Enterrado tres veces: el misterio de las tumbas del faraón Akenatón
El faraón Akenatón es uno de los reyes más misteriosos del antiguo Egipto. Los investigadores han descubierto hasta la fecha tres tumbas dedicadas a él: todas ellas llenas de aún más secretos. Estas tumbas, no obstante, proporcionan sin duda pistas fascinantes acerca de la vida de este enigmático faraón.
Akenatón fue el sucesor de su padre Amenhotep III, uno de los faraones más exitosos de la época del Imperio Nuevo. Sin embargo, Akenatón no era el príncipe heredero con el que soñaba su padre. Su cuerpo era endeble, y su espíritu soñador como el de un poeta: no exactamente el candidato idóneo para convertirse en faraón. Pero a pesar de estas aparentes limitaciones, su reinado se convirtió en uno de los períodos más recordados de toda la historia del antiguo Egipto.
El hogar de Akenatón se encontraba en Tebas, pero más tarde creó su propia ciudad, a la que bautizó como “Horizonte de Atón”, en lo que hoy se conoce como Tell-el-Amarna. Akenatón creía que esta ciudad sería también su lugar de descanso definitivo, su destino final y un monumento que le daría fama eterna. Desgraciadamente para él, su fama tuvo más que ver con la belleza de su esposa y la tumba de su hijo: el efímero faraón Tutankamón.
Colosal estatua de Akenatón, del Templo de Atón que se encuentra en Karnak. Museo Egipcio de El Cairo. (Gérard Ducher/CC BY SA 2.5)
La tumba WV25
La tumba WV25 fue descubierta en el año 1817 por Giovanni Batista Belzoni, aventurero y viajero italiano del siglo XIX. Belzoni viajó a Egipto a principios del siglo XIX y desenterró de la arena muchos antiguos monumentos. Belzoni suponía que esta tumba pertenecía al Tercer Período Intermedio. Es posible que descubriera un enterramiento colectivo de esta época en su interior. La descripción que hace Belzoni de esta tumba nos habla de ataúdes característicos del intervalo comprendido entre las dinastías XXI y XXVI.
Muchas décadas después de su descubrimiento, el equipo de Otto Schaden limpió la tumba y la identificó como la posible tumba de Akenatón. Según las conclusiones de su trabajo, la tumba había sido dispuesta para un monarca que reinó entre Amenhotep III y Ay. Fue creada con un diseño característico de la dinastía XVIII. Sin embargo, resulta difícil encontrar en ella alguna evidencia relacionada con Akenatón. Solo el análisis y la datación de la tumba nos llevan a pensar que fue construida para albergar los restos mortales de Akenatón.
Planta, alzado y perspectiva isométrica de la tumba WV25, realizados mediante un modelo tridimensional de la misma. (R.F.Morgan/CC BY SA 3.0)
El misterio de la tumba KV55
La tumba KV55, destruida casi por completo, fue descubierta el 3 de enero del año 1907 por Edward Russell Ayron, uno de los miembros del equipo de Theodore Davis. Se encuentra unos pocos metros al oeste de la tumba de Ramsés IX (KV6). Aunque está muy deteriorada, a día de hoy sigue siendo una de las tumbas más famosas del Valle de los Reyes.
La tumba fue evidentemente saqueada y destrozada en tiempos antiguos, pero aún albergaba tesoros que asombraron a los investigadores que la descubrieron. La lista de sus hallazgos es impresionante. Según Nicholas Reeves y Richard H. Wilkinson, la tumba KV55 contenía: un relicario con sus accesorios (de madera, de bronce y dorados), rosetas mortuorias (de oro y bronce), fragmentos de un féretro (de oro), un ataúd junto con sus accesorios, un uraeus de la estatua, el zócalo de la estatua (de madera), figuritas de Bes, cierres para pendientes, un pectoral de oro con la figura de un buitre, un collar de flores con incrustaciones de oro, ornamentos para collares, placas, amuletos, cuentas, fragmentos de láminas de metal, vasos canopos de calcita, una cabeza de ganso (de plata), fragmentos de cajas y muebles, una inscripción en hierático (grabada en madera), herramientas y fragmentos de herramientas, ladrillos, cuchillos, boomerangs, papiros, cajas, guijarros y algunos pequeños objetos rituales, además de un ostracón con un dibujo.
