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Portada - El papiro descubierto en el año 2016 que confirma a Jerusalén como capital de Reino de Judea. (Fotografía: La Gran Época/Vídeo Autoridad de Antigüedades de Israel)

Descubierto papiro con la primera fuente hebraica no bíblica que confirma a Jerusalén como capital de Judea

Arqueólogos israelitas han hecho pública la existencia de un papiro de 2.700 años de antigüedad que confirma que la ciudad de Jerusalén fue la capital del reino de Judea. El nombre Judea es una adaptación de Judah y Jehud y corresponde con los territorios al Sur de Israel.

“Esta es la fuente hebraica no bíblica más antigua sobre la existencia de Jerusalén. Pruebas de la paleografía de las letras, y de carbono-14, indicaron que el papiro debe datarse en el siglo VII a. C., al final del período del Primer Templo. La mayoría de las letras son claramente identificables”, ha destacado la Autoridad de Antigüedades de Israel (AAI), al anunciar los hallazgos. El período del Primer Templo de Jerusalén abarca una época anterior a la primera gran destrucción de la ciudad por parte de los babilonios.

 

 

El profesor Shmuel Ahituv ha explicado que el documento acredita el pago de impuestos y transferencias de bienes hacia los almacenes de Jerusalén, que aparece mencionada como la capital del Reino de Judea. Además, en él se nombra a una sirvienta del rey y detalla el estado del envío por parte de una importante mujer hacia la capital judía. La palabra Jerusalén aparece escrita con una letra Yod adicional: Yerushalayim, tal como se pronuncia en el hebreo moderno. El papiro fue encontrado por la Unidad de Prevención de Robos de la AAI. El equipo lo presentó en conferencia de prensa, señalando que fue robado de una de las grutas del desierto de Judea.

El papiro fue descubierto por la Unidad de Prevención de Robos de la AAI. (Fotografía: La Gran Época)

El papiro fue descubierto por la Unidad de Prevención de Robos de la AAI. (Fotografía: La Gran Época)

El área donde se recuperó es una zona estrictamente vigilada, ya que contiene numerosas cuevas en piedra caliza entre acantilados, ubicadas en la ruta del mar Muerto. En ellas se han encontrado valiosos documentos como los Manuscritos del Mar Muerto y las cartas de Bar Kokba.

“El documento está realizado en papiro, un tipo de papel producido a partir de cañas vegetales, y en él pueden leerse dos líneas de inscripciones en antigua escritura hebrea. El certificado constituye una evidencia, extremadamente rara, de la existencia de un reino organizado con gobierno en Judá. Además hace hincapié en la centralidad de Jerusalén como capital económica del reino en la segunda mitad del siglo VII antes de Cristo. Según marcan las tradiciones, en esa época Jerusalén estaba gobernada por Manasés de Judá”, agregó la AAI.

En los textos hasta ahora conocidos, por haber sido incluidos en la Biblia, se menciona a Josías como rey de Judea entre los años 838 a. C. y 798 a. C., y a Manasés entre los años 797 y 768 antes de Cristo. Según la Universidad Hebrea, el siglo VII a. C. estuvo marcado por cambios esenciales para los reyes de Judea. En aquella época se produjo el colapso del Imperio Asirio, que durante décadas había ejercido su dominio sobre Judea. Esta situación fue aprovechada por el rey Josías para anexionar diversas regiones del norte a su reino.

Arqueólogos y especialistas realizando trabajo de campo en las cuevas de la ruta del mar Muerto. (Fotografía: La Gran Época/ Autoridad de Antigüedades de Israel)

Arqueólogos y especialistas realizando trabajo de campo en las cuevas de la ruta del mar Muerto. (Fotografía: La Gran Época/ Autoridad de Antigüedades de Israel)

En cambio, durante los cincuenta y cinco años de reinado de Manasés, diversos estudios de la Universidad de Oxford destacan que “se habrían reasentado los pueblos destruidos por los asirios durante el gobierno imperial de Senaquerib y resurgido con un nuevo comercio industrial, fortaleciendo a Jerusalén y a la corona”. Por tanto, el papiro que confirma a Jerusalén como capital del Reino de Judea sienta un precedente nuevo en relación con las ciudades míticas más importantes de la historia del Próximo Oriente.

Las leyendas cuentan que Jerusalén era en un principio la ciudad de los jebuseos, y que más tarde, mil años antes de Cristo, fue conquistada por el Rey David de Israel y anexionada como capital de su reino, que incluía Judea. Un siglo más tarde Judea se independizó, instaurando a Jerusalén como su capital. Pero Jerusalén sufrió el dominio de los asirios, a quienes debió pagar tributos. Posteriormente, los babilonios arrasaron la ciudad.

Durante el reinado persa de Ciro El Grande, los judíos deportados volvieron a Jerusalén y la reconstruyeron. Sin embargo, la ciudad fue conquistada por Alejandro Magno y, tras él, por el Imperio Seléucida, para más tarde soportar el asedio romano y acabar formando parte del Imperio Bizantino.

Murallas de Jerusalén. (Public Domain)

Murallas de Jerusalén. (Public Domain)

En el siglo VI Jerusalén pasó a ser conquistada por los Sasánidas, y luego por los musulmanes, que la anexionaron a Damasco. Durante un milenio numerosas batallas se sucedieron contra sus muros intentando liberarla. Para evitarlo, el sultán otomano Solimán construyó las actuales murallas de la ciudad, de unos 4,5 kilómetros de extensión y hasta 3 metros de espesor, levantando cuatro puertas en ellas: la Puerta de Damasco, la Puerta de Sion, la Puerta de Jaffa y la de los Leones, que hoy invitan a los visitantes a adentrarse en su ancestral historia.

Imagen de portada: El papiro descubierto en el año 2016 que confirma a Jerusalén como capital de Reino de Judea. (Fotografía: La Gran Época/Vídeo Autoridad de Antigüedades de Israel)

Autor: La Gran Época

Este artículo fue publicado originalmente en La Gran Época y ha sido publicado en www.ancient-origins.es con permiso.

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