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Portada - Relieve de la expedición de Hatshepsut en el templo de Hatshepsut, Deir el-Bahari, Luxor, Egipto. (Bernard Dupont/Flickr)

Las expediciones de los faraones egipcios al mítico país de Punt

Durante siglos, cientos de arqueólogos, egiptólogos e historiadores fueron en busca de las maravillosas tierras del país de Punt, pero nadie ha logrado encontrar nunca su localización concreta. ¿Existió realmente Punt? Hay numerosas referencias que nos hacen creer que Ta Necher, el país del dios, como lo llamaban los antiguos egipcios, fue mucho más que una leyenda o un mito.

Ya desde la dinastía V se tienen referencias sobre él, siendo el faraón Sahura quien enviase una de las primeras expediciones egipcias a dicho país. Pero también lo harían otros faraones como Mentuhotep III y Sesostris III, llegando a quedar inscritas tales expediciones en la mismísima Piedra de Palermo.

 

 

La "Piedra de Palermo", gran fragmento de piedra tallado con caracteres jeroglíficos, de gran importancia para la cronología del Antiguo Egipto. Museo Arqueológico regional de Palermo, Italia. (Dominio público)

La "Piedra de Palermo", gran fragmento de piedra tallado con caracteres jeroglíficos, de gran importancia para la cronología del Antiguo Egipto. Museo Arqueológico regional de Palermo, Italia. (Dominio público)

Punt se convirtió en una fuente inagotable de riquezas para Egipto: animales exóticos, oro, piedras preciosas, maderas, perfumes y ricos inciensos abastecieron al “país de la tierra negra” durante varias expediciones organizadas por diferentes faraones. Pero fue, sin duda, la expedición dirigida por la reina Hatshepsut, ya en la dinastía XVIII, de la que más y mejores registros poseemos. Las paredes de su templo en Deir el Bahari son testigos de su campaña. Y así quisieron contárnoslo.

“Exploraré las rutas hacia Punt, descubriré los caminos hacia las terrazas de mirra, tras guiar a la tropa por mar y tierra para traer maravillas de la Tierra del dios para este dios que ha creado sus perfecciones…Traen muchas maravillas y toda clase de productos típicos de la Tierra del dios a por los que tu majestad les envió: montones de terrones de mirra y árboles de mirra fresca con cepellón, plantados en el patio de ceremonias para ser vistos por todos los dioses…El jefe de Punt, Palhu, su esposa Aty, sus dos hijos, de su hija y del asno que carga con su esposa…Cargando pesadamente los barcos con las maravillas del país del Punt: todas las buenas maderas aromáticas de la Tierra del dios, montones de resina de mirra, jóvenes árboles de mirra, ébano, marfil puro, oro verde de Amu, madera de cinamomo, madera-hesyt, incienso-ibemut, incienso, pintura de ojos, monos, babuinos, perros, pieles de pantera del sur, y siervos y sus hijos…”

Detalle de escultura de Hatshepsut, dinastía XVIII del antiguo Egipto, c. 1473 a. C. – 1458 a. C. Caliza endurecida, Museo Metropolitano de Arte, Nueva York. (Postdlf/GNU Free)

Detalle de escultura de Hatshepsut, dinastía XVIII del antiguo Egipto, c. 1473 a. C. – 1458 a. C. Caliza endurecida, Museo Metropolitano de Arte, Nueva York. (Postdlf/GNU Free)

Aunque la localización de Punt ha llevado a los expertos a pensar que su ubicación más probable fuera la actual Etiopía o las costas de Eritrea, lo cierto es que no se han encontrado restos o fauna similar a la descrita en los relieves de Deir el Bahari que certifiquen que la lejana tierra de Punt se encontrara allí.

Aunque la relación entre Egipto y Punt sea un misterio, no es menos cierto que debió de ser cercana. Un claro ejemplo de ello lo tenemos en la tumba KV50, del Valle de los Reyes (una tumba de pozo, sencilla y de reducidas dimensiones), donde se encontraron las momias de un perro y un babuino momificados. En realidad, en esta tumba fueron hallados varios animales que han sido considerados animales de compañía del rey Amenhetep II, aunque se trate de una conjetura, ya que realmente no disponemos de datos lo suficientemente concretos como para poder afirmarlo rotundamente. También podrían ser animales que hubieran pertenecido a cualquier otro individuo enterrado en la zona. Llegados a este punto, hay que señalar que se han analizado algunos de estos babuinos procedentes del Valle de los Reyes y se ha podido constatar que su lugar de origen se halla entre las tierras de lo que hoy son Eritrea y Etiopía. Un detalle importante y curioso, ya que nos ayudaría a situar el país de Punt en dicha región, donde los conocidos relieves de Hatshepsut nos cuentan cómo una gran cantidad de babuinos fueron llevados desde Punt hasta Egipto.

Posible localización geográfica del misterioso país de Punt (Imagen: Historia Enigmática)

Posible localización geográfica del misterioso país de Punt (Imagen: Historia Enigmática)

Más de un mileno duró el comercio de materias primas entre Egipto y Punt. Finalmente, Punt desapareció del mundo egipcio y de su historia. Resulta un tanto extraño que tratándose de unas tierras tan ricas y abundantes -y con las que Egipto mantenía tan buenas relaciones-, sus relaciones desapareciesen al mismo tiempo -y del mismo modo- en que desapareció la reina Hatshepsut. Y es que a la imagen de la reina se le aplicó la conocida “Damnatio memoriae”, en un intento de borrar de la historia su reinado y su paso por el trono egipcio, condenando además el ka de la reina para que jamás alcanzara los campos del Ialu, aunque el efecto producido haya sido justo el contrario al que se pretendía, ya que el magnetismo y la atracción por Hatshepsut no han cesado de crecer con el paso de los siglos.

La vida y la leyenda de la reina Hatshepsut y la tierra de Punt permanecerán unidas por siempre. Ambas son un misterio, ambas un enigma, ambas una fascinación. Y es que sus destinos, al menos por el momento, seguirán formando parte de los secretos de la tierra negra.

Momias de perro y babuino encontradas en la tumba KV50, descubierta en 1906 por Edward Ayrton. (Fotografía: Historia Enigmática)

Momias de perro y babuino encontradas en la tumba KV50, descubierta en 1906 por Edward Ayrton. (Fotografía: Historia Enigmática)

Imagen de portada: Relieve de la expedición de Hatshepsut en el templo de Hatshepsut, Deir el-Bahari, Luxor, Egipto. (Bernard Dupont/Flickr)

Autor: Carolina GarcíaHistoria Enigmática

Este artículo fue publicado originalmente en Historia Enigmática y ha sido publicado de nuevo en Ancient Origins en Español con permiso. 

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