Pectoral real del antiguo Egipto con la figura de un buitre (Ulises Muñiz/CC BY SA 2.0) y vaso canopo de alabastro con la efigie posiblemente de una reina de la época de Amarna (Keith Schengili-Roberts/CC BY SA 2.5). Ambas piezas fueron descubiertas en la tumba KV55.
Algunos de estos elementos pertenecieron a la segunda esposa de Akenatón, Kiya, conocida como Gran Esposa Amada, a su padre Amenhotep III o a su madre Tiye. Uno de los sellos de arcilla lleva el nombre de su hijo Tutankamón.
Pero el descubrimiento más importante de todos fue el del esqueleto de un hombre que había sido sometido a una momificación muy precaria. Tras muchos años de debate sobre este punto, la mayor parte de los investigadores están de acuerdo en que estos restos pertenecen al faraón Akenatón. Según las pruebas de ADN realizadas, el hombre descubierto en la tumba KV55 fue padre de Tutankamón.
El cuerpo yacía en el interior de un ataúd bajo la efigie de un faraón sin rostro, lo que sugiere que los sacerdotes castigaron de este modo a Akenatón. En el antiguo sistema de creencias egipcio, un individuo cuyos retratos e inscripciones con su nombre fuesen destruidos pasaría la vida eterna ignorando su identidad.
Ataúd Real profanado, descubierto en la tumba KV55. (Hans Ollermann/CC BY 2.0)
La casa para la eternidad de Amarna
La tumba atribuida a Akenatón que se encuentra en esta ciudad fue descubierta por gentes del lugar en torno a los años 1887-88. La tumba fue destruida casi por completo tras la muerte del rey, y algunos de sus relieves sufrieron daños, aunque muchos otros sobrevivieron. Una de las cámaras estaba quizás dedicada a la madre de Akenatón, la reina Tiye, y otra a su hija Meketatón.
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Los elementos funerarios descubiertos en el interior de esta tumba eran muy fragmentarios. En el transcurso de sus exploraciones, los investigadores hallaron fragmentos de vasijas, un sarcófago de granito rojo de Akenatón, un cofre canópico, un féretro con la efigie de un león, una maqueta de un barco (de madera), fragmentos de muebles, el modelo de un escultor, una estela de piedra caliza, cabezas de uraeus, incrustaciones, ostracones, joyas, un cuchillo, piezas de tela, una especie de ‘boomerang’ y algunos otros elementos de otros objetos. Los investigadores encontraron también algunos huesos que no han sido identificados hasta ahora, y que es probable que sean humanos.
La decoración de la tumba fue destruida tras la muerte de Akenatón. Sin embargo, algunas de las más famosas representaciones de aquella familia real llegaron hasta nosotros. La mejor conocida es una en la que se puede ver a Akenatón, Nefertiti y sus cinco hijas en el altar de un templo realizando ofrendas a Atón. También se conoce una imagen de Meketatón en la que aparece con una niñera que sostiene a un niño de corta edad de la familia real. Todos estos relieves fueron realizados en el característico estilo de la época de Akenatón.
Relieve en caliza que probablemente formaba parte de un altar de adoración familiar. Dinastía XVIII, reinado de Akenatón. (Public Domain)
La sombra de un antiguo faraón
Akenatón es aún a día de hoy un personaje muy misterioso para los investigadores. Existen muchas lagunas en su biografía. Sin embargo, sus tres tumbas han aportado una gran cantidad de información acerca de la vida en su época, y siguen contándose en la actualidad entre los lugares más “mágicos” de Egipto.
Imagen de portada: Relieve en el que aparece representada una escena de adoración a Atón. (Public Domain)
Autor: Natalia Klimczak
Este artículo fue publicado originalmente en www.ancient-origins.net y ha sido traducido con permiso.
Fuentes:
Dodson A., Amarna Sunset: Nefertiti, Tutankhamun, Ay, Horemheb, and the Egyptian Counter-Reformation, 2009
Reeves N., Akhenaten: Egypt's False Prophet, 2005
Aldred, C., Akhenaten: King of Egypt, 1991.
Reeves N., Wilkinson R.H., The Complete Valley of the Kings, 2008.
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