La batalla naval de Actium: la derrota definitiva de Marco Antonio y Cleopatra
La batalla de Actium fue una catástrofe para los sueños e ilusiones de Cleopatra VII y Marco Antonio. La famosa pareja creía estar bien preparada para enfrentarse al ejército combinado comandado por Octavio, pero los hechos acabarían por demostrar que estaban equivocados.
Los muy diversos números de las fuerzas en combate
Según algunos investigadores, las fuerzas de Octavio para esta batalla incluían 250 galeras, 16.000 infantes y 3.000 arqueros. En el bando opuesto, Cleopatra y Marco Antonio disponían de 290 galeras, 50 transportes, 20.000 infantes y 2.000 arqueros. Con estos números, resulta sorprendente a primera vista que las fuerzas de Cleopatra y Marco Antonio perdieran la batalla.
‘Marco Antonio y Cleopatra’, óleo de Lawrence Alma Tadema pintado en 1885. (Public Domain)
Según Plutarco, el ejército del que disponía la famosa pareja era aún mayor. El historiador escribe que sus fuerzas incluían no menos de 500 barcos, 100.000 legionarios e infantes y 12.000 hombres a caballo. Contarían asimismo con el apoyo de aliados: Boco de Libia, Tarcondemo de la Cilicia superior, Filadelfo de Paflagonia, Sadalas de Tracia, Mitrídates de Comagene y Arquelao de Capadocia. Plutarco sugiere que Octavio llegó a la batalla con solo 250 navíos, 80.000 hombres de a pie y 12.000 hombres a caballo.
En diversas fuentes podemos leer que la flota de Marco Antonio y Cleopatra contaba con 230 naves, 50.000 marineros y 115.000 soldados. Al mismo tiempo, Octavio habría navegado hacia el este con 100 barcos y 120.000 soldados. Antes de que diera comienzo la batalla de Actium, Agripa, hombre de confianza de Octavio, se unió a su flota con 300 galeras de guerra.
Estatua de un joven Octavio. (c. 30 a. C.) (Public Domain)
Cuando los dos ejércitos se encontraron en el mar Jónico, cerca de la península de Actium, la magnitud de las fuerzas de las que disponía Octavio aterrorizó a Cleopatra. Aunque ella también parecía encontrarse bien preparada para la batalla, le preocupaba el hecho de que su propio ejército procediera de diversas naciones, y que por esta razón su lealtad no fuera tan firme como entre las filas de Octavio.
Por otro lado, la batalla podría haberse perdido por la decisión tomada por uno de los generales de Marco Antonio, Quinto Delio, justo antes de dar comienzo la batalla. Quinto Delio desertó y se pasó a las filas de Octavio, comunicándole todos los planes de Marco Antonio para la batalla al futuro emperador. Ni siquiera la impresionante experiencia en combate que atesoraba Marco Antonio fue suficiente para derrotar a las fuerzas de Octavio, asesorado asimismo por expertos consejeros.
Mapa de la batalla de Actium. (Future Perfect at Sunrise/CC BY SA 3.0)
Una batalla que cambió el mundo
La batalla significó el principio del fin para Cleopatra y Marco Antonio. Marco Antonio se rindió el primero. Se sintió vencido por la ansiedad y perdió las ganas de vivir. Todas las descripciones conocidas de la batalla narran su desarrollo más como un culebrón que como un pulso entre líderes serios. Plutarco, por ejemplo, escribe sobre la batalla:
... Marco Antonio dejó bien claro a todo el mundo que no se sentía dominado por los sentimientos de un comandante ni por los de un hombre valeroso, ni siquiera por sí mismo, sino que como alguien dijo bromeando que el alma de un amante habitaba en el cuerpo del ser amado, se sentía él arrastrado por aquella mujer (Cleopatra) como si hubiera pasado a formar parte de ella, y debía ir allá donde ella fuera. Ya que apenas vio Marco Antonio el barco de su amada abandonando la formación se olvidó de todo lo demás, traicionó a sus hombres y huyó del lado de aquellos que estaban luchando y muriendo en su nombre. Marco Antonio se embarcó en un quinquerreme en el que Alexas el Sirio y Escelio eran sus únicos acompañantes, y salió en persecución de aquella mujer que ya le había arruinado y le arruinaría de forma aún más definitiva. Cleopatra le reconoció e izó una señal en su barco; de este modo, Marco Antonio alcanzó la nave de Cleopatra y fue recogido a bordo, pero no la vio ni fue visto por ella. En lugar de eso, caminó en solitario hasta la proa y se sentó en silencio, apoyando la cabeza entre sus manos.
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En el transcurso de la batalla, al menos 200 de las naves de Cleopatra y Marco Antonio fueron hundidas o capturadas. Hasta 5.000 de sus soldados murieron, mientras que las bajas entre las fuerzas de Octavio fueron de menos del 50% de esta cantidad. Los preparativos para esta batalla naval consumieron la mayor parte de los recursos de Egipto, y su tesorería quedó vacía. La famosa pareja, acostumbrada a vivir en el bello palacio blanco de Alejandría, estaba ahora contra las cuerdas.
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Consecuencias de la batalla
En menos de un año después de la batalla, el mundo de Cleopatra y Marco Antonio se vino abajo. El príncipe heredero Ptolomeo César fue asesinado, y Marco Antonio se suicidó. Cleopatra momificó el cuerpo de su amante y poco después se reunió con él en el más allá. El reino de la última reina de Egipto se convertiría en provincia romana durante los próximos siglos. La antigua civilización jamás recuperaría el poder que poseyó en el pasado. Con la llegada de los beduinos árabes a Egipto, aquella mítica nación acabó siendo poco más que una sombra de su antigua gloria.
La batalla de Actium fue un acontecimiento de gran importancia en la antigüedad. La caída de la pareja de Alejandría ofreció a Octavio la oportunidad de expandir el poder del Imperio Romano, y no la desaprovechó. Un año más tarde derrotó definitivamente a la última reina de Egipto en Alejandría. El 2 de septiembre del año 31 a. C., Octavio Augusto puso fin a la historia de una civilización que llevaba existiendo más de 4.000 años.
‘Muerte de Cleopatra’ (1881), óleo de Juan Luna. (Public Domain)
Con el paso del tiempo, Cleopatra se convirtió en un icono de la cultura popular, y la batalla de Actium fue presentada no solo como el ocaso de la última reina de Egipto, sino también como el momento en el que Octavio Augusto mostró su cara más oscura. Sin embargo, podría decirse también que Cleopatra y Marco Antonio fueron víctimas de su propia arrogancia y falta de pericia estratégica.
Imagen de portada: ‘La batalla de Actium, 2 de septiembre del 31 a. C.’, óleo de Laureys a Castro (Public Domain)
Autor: Natalia Klimczak
Este artículo fue publicado originalmente en www.ancient-origins.net y ha sido traducido con permiso.
Fuentes:
Aleksander Krawczuk, Kleopatra, 1969.
Aleksander Krawczuk, Oktawian August, 1964.
Joyce Tyldesley, Cleopatra. Last Queen of Egypt, 2008.
Joann Fletcher, Cleopatra the Great. The Woman Behind The Legend, 2008.
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