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Portada - Hatshepsut (catch22/deviantart)

Senenmut, íntimo consejero de Hatshepsut: el amante de la reina de Egipto

Quizás la más grande reina del antiguo Egipto aparte de Cleopatra VII fue Hatshepsut, que reinó del 1473 a. C. al 1458 a. C., aunque no fue la primera mujer que asumió el poder como monarca en solitario de las Dos Tierras. Pero Hatshepsut sin duda se labró su propia fama, a pesar de los intentos de su sobrino e hijastro Tutmosis III por borrarla de la historia, y también la de sus seres queridos, entre ellos el jefe de su gobierno (y su posible amante), Senenmut.

Vida de Hatshepsut

Empecemos con un poco de intrahistoria. Los ancestros de Hatshepsut de la dinastía XVIII reunificaron las Dos Tierras de Egipto y dejaron un legado de poderosos monarcas—y también de poderosas mujeres. Ahhotep, madre del faraón guerrero Amosis I, ejerció una gran influencia religiosa y política en su época, llegando a concedérsele la máxima condecoración militar del antiguo Egipto, la Mosca de Oro; Amosis-Nefertari, hermana y esposa de Amosis, actuó como regente y fue incluso deificada. Como observa la egiptóloga Kara Cooney en su reciente biografía de Hatshepsut, The Woman Who Would Be King, (‘La mujer que se convirtió en rey’), los faraones de la primera mitad del período de la Dinastía XVIII fueron reconocidos como afamados guerreros y conquistadores.

 

 

Hatshepsut era hija del faraón Tutmosis I, cuyo linaje probablemente no fuera de la realeza en un principio, y de su Gran Esposa Real Amosis (posiblemente emparentada con él y de linaje real), y nació en algún momento entre los años 1508 a. C. y 1500 a. C. Fue ésta una época de gran auge para Egipto. Amosis solo dio hijas a Tutmosis I, de modo que cuando éste murió hacia el año 1492 a. C., su hijo varón de otra esposa de menor categoría, Tutmosis II, le sucedió.

Tutmosis I tal y como aparece retratado en el templo de Hatshepsut de Deir el-Bahri. Imagen: Paul James Cowie/Wikimedia Commons.

Tutmosis I tal y como aparece retratado en el templo de Hatshepsut de Deir el-Bahri.  Imagen: Paul James Cowie/Wikimedia Commons.

Para consolidar su poder, el nuevo rey se casó con su media hermana Hatshepsut, que aportó a la pareja su sangre real y su autoridad; este tipo de matrimonios incestuosos eran habituales entre la realeza egipcia. Las mujeres de la familia del faraón no contraían matrimonio con hombres de otras familias, sino que habitualmente se casaban con el propio faraón (para darnos cuenta de ello solo tenemos que echar un vistazo a las Cartas de Amarna). Al igual que su madre, Hatshepsut no tuvo hijos varones. De hecho sólo tuvo una hija, Neferure, que se casó con su propio medio hermano Tutmosis III. Este faraón era hijo de Tutmosis II y (¿lo adivinan?) otra esposa de menor categoría.

Existía la costumbre en el antiguo Egipto de que si un faraón moría cuando su heredero era aún demasiado joven, la reina podía ejercer como regente hasta que el nuevo rey alcanzara la mayoría de edad. Y eso fue precisamente lo que hizo Hatshepsut con su hijastro Tutmosis III… solo que siete años más tarde empezó a adoptar diversos títulos faraónicos para sí misma—quizás en un principio para reafirmar el poder que heredaría el pequeño Tutmosis—acabando por autoproclamarse ‘rey’. De hecho, Hatshepsut aparece a menudo en las estatuas de la realeza representada como un hombre ataviado con galas regias, y se llamaba a sí misma “Hijo (del dios sol) Ra, Hatshepsut Khenemet-Amón, a quien Ra ha dado la vida eternamente,” como se puede leer en cierta inscripción de uno de los monumentos del Templo de Karnak.

Su Alteza el Ministro

Uno de los consejeros más cercanos a Hatshepsut, su mayordomo de hecho, era un hombre del pueblo llano que se introdujo en la política de la corte de los faraones, de nombre Senenmut. Accedió por primera vez a la corte de Hatshepsut durante el reinado de Tutmosis II, y se convirtió en tutor de su única hija. La estrecha relación de Senenmut con Neferure queda patente por las diez estatuas que encargó en las que aparece con ella. En varias se le puede observar con la niña en su regazo, o sentado detrás de ella a modo de guardián, destacando su cercanía (literal) a la familia real y la gran confianza que se depositaba en él. En cierta inscripción Senenmut se declara a sí mismo “un dignatario amado de su señor…quien me revistió de nobleza ante las Dos Tierras e hizo de mí el portavoz principal de su estado y juez del país entero.”

