Joyas mortales: anillo búlgaro medieval con receptáculo para veneno
Cuando los arqueólogos búlgaros que excavaban las ruinas de una fortaleza medieval en el cabo Kaliakra, cercano a la ciudad búlgara de Kavarna situada a orillas del mar Negro, hallaron un anillo medieval, se sorprendieron al descubrir que no se trataba simplemente de una pieza decorativa. Más bien parecía haber sido diseñado para un objetivo mucho más siniestro: el asesinato.
El anillo, descubierto en el año 2012, disponía de un discreto contenedor con un minúsculo agujero en el lugar donde normalmente encontraríamos la piedra preciosa y su ornamentación. La cavidad es lo suficientemente grande como para albergar varias gotas de líquido, y se cree que sería utilizada para verter veneno en la comida o la bebida de la víctima deseada.
Cuando fue entrevistada en el momento del hallazgo, Boni Petrunova, subdirectora del Instituto y Museo Nacional de Arqueología de Sofía, planteaba de este modo la terrible función del anillo:
“No me cabe duda de que el agujero está ahí a propósito, y que el anillo se llevaba en la mano derecha, ya que el agujero fue realizado de tal modo que quedase cubierto por un dedo, para que así el veneno pudiera ser vertido al instante. Claramente no se llevaba puesto de forma continua, y solamente lo utilizaban cuando era necesario.”
Vista lateral de una joya potencialmente letal (Municipalidad de Kavarna)
Se cree que el anillo es el primero de este tipo hallado en Bulgaria, y fue encontrado en una zona en la que habitaba la aristocracia de la región. Esto nos lleva a especular con la posibilidad de que fuera utilizado en asesinatos por motivos políticos cometidos en la segunda mitad del siglo XIV. Por aquel entonces surgieron tensiones entre el señor del independiente Principado de Karvuna, Dobrotitsa, y su hijo Ivanko Terter, en un conflicto que provocó la muerte de muchos miembros de la nobleza de la época.
A pesar de ser el primer anillo de este tipo encontrado en Bulgaria, no es ni mucho menos el primer anillo diseñado para este propósito del que tenemos noticia. Se cree que en un principio estos anillos para veneno estaban destinados al suicidio, a fin de escapar de la tortura o la humillación. Aníbal supuestamente se habría envenenado con uno de estos anillos para evitar ser entregado a los romanos. También sabemos que el antiguo orador griego Demóstenes se suicidó en el año 322 a. C. tras escapar de ser capturado y encontrar refugio en la isla de Calauria. Como estaba a punto de ser apresado, bebió del veneno oculto en un “anillo hueco, que llevaba en su mano,” como escribe Plutarco en una edición de 1906 de sus Vidas Paralelas. La posibilidad de disponer de una dosis letal era claramente un hecho, y existen muchos otros ejemplos de anillos similares con diseños diversos para ocultar el veneno.
El uso del veneno como un arma para utilizar contra rivales o enemigos vivió un gran impulso en el siglo VIII gracias a la brillante innovación de la química árabe bajo la forma del arsénico, un elemento difícil de detectar. Esta versión inodora e insípida de un elemento letal hacía del arsénico una opción muy atractiva para el eventual asesino. Ya en el Renacimiento se vendían no solo anillos de veneno, sino también otros accesorios destinados a envenenar, como cuchillos, cartas e incluso lápiz de labios. De este modo, la capacidad de cometer un asesinato de forma relativamente poco arriesgada se hizo accesible a las masas.
Puertas de la fortaleza de Kalakria, lugar en que fue descubierto el anillo (IvanGeoPetrov – CC-BY-SA-2.5)
Volviendo a Bulgaria, un famoso caso de asesinato por envenenamiento se remonta a la época de Kaloyan el Matador de romanos, quien fue emperador de Bulgaria entre los años 1197 y 1207. Tras su muerte, la consorte de Kaloyan, casada con su sucesor Boril de Bulgaria, participó en el asesinato de su propio yerno Enrique de Flandes, provocando su muerte por envenenamiento el 11 de junio del 1216.
Imagen de portada: Anillo medieval hallado en Kavarna (Bulgaria) con receptáculo para veneno (Fotografía: Municipalidad de Kavarana)
Autor: April Holloway
Este artículo fue publicado originalmente en www.ancient-origins.net y ha sido traducido con permiso.
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