Antiguo anillo romano de oro y ónice con imagen de Cupido se expondrá en breve en un museo inglés
Un magnífico anillo de oro y ónice del siglo IV d. C. en el que aparece la imagen del dios Cupido y que fue descubierto por un buscador aficionado equipado con un detector de metales, será expuesto en breve en un museo inglés. Eros o Cupido era considerado por algunos sabios de la antigüedad una fuerza primordial que prevalecía sobre los demás dioses. Un mito más reciente sobre este dios es el de su amor por Psique, a la que Cupido rescató. Psique era una mujer de belleza inenarrable que se convirtió en inmortal tras su matrimonio con Cupido celebrado en el Olimpo.
Un adolescente y alado Cupido, al que también se conoce como Eros, aparece desnudo grabado sobre el pétreo nicolo (un tipo de ónice), apoyado sobre una columna y empuñando una antorcha. Las escuetas alas que nacen en los hombros de esta figura le identifican como Cupido, escribe Sally Worrell, del Portable Antiquities Scheme (“Plan para Antigüedades Portátiles”) en la revista Britannia. El anillo pudo haberlo llevado un hombre o una mujer. Un buscador aficionado equipado con un detector de metales descubrió el anillo cerca de Tangley, Inglaterra, e informó a las autoridades de antigüedades por motivos legales, como leemos en el artículo de LiveScience sobre este hallazgo. El anillo será expuesto en el Andover Museum, situado en la localidad del mismo nombre, tras haber sido adquirido por el Servicio de Museos de Hampshire.
Los investigadores conocen varios anillos más en los que aparece representado Cupido. El diseño de este anillo en concreto llevó a Worrel y a su colega y coautor John Pearce del King’s College de Londres a la conclusión de que había sido fabricado en torno al siglo IV d. C.
El buscador aficionado encontró el anillo con el detector de metales en el año 2013, leemos en LiveScience. Inmediatamente informó al Portable Antiquities Scheme, encargado de la gestión de este tipo de hallazgos. Los buscadores aficionados pueden utilizar detectores de metales en busca de objetos valiosos siempre que no lo hagan en yacimientos arqueológicos que estén siendo excavados oficialmente e informen de cualquier hallazgo de metales preciosos.
“Joven defendiéndose de Eros,” 1880, óleo de William-Adolphe Bouguereau (Wikimedia Commons)
En un principio, Eros estaba considerado como una de las fuerzas de los elementos del universo, o quizás como la fuerza de los elementos, aunque no se encontraba entre los 12 dioses olímpicos principales y se decía que era anterior a ellos. Del dios del amor (“Eros” significa amor íntimo o sexual) decían algunos en la antigüedad que estaba por delante de todos los demás. El antiguo filósofo griego Platón escribió sobre Eros en El Banquete:
‘De acuerdo pues,’ dijo Aristófanes, ‘Voy a hablar de Eros de una manera diferente. Me parece a mí que nadie tiene la más remota idea acerca de su poder. Pues si la tuvieran, le levantarían templos y altares magníficos, y le ofrecerían suntuosos sacrificios. No como ahora, que nada de esto se hace, aunque desde luego se debería. ¿Hay acaso algún dios que haga más por los hombres que Eros? Es el que más cuida de nosotros; el que más nos protege; es el mejor médico que existe, especialmente si se ha contraído algún mal cuya cura sea la mayor fortuna de la que pueda disfrutar un hombre.’
Robert Graves escribió en su libro Los Mitos Griegos que según algunos eruditos de la antigüedad Eros habría nacido del “huevo cósmico” y era el dios primigenio “ya que, sin él ningún otro podría haber nacido; le consideraban contemporáneo de la Madre Tierra y el Tártaro, y negaban que hubiese tenido padre o madre, de no ser Ilitía, diosa de los nacimientos.”
En la Nueva Enciclopedia Larousse podemos leer que Eros era desconocido en la época de Homero, y que hizo su primera aparición en la Teogonía de Hesíodo. “Su función era coordinar los elementos que forman el universo. Es él quien ‘trae armonía al caos’ y permite que la vida se desarrolle.” En esta definición se le considera una deidad primitiva, “una personificación semiabstracta de una fuerza cósmica,” que tenía poco que ver con el Cupido de épocas posteriores. En otras palabras, el anillo romano del siglo IV d. C. descubierto en Inglaterra es una representación muy posterior al nacimiento del mito.
Cierto tiempo después de que Eros hiciera su aparición en la literatura de la Antigua Grecia, Cupido se convirtió en un niño o muchacho que disparaba las flechas del deseo y el amor “que al clavarse removían los fuegos de la pasión en todos los corazones,” leemos en la Nueva Enciclopedia Larousse.
Cupido y Psique, escultura del siglo XVIII obra del francés Claude Michel; nótense los “putti”, querubines o pequeños ángeles alados que estaban inspirados en la icónica y habitual representación de Cupido. (Foto: Barry Green/Wikimedia Commons)
Aunque algunos dicen de él que nació de la Madre Noche o de la eclosión del huevo cósmico, otros afirman que era hijo de Hermes y Afrodita, y que por tanto era un hermafrodita, uno de los tres sexos originales—hombres, mujeres y criaturas que combinaban aspectos tanto masculinos como femeninos. Aun había quienes decían de Eros que era hijo de Afrodita, la diosa del amor, y Zeus o Ares. Si había que designarlo con algún título, se le llamaba Amor, hijo del Amor.
En un principio se le representaba simplemente como un falo, al igual que a su supuesto padre Hermes. En relatos más recientes se decía que había rescatado a Psique, cuyo nombre significa “alma”, de un promontorio sobre el que había sido abandonada por orden de la diosa de la belleza Afrodita, celosa de la célebre belleza de Psique. Afrodita envió a un monstruo a la cima de este monte para que la devorase. Pero Céfiro, a quien también se ha identificado como padre de Eros, la arrebató y la llevó hasta un magnífico palacio. Allí era visitada en la oscuridad de la noche por un misterioso ser que decía ser su esposo. “Ella no podía ver sus rasgos, pero la voz de él era dulce, y sus conversaciones estaban llenas de ternura,” leemos en el Larousse. Él la obligó a jurar que jamás le miraría. Pero cuando las hermanas de Psique, llenas de envidia, le hablaron diciéndole que su misterioso visitante probablemente fuera un espantoso monstruo, ella decidió mirar su rostro una de esas noches con la ayuda de una lámpara, revelándose así ante sus ojos “el ser más encantador del mundo.” Mientras le contemplaba, Psique derramó accidentalmente una gota de aceite caliente sobre el brazo de Eros y le despertó.
Cupido la castigó por su falta de fe y la llevó de vuelta a la cima del monte. Ella intentó matarse arrojándose a un río, pero no lo consiguió, ya que las aguas la condujeron dulcemente hasta la orilla. Cuando Afrodita multiplicó los tormentos de Psique y la sometió a terribles pruebas, una fuerza misteriosa la ayudó a sobrevivir. Eros, que aún la amaba y la protegía, se sintió conmovido por su arrepentimiento e imploró a Zeus que les permitiera volver a reunirse. Zeus accedió e hizo a Psique inmortal. Finalmente, Eros y Psique se casaron en el Olimpo entre el regocijo y las celebraciones de los dioses.
Imagen de portada: La imagen de Cupido fue grabada sobre nicolo, un tipo de ónice. A continuación la piedra fue engarzada en el anillo de oro. (Foto: Hampshire Cultural Trust)
Autor: Mark Miller
Traducción: Rafa García
Este artículo fue publicado originalmente en www.ancient-origins.net y ha sido traducido con permiso.
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