en los montículos, los cuales también servían como marcadores que indicaban que la localidad pertenecía a los ancestros tribales. Inicialmente, los montículos fueron excavados en 1980 en una superficie sobre la cual estaba proyectada una autopista. El más grande medía 28 metros de ancho y 2.5 metros de alto, y contenía los restos de 22 personas que estaban enterradas alrededor de una tumba central que contenía el esqueleto de un niño. También se descubrieron los restos de un animal pequeño junto con conchas marinas y pendientes hechos de dientes de oso. Al principio, los arqueólogos pensaron que era un animal canino, aunque las personas de Hopewell solían sepultar a sus perros en la aldea o alrededor de ella, no en montículos.
Los antiguos indios americanos sepultaron estos pendientes hechos de hueso y cuentas de conchas junto con el lince. (Kenneth Farnsworth)
Angela Perri, estudiante de Ph.D de la Universidad de Durham en el Reino Unido, descubrió unos años después que el animal de hecho era un gato. Ella estaba interesada en los antiguos sepelios de perros y se encontraba realizando una investigación en el museo cuando encontró los restos del animal.
"Apenas vi el cráneo, supe que definitivamente no era un perro." Dijo ella. "Era una especie de gato." La señora Perri es ahora una zoo arqueóloga del Instituto Max Planck de Antropología Evolucionista en Leipzig, Alemania. Después de analizar los huesos, encontró que el animal era un lince de unos 4 a 7 meses de edad. No había evidencia de que el lince hubiese sido sacrificado o asesinado de manera violenta. Además, había sido puesto en el montículo con mucho cuidado: sus garras habían sido colocadas juntas, por lo que era obvio que no lo habían arrojado a la tumba así nada más.
Kenneth Farnsworth quedó estupefacto cuando Perri le contó esto. Él jamás había visto antes algo así, ya que los montículos eran reservados específicamente para humanos. Esto quería decir que alguien pidió a otra persona que le permitiera sepultar el lince en ese lugar.
Cachorros de lince (Wikimedia Commons)
El lince (Lynx rufus) a menudo aparece en las leyendas de indios americanos y está asociado con el coyote, los dos animales relacionados con la niebla y el viento respectivamente. Por ejemplo, ellos son representados en la mitología de los Nez Percé como opuestos, como parte de un concepto filosófico de dualismo. También, se menciona en las leyendas Shawnee que el lince fue superado por un conejo que se refugió en un árbol. El lince recurrió al fuego para tratar de hacer salir al conejo, pero las brasas volaron por todos lados y cubrieron el pelaje del lince, de este modo obtuvo sus marcas distintivas. Otra tribu, los Mojave, practicaban el sueño ritualista del lince y el puma con la esperanza de que esto los ayudaría a desarrollar habilidades superiores para la caza.
Perri cree que un miembro de la comunidad había traído un lince del bosque e intentó criarlo, ya que es sencillo domesticar a los linces cuando están jóvenes. Ella también cree que el collar era una forma de gargantilla y que por lo tanto era probable que el animal hubiese sido una mascota. Sin embargo, el hecho de que fuese puesto en el montículo fúnebre en vez de colocarlo junto con los perros domesticados en otro lugar, sugiere que había un significado espiritual, quizá representaba la naturaleza espiritual del paisaje salvaje en el cual vivían las personas de Hopewell. El descubrimiento también puede proveer información acerca de la domesticación de otros animales, como los perros y los gatos domésticos modernos.
"Es sorprendente, maravilloso y extremadamente especial" le dijo la zoo arqueóloga Melinda Zeder a la revista Science. La señora Zeder trabaja en el Museo Nacional de Historia Natural en Washington D.C. del Instituto Smithsoniano.
El descubrimiento fue publicado por Perry, Farnsworth y un colega en el Midcontinental Journal of Archaeology.
Imagen: Un montículo fúnebre de la cultura Hopewell del Mound City Group en Ohio (Flickr)
Por Robin Whitlock
Traducido por Andrés González
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