Roma presenta al mundo el nuevo aspecto de su impresionante Coliseo
La ciudad de Roma se ha puesto de gala para presentar el nuevo rostro de su Coliseo, símbolo de la capital italiana y de todo el país transalpino. Un nuevo rostro fruto de la recién finalizada primera fase de las obras de restauración de tan colosal monumento, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 1980.
«Hoy se da una señal estrepitosa al mundo. El patrimonio cultural es nuestro más grande elemento de orgullo e identidad, pero también de potencial reclamo. Se ha terminado el tiempo en el que los italianos se lamentaban porque faltaba dinero para la cultura. Esto no es solo una operación de recuperación, ésta es la señal de lo que Italia debe representar en Europa, la señal de nuestra identidad, el elemento más fuerte que Italia lleva al alma más profunda de Europa. (…) Este Coliseo restaurado es el símbolo de la Italia de hoy», ha afirmado Matteo Renzi, primer ministro italiano, en declaraciones recogidas por el diario español ABC.
A lo largo de todo el acto de presentación, Renzi estuvo acompañado por el ministro de Bienes Culturales, Dario Franceschini y por el empresario Diego Della Valle que ha contribuido a las obras de reforma aportando 25 millones de euros.
Imagen que presenta el exterior del Coliseo de Roma tras la primera fase de restauración. (Fotografía: ABC)
Breve historia del Coliseo
El anfiteatro del Coliseo fue construido en el siglo I y emplazado en el centro de Roma, justo al este del Foro Romano. Sus obras comenzaron, concretamente, entre los años 70 d. C. y 72 d. C., bajo el mandato del emperador Vespasiano. Recibió en principio el nombre de Anfiteatro Flavio como homenaje a la Dinastía Flavia de emperadores que lo construyó, pasando a llamarse Colosseum por una gran estatua que se alzaba en sus aledaños, el Coloso de Nerón, que lamentablemente no ha llegado hasta nosotros.
Su construcción finalizó en el año 80 d. C., y ya siendo emperador Tito fue inaugurado. Posteriormente fue modificado durante el reinado de Domiciano. Su ceremonia de inauguración se prolongó durante 100 días, participando en ella todo el pueblo romano y muriendo en sus celebraciones decenas de gladiadores y 5.000 animales diversos, que dieron su vida por la diversión y el espectáculo de los que tanto disfrutaban los antiguos romanos.
En la antigüedad disponía de aforo para unos 50 000 espectadores, con ochenta filas de gradas. Cerca de la arena tomaban asiento el emperador y los senadores, y a medida que se ascendía en el graderío se iban ubicando los estratos más humildes de la sociedad. En él tenían lugar muy diversos espectáculos públicos, como los muy populares combates de gladiadores, además de otros menos conocidos como recreaciones de famosas batallas, ejecuciones y representaciones teatrales.
Busto del emperador Vespasiano, bajo cuyo mandato se iniciaron las obras de construcción del Coliseo. Museo Arqueológico de Nápoles, Italia. (Dave & Margie Hill / Kleerup-CC BY-SA 2.0)
El Coliseo estuvo en uso durante casi 500 años, celebrándose los últimos juegos de la historia en este escenario en el siglo VI, cuando ya el Imperio Romano de Occidente había sucumbido. Los bizantinos también lo utilizaron a lo largo del siglo VI, pero dejó de emplearse como lugar de esparcimiento en la Alta Edad Media, sirviendo posteriormente como refugio, fábrica, sede de una orden religiosa, fortaleza y cantera. De sus ruinas se extrajo abundante material para la construcción de otros edificios, hasta que fue convertido en santuario cristiano en honor a los cautivos allí martirizados y ejecutados durante los primeros siglos del cristianismo.
El proceso de restauración
Esta primera fase de obras ha ocupado más de tres años de trabajos invertidos en la limpieza de la atracción turística más popular de Italia, con cinco millones de visitas al año. Unas tareas de limpieza realizadas por un equipo de profesionales italianos integrado por arqueólogos, arquitectos, ingenieros, obreros especializados y restauradores.
El trabajo ha sido arduo y meticuloso, utilizándose en la limpieza de la piedra agua pulverizada a temperatura ambiente, sin presión y sin ningún tipo de disolvente, sobre la superficie exterior del Coliseo, que alcanza los 13.300 metros cuadrados. Además, se ha sustituido el sistema de cierre de los arcos con rejas y también se han restaurado los paseos y el hipogeo.
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La primera fase de restauración del Coliseo romano se prolongó durante tres años. (Fotografía: Cinco Días)
De este modo, ya en el año 2014, regresan al Coliseo los colores originales del travertino: piedra natural y característica de las construcciones romanas desde el siglo I antes de Cristo. Colores de tonos claros y variados. Pero las tareas para lograr la total limpieza externa del antiguo Anfiteatro Flavio aún se prolongarían durante dos años más.
A partir de ahora se inicia una nueva fase con la que se quiere dotar de nueva vida al Coliseo, transformándolo en un espacio multifuncional donde poder celebrar eventos culturales de todo tipo. Para ello se reconstruirán su arena, sus subterráneos y sus galerías. También se creará un centro de servicios, según las informaciones publicadas por el diario español Cinco Días, donde se ubicarán las taquillas y la tienda, hasta ahora en el interior del monumento.
Se calcula que dichos trabajos concluirán en el año 2018 y su financiación volverá a correr a cargo del estado italiano y del empresario Della Valle.
Con la nueva fase de obras se espera dotar de nueva vida al Coliseo, convirtiéndolo en un espacio multidisciplinar donde poder celebrar eventos culturales. (David Iliff/CC BY-SA 3.0)
Imagen de portada: Vista aérea del interior del Coliseo. La nueva fase de las obras se centrará en la arena para rehabilitar su espacio, a fin de permitir a los visitantes acceder a ella y posibilitar la celebración de eventos culturales. (Fotografía: Cinco Días)
Autor: Mariló T. A.
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