Un misterio por resolver: ¿cómo vestía realmente Jesús de Nazaret?
En las últimas décadas, la cuestión del posible aspecto de Jesús ha surgido una y otra vez. Mucho se ha hablado de la reconstrucción digital de un hombre de Judea creada para el documental de la BBC, ‘Son of God’ (“Hijo de Dios”) en el año 2001. Este estudio se basaba en un antiguo cráneo y, utilizando la última tecnología del momento, reconstruía el rostro de un tipo robusto con una expresión un tanto preocupada.
Acertadamente, el tono de piel es aceitunado, y los cabellos y la barba negros y más bien cortos, pero la nariz, labios, cuello, ojos, párpados, cejas, cobertura de grasa y la expresión son totalmente conjeturales. Ponerle carne a cráneos antiguos no es una ciencia exacta, ya que el tejido blando y el cartílago nos son desconocidos.
Sin embargo, para mí como historiador tratar de visualizar a Jesús con precisión es también una forma de entender a Jesús con mayor precisión.
El Jesús que hemos heredado de siglos de arte cristiano no es exacto, pero sin duda constituye una imagen poderosa. Un hombre con largos cabellos con la raya en medio y una barba larga – a menudo con piel clara, cabellos castaño claro y ojos azules – se ha convertido en una imagen ampliamente aceptada. Nos imaginamos a Jesús con largas túnicas de mangas anchas, ya que así ha sido representado a menudo en las obras de arte a lo largo de los siglos. En películas contemporáneas, como el Jesus de Nazaret de Zefirelli (1977), este estilo prevalece, incluso cuando las ropas de Jesús han sido consideradas como más bien pobres.
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Había muchas razones por las que Jesús era retratado en lo que se ha convertido en un estándar en todo el mundo, y ninguna de ellas era la de preservar la exactitud histórica. En mi nuevo libro What did Jesus look like? (“¿Qué aspecto tenía Jesús?”), exploro estas razones, aunque en última instancia examino las pistas aportadas por antiguos textos y hallazgos arqueológicos en busca del Jesús real.
Algunas representaciones de Jesús en el arte a lo largo de los siglos. (Dominio público)
Para mí, la apariencia de Jesús no es cosa de carne y huesos. Después de todo, nuestros cuerpos no son sólo cuerpos. Como sostiene el sociólogo Chris Shilling, son “tanto recursos personales como símbolos sociales que ‘emiten’ mensajes sobre [nuestra] identidad”. Podemos ser viejos, jóvenes, altos, bajos, gordos, delgados, de piel oscura o clara, de cabellos rizados o lisos, y así sucesivamente, pero nuestro aspecto no empieza y termina en nuestro cuerpo físico. En medio de una multitud, podemos buscar la bufanda de un amigo en lugar de su pelo o su nariz. Lo que hacemos con nuestro cuerpo crea una apariencia.
Y de este modo, la apariencia de Jesús habría tenido mucho que ver con las ropas que vestía. Una vez tenemos la paleta para aplicar los colores correctos, dado que era un hombre judío del Próximo Oriente, ¿cómo lo vestimos? ¿Cómo lo veía la gente de su tiempo?
Las ropas de la época
No hay una descripción física detallada de Jesús en los Evangelios ni en la antigua literatura cristiana. Pero sí disponemos de información indirecta. De la Biblia (por ejemplo, Marcos 6,56) podemos deducir que Jesús vestía un manto – (una especie de gran chal llamado “himation” en griego) – que tenía una “orla” en su borde; se trata de un talit típicamente judío tal y como era esta prenda en la antigüedad. Generalmente hecho de lana, un manto podía ser grande o pequeño, grueso o fino, teñido o natural, aunque los hombres solían mostrar preferencia por las prendas sin teñir.
Calzaba sandalias, como se pone de manifiesto implícitamente en varios pasajes bíblicos (ver Mateo 3,11; Marcos 1,7 y 6,9; Juan 1,27), y ahora sabemos cómo eran las antiguas sandalias de Judea, ya que algunas de ellas se han conservado hasta nuestros días en cuevas de clima muy seco cercanas al mar Muerto.