Senenmut abraza a Neferure en una de las estatuas en las que aparecen juntos. Museo Británico. (Lenka P/Flickr)

Senenmut abraza a Neferure en una de las estatuas en las que aparecen juntos. Museo Británico. (Lenka P/Flickr)

Senenmut ocupaba asimismo una elevada posición en el Templo de Amón, la institución religiosa más importante de su época, administrando sus vastos recursos. También supervisó la construcción de los obeliscos de Hatshepsut en Karnak, y probablemente ocupara asimismo algún cargo de responsabilidad en la construcción del complejo funerario de Hatshepsut situado en Deir el-Bahri; cierto monumento expuesto en la actualidad en el Museo Británico se refiere a Senenmut como “Supervisor de Todas las Obras del Rey.”

Quizás el dato más revelador de su estrecha relación con Hatshepsut sea el hecho de que su nombre aparece grabado en Djeser-Djeseru, el templo funerario de Hatshepsut… y en que una de sus dos tumbas fuera construida en Deir el-Bahri. En un antiguo graffiti hallado en Asuán, donde Senenmut supervisaba la extracción de granito, ambos aparecen retratados cara a cara. Parece ser que Senenmut deseaba permanecer cerca de su señora por siempre, incluso en el más allá.

Templo funerario de Hatshepsut. (MusikAnimal/Wikimedia Commons)

Templo funerario de Hatshepsut. (MusikAnimal/Wikimedia Commons)

Pero, ¿revelan estos extraordinarios honores que existiera una relación amorosa entre ambos? Hatshepsut jamás volvió a casarse, y al parecer Senenmut tampoco tomó a ninguna mujer por esposa. Como apunta Cooney, Hatshepsut muy bien podría haber tenido amantes cuyos nombres desconocemos. Un graffiti hallado en una tumba de Deir el-Bahri nos muestra a un hombre anónimo manteniendo una relación sexual con una mujer anónima, situada delante de él y sobre cuya cabeza se observa lo que podría ser una tiara o corona real egipcia.

Por desgracia para los defensores de la teoría de que Hatshepsut y Senenmut eran amantes, en el graffiti no aparece el nombre de estos individuos. Tampoco hay ninguna evidencia de que el antiguo graffiti sea de la época de Hatshepsut, por lo que no existe ninguna prueba de que se trate de la reina y su ministro. Incluso si aparecieran explícitamente sus nombres junto al dibujo, ¿quién nos puede asegurar que el artista anónimo estuviese diciendo la verdad?

Tras la muerte de Hatshepsut, su hijastro Tutmosis III dio orden de que el nombre de su madrastra, que aparecía en multitud de inscripciones grabadas sobre monumentos, fuese borrado por completo. Algunos de los monumentos de Senenmut fueron también destruidos, aunque su eliminación no parece sistemática. En ocasiones se borra su nombre, y su sarcófago fue destrozado, pero otras estatuas suyas se encontraron intactas. ¿Fue esta destrucción también obra de Tutmosis? Según algunos historiadores habría sido la propia Hatshepsut quien se volvió contra Senenmut y provocó estos destrozos.

El hijastro de Hatshepsut, Tutmosis III, intentó borrar de la historia todo rastro de su madrastra. (Wikipedia)

El hijastro de Hatshepsut, Tutmosis III, intentó borrar de la historia todo rastro de su madrastra, la que fue reina de Egipto (Wikipedia)

¿Qué propósito podía encerrar la eliminación del nombre de un individuo? Los egipcios creían que la conservación del nombre era una condición vital para la supervivencia del alma; de hecho se consideraba que el nombre formaba parte del propio ser del difunto. Al eliminar los nombres de la mujer que usurpó su trono y su (quizás) fiel servidor, Tutmosis les estaba condenando por toda la eternidad. Pero a pesar de todo, el legado de Senenmut llegó hasta nosotros finalmente como parte del impresionante reinado de Hatshepsut.

Imagen de portada: Hatshepsut (catch22/deviantart)

Autor: Carly Silver

Este artículo fue publicado originalmente en www.ancient-origins.net y ha sido traducido con permiso.

 

Fuentes:

Cooney, Kara. The Woman Who Would Be King: Hatshepsut's Rise to Power in Ancient Egypt. New York: Crown, 2014. Graves-Brown, Carolyn. Dancing for Hathor: Women in Ancient Egypt. New York: Continuum, 2010.

Roehrig, Catharine H., ed. Hatshepsut: From Queen to Pharaoh. New York: Metropolitan Museum of Art, 2005.

Taterka, Filip. “Hatshepsut and Senenmut or the Secret Affairs of Egyptian State.”

Cupido Dominandi: Lust for Power—Power Over Lust, May 2014, University of Warsaw, Warsaw, Poland. 2015.

Van de Mieroop, Marc. A History of Ancient Egypt. Malden, MA: Blackwell, 2011.

Imagen de ancient-origins

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