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Portada - Detalle de una estatuilla de bronce de Imhotep. (Welcome Images/CC BY-SA 4.0)

Imhotep: el Leonardo da Vinci del antiguo Egipto

Si nos sumergimos en las profundidades del Antiguo Egipto, encontraremos a un personaje que cambió radicalmente a la sociedad egipcia y, sin embargo, es un tanto desconocido. Su figura me ha apasionado desde siempre, a pesar de que no conocemos mucho sobre él. No obstante, gracias a su trabajo, Egipto pasó de construir pequeñas edificaciones en adobe –y, a veces, piedra– a levantar inmensos monumentos. Estamos hablando, por supuesto, de Imhotep.

Su nombre significa “el que viene en paz” e, independientemente de la cantidad de cargos que ostentara –sumo sacerdote de Heliópolis, tesorero del rey-faraón, chaty (algo parecido a primer ministro), astrónomo, arquitecto y médico–, fue un sabio. Es decir, un Leonardo da Vinci del antiguo Egipto, que ha pasado sin pena ni gloria por los libros de texto. Pero los antiguos egipcios si le reconocieron su valía, hasta el punto que lo convirtieron en dios y peregrinaban al complejo arquitectónico de Saqqara, para de este modo donarle sus ofrendas y pedirle que sanara a los enfermos. Especialmente en la época ptolemaica.

 

 

La pirámide escalonada

Su gran obra fue la primera pirámide de la historia. En contraposición con las pirámides posteriores de la IV dinastía, ésta fue levantada con bloques pequeños, evitando así los problemas de transporte. Empezó siendo una mastaba que se fue agrandando hasta alcanzar seis grandes niveles con una altura total de unos 60 metros.

Complejo funerario de Saqqara. (Olaf Tausch/GNU Free)

Complejo funerario de Saqqara. (Olaf Tausch/GNU Free)

No sabemos qué llevó a Imhotep a modificar la mastaba primigenia y ampliarla en altura. Hay quienes piensan que el muro que rodeaba al recinto impedía su visión desde fuera. Personalmente no creo que un genio como él no previera este problema. Quizás simplemente estaba sujeto a los caprichos del rey y tuvo que modificarla por órdenes de éste.

El rey Zoser lo tenía en alta estima. Prueba de ello es el siguiente hallazgo. Corría el año 1926 y en el transcurso de una excavación apareció una estatua del faraón Zoser, con el nombre de Imhotep y la siguiente inscripción en su peana: “Canciller del rey en el Bajo Egipto, Primero después del Rey, Administrador del Gran Palacio, Noble Heredero, Gran Sacerdote de Heliópolis, Carpintero, Escultor y Fabricante de vasijas de piedra”.

Es decir, si el faraón estaba asimilado a un dios en la tierra y sus estatuas eran un reflejo suyo donde entraba el “ka” del mismo, el hecho de que el nombre de Imhotep aparezca en una de ellas constituye un símbolo de una grandeza sin igual. Pero ¿qué hizo este hombre para hacerse digno de tal mérito?

Esquema de las diferentes fases constructivas de la pirámide de Saqqara. (Imagen: Historia Enigmática).

Esquema de las diferentes fases constructivas de la pirámide de Saqqara. (Imagen: Historia Enigmática).

En el Imperio Medio, más de 500 años después de su muerte, los escribas antes de disponerse a escribir cualquier texto sobre el papiro realizaban el siguiente rito: derramaban unas gotas de agua de su paleta de colores, a modo de libación, en honor del sabio Imhotep, quien todavía permanecía en la mente de los egipcios.

Sabemos que entre sus obras destacaban los “textos sapienciales”, textos filosóficos sobre la vida que se han perdido y que conocemos solo a través de referencias, pero podemos suponer que pudieran parecerse a las máximas de Ptahotep o las instrucciones de Sesostris.

Sus obras médicas

La medicina en el antiguo Egipto era una mezcla mágico-religiosa que muchas veces no obtenía resultado beneficioso para el enfermo. La mayoría de tratados que nos encontramos son de esta índole. Sin embargo, en el papiro denominado Edwin Smith –atribuido originalmente a Imhotep, aunque se cree que también pudieron participar en su redacción más médicos–, se detallan 48 casos clínicos de heridas de guerra sin curas mágicas (excepto 1 de ellos) con diagnósticos médicos basados en un enfoque racional.

Fragmento del papiro Edwin Smith. Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, Estados Unidos (Dominio público)

Fragmento del papiro Edwin Smith. Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, Estados Unidos  (Dominio público)

Lo más sorprendente en este papiro es el uso de opiáceos como anestesia y algunas prácticas quirúrgicas. Los pasos utilizados en la medicina egipcia son similares a los actuales: 1) Síntomas: 2) Diagnóstico 3) Veredicto 4) Tratamiento

Según un grabado de una losa sepulcral de Saqqara, Imhotep preconizaba la aplicación de presión en las arterias carótidas para calmar el dolor de cabeza, al disminuir de este modo el flujo de sangre al cerebro. Imhotep afirmaba que el pulso era un índice del corazón y de las condiciones del enfermo.

