Religión y abundancia unidas a través del tiempo
Se considera en la actualidad que la religión tiene su origen en la moral. Pero ese no fue siempre el caso, según afirman los investigadores. Los académicos llevan sospechando desde hace tiempo que las religiones principales del mundo moderno nacieron de importantes movimientos espirituales que surgieron en Eurasia hace unos 2.500 años debido a una explosión demográfica y a la consiguiente necesidad de crear un orden moral a partir de lo que podría haber sido un caos en comunidades cada vez de mayor tamaño. Sin embargo, un reciente estudio pone en tela de juicio esta teoría, proponiendo que en la antigüedad la abundancia y la mejora del nivel de vida motivaron el auge de las religiones enfocadas en la moral. ¿Es este un caso de ‘más dinero, más moralidad’?
El autor que dirige el estudio publicado en la revista de ciencia Current Biology (Biología Actual), Nicolas Baumard, investigador científico en la École Normale Supérieure (Escuela Normal Superior) de París cree que las filosofías de las religiones más importantes de hoy día — Budismo, Islam, Hinduismo, Judaísmo y Cristianismo — surgieron en su origen porque las poblaciones de las grandes civilizaciones de Eurasia empezaron a gozar de una mayor disponibilidad de energía, tiempo libre y riqueza.
“Los autores investigaron variables relacionadas con la complejidad política y los niveles de vida. La riqueza apareció como un factor determinante en el auge de las religiones enfocadas en la moral, en particular el acceso a la energía. En muy diferentes culturas las religiones moralizantes emergieron bruscamente cuando los miembros de su población fueron capaces de obtener 20.000 calorías de energía al día, lo que incluía alimento (para los humanos y el ganado), combustibles y materias primas,” según informa Scientific American.
Los investigadores proponen que el recién logrado acceso a fuentes constantes de alimento y combustible, y no tener por tanto la obligación de preocuparse por problemas inmediatos como vivienda o predadores permitió a las gentes de las antiguas civilizaciones relajarse y centrar sus pensamientos en el sentido de la vida, la vida tras la muerte y las responsabilidades morales. Cuando la energía abundaba las poblaciones tenían menos necesidad de competir con sus vecinos, cooperaban más y lo más importante, empezaban a considerar estrategias a largo plazo en lugar de buscar un beneficio inmediato a corto plazo.
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Baumard explica que aunque la religión a día de hoy se asocia a menudo con la autodisciplina, la moral, el ascetismo, la moderación y la compasión, la espiritualidad del pasado más remoto no invertía necesariamente en tales conceptos. Las primeras sociedades de cazadores-recolectores tenían tradiciones espirituales que se centraban en rituales, sacrificios, ofrendas, tabúes y protección contra el mal o las desgracias.
¿Carecían los pueblos de la prehistoria de moral religiosa porque debían luchar por su supervivencia bajo duras condiciones o sufriendo escasez de recursos? Una familia de Neanderthales en Eurasia, durante el Pleistoceno (Wikimedia Commons)
Todo esto cambió entre el 500 a. C. y el 300 a. C. en la “Era Axial“, cuando nuevas creencias y una convergencia cultural casi simultánea surgió en diferentes lugares de Eurasia como Grecia, la India y China, bajo las formas de Estoicismo, Jainismo y Budismo.
De acuerdo con el estudio, “Todas estas doctrinas enfatizaban el valor de la 'trascendencia personal', la noción de que la existencia humana tiene un propósito, diferente al éxito material, que se apoya en una existencia moral y el control de los propios deseos mundanos a través de la moderación (en la comida, el sexo, la ambición, etc.), el ascetismo (ayuno, abstinencia, desapego), y la compasión (ayudar, sufrir con el prójimo).”
La auto-negación se consideraba uno de los medios de alcanzar una mayor comprensión espiritual o una existencia más pura. Para decirlo en pocas palabras “Necesitas tener más para ser capaz de querer tener menos,” explica Baumard.
