Egiptóloga polaca descubre por casualidad los restos del templo perdido de Tutmosis I
Se ha comprobado que miles de bloques de piedra que se “ocultaron” durante décadas en un almacén cercano a Luxor son los restos del templo de Tutmosis I, que ya llevaba siendo buscado por los arqueólogos algún tiempo. Una egiptóloga polaca llamada Jadwiga Iwaszczuk ha sido quien ha descubierto el verdadero origen de los fragmentos del templo, hasta entonces erróneamente identificados.
Un descubrimiento fortuito
Tutmosis I organizó grandiosos proyectos de construcción durante su reinado (1506 a. C. – 1493 a. C.), entre ellos numerosos templos y tumbas. De hecho se cree que fue el primer faraón egipcio que ordenó la construcción de su propia tumba en el Valle de los Reyes cuando aún estaba vivo. Miles de años tras su muerte, los restos de su templo vienen a corroborar su rico legado arquitectónico.
Science & Scholarship in Poland informaba hace pocos días de que una egiptóloga del Instituto de Culturas Mediterráneas y Orientales de la Academia Polaca de Ciencias, llamada Jadwiga Iwaszczuk, realizó el descubrimiento accidental de fragmentos de bloques de piedra bellamente decorados que habrían servido para construir el templo de Tutmosis I. Los restos se encontraban en el almacén del Ministro de Antigüedades de Egipto, en una tumba adaptada para este propósito en la Necrópolis tebana, cerca de Luxor.
Restos del templo de Tutmosis I en Gurna: a día de hoy aún se puede observar a simple vista la base de una de sus columnas. (Fotografía: J. Iwaszczuk)
No obstante, el descubrimiento podría no ser tan casual ni una mera coincidencia como parece a simple vista. Justo al lado de la localización en la que tuvo lugar el descubrimiento está la casa en la que residen los arqueólogos polacos durante sus investigaciones en el templo de Hatshepsut (bajo la supervisión del Dr. Zbigniew E. Szafranski, del Centro Polaco de Arqueología Mediterránea de la Universidad de Varsovia). En consecuencia, los egiptólogos polacos visitaban el almacén bastante a menudo en su búsqueda de posibles bloques procedentes del templo de la reina Hatshepsut.
Claras evidencias revelan la verdadera identidad del “propietario” del templo
Los fragmentos almacenados procedían de excavaciones llevadas a cabo por uno de los muchos científicos egipcios involucrados en la exploración del lugar allá por los años 70 del pasado siglo. Iwaszczuk señala que este arqueólogo creyó erróneamente que lo que había descubierto era el templo de Cha-achet, de tiempos del reinado de Hatshepsut. Sin embargo, los restos de este templo fueron descubiertos hace unos pocos años por arqueólogos franceses en el templo de Ramsés II —el Ramesseum. “Mi investigación tuvo un resultado inesperado. Resultó ser que todos los fragmentos descubiertos procedían del templo de Tutmosis I. La localización de este templo —en las cercanías del templo de Tutmosis III— era conocida desde hace más de medio siglo. Hasta ahora los investigadores lo habían identificado erróneamente,” explicaba Iwaszczuk en declaraciones recogidas por Science & Scholarship in Poland.
La confirmación oficial de que el templo perteneció a Tutmosis I es su nombre, Khenemt-ankh, familiar para los egiptólogos por diversas fuentes escritas, un nombre que se puede encontrar en varios de los fragmentos arquitectónicos depositados en el almacén.
Fragmento de arquitrabe con el nombre del Templo de Tutmosis I, Khenemt-ankh. (Fotografía: J. Iwaszczuk)
Exhaustivos análisis revelan nueva información
El análisis epigráfico llevado a cabo por la egiptóloga polaca reveló nueva información, como por ejemplo que el templo de Tutmosis I fue encargado por su hija Hatshepsut. Dos tipos de piedra, caliza y arenisca, se emplearon para su construcción, un dato que Iwaszczuk considera muy interesante, ya que a lo largo del reinado de Hatshepsut la piedra caliza era el material preferido para la construcción. Por esta razón el templo de Hatshepsut en Deir el-Bahari fue construido enteramente de piedra caliza. En el templo de su padre, sin embargo, todos los elementos de soporte de los muros eran de arenisca, mientras que el material de relleno y los propios muros eran de piedra caliza.
Otro aspecto interesante que observó Iwaszczuk en la decoración del templo es cómo aparece sobre sus muros una de las más antiguas escenas de batalla con carros de guerra conocidas del antiguo Egipto. Por otro lado, el excelente estado de conservación de los fragmentos ha permitido a los investigadores llegar a la conclusión de que el templo fue reformado en algún momento de su historia.
Fragmento reconstruido de una escena de batalla con carros de guerra, decoración de los muros del templo de Tutmosis I. (Imagen: J. Iwaszczuk)
Hasta ahora el equipo de Iwaszczuk ha dibujado cerca de cinco mil bloques de piedra y fotografiado más de siete mil. “Finalmente, alcanzó su triste final: al igual que muchos otros templos tebanos, sirvió como cantera para cuencos de piedra por su material. Solo quedó el desecho no utilizado de postproducción, incluidos los relieves decorativos fragmentados que estamos empleando ahora para intentar recrear la totalidad de la forma del templo,” comentaba Iwaszczuk en Science & Scholarship in Poland, asegurando además que su equipo está llevando a cabo un trabajo exhaustivo para recrear por completo las escenas que ornamentaban en el pasado el imponente templo.
Cabeza de piedra expuesta en el Museo Británico, muy probablemente con la efigie de Tutmosis I (CC BY-SA 3.0)
Imagen de portada: Base de la estatua que ha permitido identificar los restos del edificio descubierto hace más de 40 años por el arqueólogo egipcio Abu el-Ayun Barakat. (Fotografía: J. Iwaszczuk)
Autor: Theodoros Karasavvas
Este artículo fue publicado originalmente en www.ancient-origins.net y ha sido traducido con permiso.
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