El enigma de su tumba

La tumba de Imhotep jamás ha sido encontrada. Se han realizado numerosas campañas para tal efecto, pero los resultados han sido totalmente infructuosos. La imaginación vuela soñando con la cantidad de tesoros y escritos que debe contener la tumba de este genio. ¿Estará enterrado en Saqqara? Probablemente, pero hasta ahora solo podemos hacer suposiciones. Como dice Nacho Ares: su descubrimiento sería incluso más grandioso que el de la tumba de Tutankamón, aunque de encontrarse es más que probable que haya sido saqueada.

Panorámica del Templo de Imhotep en Philae, Egipto. (Olaf Tausch/GNU Free)

Panorámica del Templo de Imhotep en Philae, Egipto. (Olaf Tausch/GNU Free)

¿El José de la Biblia?

Cerca de Asuán, se encontró una estela grabada en una roca de granito. Conocida como Estela del Hambre, en ella se nos cuenta que Egipto se encontraba en un periodo de sequía y hambruna. Dice Zoser sobre ella: “En un período de siete años, el grano ha sido escaso, y lo poco que había se secó”.

El caos reinaba por doquier y el faraón estaba desesperado. Por ello mandó a buscar a Imhotep para obtener su consejo. Imhotep le puso en contacto con el dios Jnum, el cual le comunicó que se acabarían los SIETE años de hambruna, al tiempo que le dio las instrucciones necesarias acerca de las piedras y minerales que debía utilizar para levantar santuarios y una capilla a su señor. Esto último ha sido interpretado por algunos investigadores, como el químico francés Davidovits, como los “ingredientes” necesarios para la fabricación de piedras artificiales.

Para finalizar, Zoser da órdenes a sus súbditos y exige ciertas cosas: “Los campesinos que trabajan sus campos con sus trabajadores, y que traen el agua a sus tierras fértiles, almacenarán su cosecha en su granero, exceptuando lo que adeudan.”

Estela del Hambre en la Isla de Sehel, Egipto. (Dominio público)

Estela del Hambre en la Isla de Sehel, Egipto. (Dominio público)

Esta estela es interesante al contrastarla con los siguientes versículos del Génesis bíblico:

15 Y dijo Faraón a José: Yo he tenido un sueño, y no hay quien lo declare; mas he oído decir de ti, que oyes sueños para declararlos. 16 Y respondió José á Faraón, diciendo: No está en mí; Dios será el que responda, paz a Faraón. 17 Entonces Faraón dijo a José: En mi sueño parecíame que estaba a la orilla del río:[…] 29 He aquí que vienen siete años de grande hartura en toda la tierra de Egipto: 30 Y levantarse han tras ellos siete años de hambre; y toda la hartura será olvidada en la tierra de Egipto; y el hambre consumirá la tierra; […] 35 Y junten toda la provisión de estos buenos años que vienen, y alleguen el trigo bajo la mano de Faraón para mantenimiento de las ciudades; y guárdenlo. 36 Y esté aquella provisión en depósito para el país, para los siete años del hambre que serán en la tierra de Egipto; y el país no perecerá de hambre. (Génesis 41)

Estatuilla en bronce de Imhotep. Museo del Louvre. (Louvre/CC BY-SA 2.0)

Estatuilla en bronce de Imhotep. Museo del Louvre. (Louvre/CC BY-SA 2.0)

Si seguimos leyendo el Génesis, vemos aún más correlaciones con la figura de Imhotep:

38 Y dijo Faraón a sus siervos: ¿Hemos de hallar otro hombre como éste, en quien haya espíritu de Dios? 39 Y dijo Faraón a José: Pues que Dios te ha hecho saber todo esto, no hay entendido ni sabio como tú: 40 Tú serás sobre mi casa, y por tu dicho se gobernará todo mi pueblo: solamente en el trono seré yo mayor que tú. 41 Dijo más Faraón a José: He aquí yo te he puesto sobre toda la tierra de Egipto. 42 Entonces Faraón quitó su anillo de su mano, y púsolo en la mano de José, e hízole vestir de ropas de lino finísimo, y puso un collar de oro en su cuello; (Génesis 41)

¿Es este el motivo por el que la figura de Imhotep se engrandeció hasta el punto que aparece su nombre en la propia estatua del faraón? Recordemos el pie de la estatua: “Primero después del Rey”.

Finalmente, la Biblia nos cuenta en Génesis 50,26 que José fue embalsamado a la edad de 110 años. ¿Embalsamado? Entiendo que en la Biblia aparece que José fue momificado. Por lo que su tumba podría estar aún ahí, en alguna parte, esperando ser encontrada.

Imagen de portada: Detalle de una estatuilla de bronce de Imhotep. (Welcome Images/CC BY-SA 4.0)

Autor: Bran RowanHistoria Enigmática

Este artículo fue publicado originalmente en Historia Enigmática y ha sido publicado de nuevo en Ancient Origins en Español con permiso.

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