Las ropas que vestía Jesús probablemente eran muy diferentes de las que podemos ver en la ‘Última Cena’ de Leonardo da Vinci. (Dominio público)
Jesús vestía una túnica (chitōn), que para los hombres normalmente acababa ligeramente por debajo de las rodillas, no en los tobillos. Entre los hombres, sólo los muy ricos vestían largas túnicas. De hecho, Jesús identifica específicamente a los hombres que visten largas túnicas (‘stolai’, Marcos 12,38) recibiendo erróneamente honores de las personas impresionadas por sus finas vestiduras, cuando de hecho estos hombres expoliaban injustamente los hogares de las viudas.
La túnica de Jesús también estaba hecha de una única pieza de tela (Juan 19,23-24). Esto resulta extraño, ya que la mayor parte de las túnicas estaban hechas de dos piezas cosidas por los hombros y los costados. Las túnicas de una sola pieza en la Judea del primer siglo eran normalmente ropa interior delgada o ropa de niños. No debemos pensar en la ropa interior contemporánea, pero vestir una única prenda de una sola pieza probablemente no fuera considerado muy decoroso en la época. Parece algo extremadamente básico.
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¿‘Vergonzosamente’ andrajoso?
Tal vez no sea de extrañar, entonces, que Jesús fuera recordado como ‘andrajoso’ por un autor llamado Celso que escribió a mediados del siglo segundo un tratado contra los cristianos. Celso hizo bien su tarea. Entrevistó a ciertas personas, y – al igual que nosotros – estaba muy interesado en el posible aspecto de Jesús. De algunos judíos y otros a quienes preguntó, Celso oyó decir que Jesús “iba por ahí de la forma más vergonzosa a la vista de todos” y que “obtenía sus medios de subsistencia de una manera deshonrosa e inoportuna”, mendigando o recibiendo donaciones.
Es posible que Jesús vistiera aproximadamente así. © Joan Taylor, imagen aportada por la autora
Desde la perspectiva de la gente respetable, podemos suponer entonces que Jesús presentaba un aspecto relativamente tosco. Cuando el escritor cristiano Orígenes argumentó contra Celso, rechazó muchas de sus afirmaciones, pero no le discutió este punto.
Y de este modo, aunque Jesús vestía ropas similares a las de otros varones judíos en muchos aspectos, su “look” era desaliñado. Dudo que sus cabellos fuesen particularmente largos tal y como podemos ver en la mayoría de las obras de arte, dadas las normas masculinas de la época, pero seguramente no los tenía bien cuidados. Vestir una túnica básica que otras personas utilizaban como ropa interior encajaría con el desapego de Jesús respecto a las cuestiones materiales (Mateo 6,19-21 y 6,28-29; Lucas 6,34-35 y 12,22-28) y con su compromiso con los más pobres (Lucas 6,20-23).
Esto, para mí, supone el punto de partida para una forma diferente de ver a Jesús, y muy relevante para nuestra época de enormes desigualdades entre ricos y pobres, tal y como ocurría en el Imperio romano. Jesús se incluía entre los pobres, y esto debía de ser algo obvio a juzgar por sus vestiduras.
La apariencia de Jesús es importante porque va directa al corazón de su mensaje. A pesar de cómo es aún representado en el cine y el arte hoy en día, necesita ser presentado como uno de los desposeídos; su enseñanza sólo puede ser verdaderamente comprendida desde esta perspectiva.
Imagen de portada: Mosaico de la bóveda de la capilla de San Zenón (siglo IX), Basílica de Santa Práxedes, Roma (Italia). Fuente: Livioandronico2013, CC BY-SA 4.0
El artículo ‘What did Jesus wear?’ escrito por Joan Taylor fue publicado originalmente en The Conversation y ha sido publicado de nuevo en Ancient Origins bajo una licencia Creative Commons.
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