Ascetas preparando y fumando opio en el exterior de una vivienda rural en la India. Gouache pintado por un seguidor de Chokha, alrededor del 1810. (Wellcome Images, página web gestionada por Wellcome Trust, una fundación caritativa global con sede en el Reino Unido.)
Baumard y sus colegas no están necesariamente convencidos de que las antiguas sociedades con religiones moralizantes funcionaran mejor, sin embargo. Según dice, “Algunos de los más notables imperios de la antigüedad tenían sin excepción dioses rotundamente no-morales. Pensemos en Egipto, el Imperio Romano, los Aztecas, los Incas y los Mayas.”
El equipo también reconoce que la moral es independiente de las religiones, y puede haber formado parte de la condición humana desde mucho tiempo antes de que las religiones principales se centraran en ella.
Ascetas Sikh comportándose indebidamente: preparan drogas, se entregan a la pereza, practican la mendicidad y llevan a los jóvenes por el mal camino. Litografía por transferencia de color. (Wellcome Images, página web gestionada por Wellcome Trust, una fundación caritativa global con sede en el Reino Unido.)
Por supuesto, algunos han puesto en tela de juicio los descubrimientos del estudio.
La antropóloga Barbara King del College of William & Mary sugiere que la moral es algo inherente a los humanos, y que fue visiblemente más obvia cuando una cuenta calórica razonable pasó a estar disponible. King declaró a Scientific American, “Los antropólogos y psicólogos han descubierto profundas raíces de moral y compasión en otros primates. No veo la razón por la que no asumir que una moral y una compasión cosmológicas fueran importantes para los antiguos grupos de cazadores-recolectores”
Edward Slingerland, historiador de religión de la antigua China en la Universidad de la Columbia Británica opina que la investigación tiene mérito, pero que los conceptos que expresa están obsoletos. Los estudiosos de la religión dudan en la actualidad de la cronología de la Era Axial. Según declaró Slingerland a la revista Science, “En la antigua China se puede afirmar que gran parte del material moralizante es probablemente anterior a esa época.”
En su lugar, Slingerland opina que la creencia en un dios moral y la práctica de la moralidad ayudan a suavizar las relaciones con los extranjeros, que pueden tener la necesidad de cooperar al crecer y hacerse más complejas las sociedades.
Hilera de Budas. Jan/Flickr (CC BY-ND 2.0)
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En un artículo escrito sobre este tema por la estudiante de graduado en psicología en la universidad de Yale Konika Banerjee y el profesor de psicología Paul Bloom, el patrón aparentemente se invierte después de un tiempo.
En “Religión: Más Dinero, Más Moral” publicado en Current Biology, Banerjee y Bloom escriben, “A día de hoy, los países más ricos son en realidad los menos religiosos, mientras que países menos ricos tienden a ser mucho más religiosos. Puede existir de hecho una especie de relación en forma de “U” invertida entre la riqueza de una sociedad y las religiones moralistas. Cierto umbral de riqueza se debe traspasar para que surjan las religiones moralizantes, pero una riqueza que vaya más allá puede de hecho promover la secularización, al menos en el mundo moderno.”
Monje asceta ruso, 1897. Wikimedia Commons
“Esto nos parece muy básico a día de hoy, pero esta paz mental era algo totalmente nuevo en aquella época,” declaró Baumard a Science Daily. “Los humanos que viven en sociedades tribales o incluso en imperios arcaicos a menudo sufren hambre y enfermedades, o viven en casas muy rudimentarias. En contraste, el alto incremento de población y el ritmo de urbanización de la Era Axial sugieren que, para cierta gente, las cosas empezaron a ir mucho mejor.”
Imagen de portada: Mural en templo de Laos que representa al Buda, Bodhisattva Gautama llevando a cabo prácticas ascéticas extremas antes de su iluminación. Un dios está supervisando sus esfuerzos, y le proporciona cierta protección espiritual. Los cinco monjes al fondo son sus futuros 'primeros cinco discípulos.' Public Domain
Autor: Liz Leafloor
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