Balas de plomo de hace 1.800 años: el arma secreta de Roma para infundir terror en sus enemigos
Los arqueólogos han desenterrado en Escocia un conjunto de balas romanas de plomo, proyectiles para hondas que fueron utilizados por los romanos en sus guerras contra sus ‘bárbaros’ enemigos del norte de Gran Bretaña. Se ha descubierto que estas balas producían un ruido sibilante al ser arrojadas y atravesar el aire, sonido que se cree que servía a los romanos para infundir terror en sus enemigos hace 1.800 años.
Según un artículo publicado recientemente en LiveScience, estas balas han sido descubiertas en Burnswark Hill, en el sudoeste de Escocia. El hallazgo fue realizado durante las excavaciones de un campo de batalla en el que tuvo lugar un ataque en masa de un ejército romano en el siglo II d. C.
Burnswark Hill, Escocia (geograph.co.uk)
Los trabajos de excavación han estado encabezados por John Reid, miembro del Trimontium Trust, sociedad escocesa para el estudio de la historia que está dirigiendo la primera investigación arqueológica de importancia llevada a cabo en el yacimiento de Bursnwark Hill en los últimos 50 años. Las balas pesan aproximadamente una onza (30 gramos), y presentan una perforación de unos 5 milímetros de diámetro. Los investigadores creen que este orificio estaba expresamente diseñado para dotar a estas vertiginosas balas de un agudo zumbido o ruido sibilante en su vuelo, convirtiéndolas de este modo en lo que los historiadores han dado en llamar un “arma terrorífica”.
John Reid lo explica con más detalle en declaraciones recogidas por LiveScience:
No se trata simplemente de unas balas silenciosas pero mortales volando hacia el enemigo; producirían además un agudo zumbido que habría mantenido a los defensores con la cabeza agachada. A todo ejército le gusta disfrutar de alguna ventaja sobre sus oponentes, de modo que ésta era una ingeniosa ventaja obtenida al modificar los proyectiles para hondas.
Algunas de las balas para hondas halladas en el antiguo campo de batalla de Burnswark Hill, situado en Escocia. Las dos más pequeñas, en la hilera inferior de la fotografía, presentan un orificio que produce un agudo silbido al ser arrojadas con fuerza estas balas. Fotografía: John Reid/Trimontium Trust
Aproximadamente el 20% de los proyectiles de plomo para hondas descubiertos en Burnswark Hill presentaban una perforación. Eran también más pequeñas que las balas habituales, por lo que los investigadores deducen que los honderos probablemente fueran capaces de arrojar varias de ellas de una sola vez. El tamaño de las balas posibilitaba lanzarlas en grupos de tres o cuatro, de modo que los honderos conseguían provocar así un efecto de ráfaga. Los investigadores creen que se empleaban para “hostigar al enemigo a corta distancia”.
Los proyectiles de hondas son un hallazgo muy común en las excavaciones relacionadas con batallas del ejército romano en Europa. Los más grandes tienen una forma similar a un limón y pesan hasta 2 onzas (60 gramos). Las balas más pequeñas, que recuerdan a una bellota, son habituales en el yacimiento escocés de Burnswark Hill. Además de los romanos, los griegos también utilizaban honderos en sus batallas. Sin embargo, los investigadores sugieren que los orificios de los proyectiles griegos contenían veneno. Algunas de las balas incluían mensajes escritos destinados a burlarse del enemigo. Como explica el autor Mark Miller en este artículo publicado por Ancient Origins:
“La costumbre de escribir mensajes sobre los proyectiles se remonta como mínimo a la época Bíblica, y continúa vigente aún a día de hoy entre israelíes, jordanos, estadounidenses y otros. La práctica se convirtió en algo común a escala industrial para los antiguos griegos y romanos, que fabricaban en moldes proyectiles de plomo para hondas con mensajes burlones en relieve como ‘¡ay!’, ‘Encuentra un buen sitio’, y ‘¡Allá va un caramelito!’.
Proyectiles de honda de la antigua Grecia con inscripciones. En una de las caras aparece un rayo alado, y en la otra, escrito en griego, “chúpate esa”, en relieve. (Wikimedia Commons)
Los antiguos griegos y romanos producían cantidades masivas de proyectiles de plomo para hondas, en ocasiones utilizando moldes y otras veces simplemente hundiendo un dedo en la arena y vertiendo plomo fundido en el agujero. Los mensajes que los antiguos romanos escribían en los proyectiles de sus hondas iban desde el nombre del comandante de la unidad de honderos, o del conjunto de sus tropas, a mensajes invocando a un dios, deseando algún mal a sus enemigos o insultándoles.
Estos proyectiles lanzados por medio de una honda llegaban más lejos que una flecha y ocasionaban daños devastadores, aunque imperceptibles, a aquellos enemigos a los que golpeaban, según antiguas fuentes. El plomo es un muy buen material para proyectiles, ya que por su alta densidad incluso pequeños proyectiles de plomo son lo suficientemente pesados como para ser efectivos, siendo difíciles de ver y de esquivar por su pequeño tamaño.”
Cuando los romanos atacaron en Burnswark Hill, las hondas eran empleadas principalmente por unidades especiales de tropas auxiliares (!auxilia”), reclutadas para combatir junto a las legiones romanas. En épocas antiguas, las islas Baleares, archipiélago español del Mediterráneo occidental, eran famosas por dotar al ejército romano de sus mejores honderos. Estas tropas formaban parte del ejército de Julio César cuando éste invadió sin éxito Gran Bretaña en los años 55 a. C. y 54 a. C.
La misión de un hondero no era fácil, pero su estrategia resultaba muy efectiva. Podemos leer en Current Archeology que los proyectiles de 50 gramos podían arrojarse al menos hasta una distancia de 200 metros y alcanzar velocidades de 160 km/h. Estos datos implican que una bala romana arrojada por una honda contenía solo un poco menos de energía cinética que un disparo realizado por una Magnum 44.
El yacimiento arqueológico de Burnswark Hill se encuentra a pocas millas de distancia de la línea de fortificaciones romanas y el Muro de Adriano. El ataque de los romanos quizás fue parte de la campaña militar de Antonino Pío, sucesor de Adriano. La guerra contra las tribus escocesas se prolongó durante 20 años, hasta el 158 d. C., cuando los romanos renunciaron a sus planes de conquistar estas tierras.
Imagen de portada: Hondero espartano listo para disparar su honda. (Imagen: Shumate)
Autor: Natalia Klimzcak
Este artículo fue publicado originalmente en www.ancient-origins.net y ha sido traducido con permiso.
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