Anotaciones de los antiguos egipcios, que se remontan hasta hace unos cuantos miles de años atrás, hablan de la tierra de Punt, una tierra rebosante de abundancias que se habría desarrollado entre el año 2450 a.C., y el 1155 a.C., un lugar en donde los egipcios fueron capaces de obtener oro, resinas aromáticas, grenadilla, ébano, marfil, animales salvajes y esclavos. En el Templo de Athribis, construido por orden de Ptolomeo XII, un relieve muestra los diferentes árboles que crecían en Punt. Así Punt aparece como una tierra abundante y tropical, muy diferente del desierto egipcio. Sin embargo, a pesar de tan extensas descripciones y relatos sobre esta tierra paradisiaca, numerosos estudios y búsquedas han fallado a la hora de localizarla, llevando a algunos, incluso, a dudar de su existencia.
Durante la XII Dinastía, Punt fue inmortalizada en la literatura egipcia gracias a la muy popular 'Historia del marinero náufrago', en la que un marinero egipcio discute con una gran serpiente que se hace llamar "Señor de Punt" y que envía el marinero de vuelta a Egipto cargado de oro, especias y preciosos animales:
“De repente escuché un ruido como de un trueno, que creía ser de una ola del mar. Los árboles temblaron y la tierra se movió. Cubrí mi cara, y vi que una serpiente se acercó... […] ...su cuerpo era como revestido de oro y su color como el verdadero lapislázuli[…] era el príncipe de la tierra de Punt...
Alrededor del año 1477 a.C., la Reina Hatshepsut financió una misteriosa expedición a ultramar hasta la Tierra de Punt, representada en un relieve de Deir el-Bahri ( la actual Luxor). Dicho relieve muestra cinco buques donde cada uno mide, aproximadamente, 70 pies de largo, con 210 hombres, cargados de oro, árboles y animales exóticos como leopardos, simios y jirafas: todas especies encontradas en el continente africano. Asimismo, el relieve muestra varias especies de peces marinos: un zoólogo identificó algunos de ellos como especies pertenecientes a la costa africana y a lo largo de la península árabe.
Durante más de un siglo los arqueólogos cuestionaron la capacidad de Egipto para llevar a cabo semejante travesía oceánica, creyendo que la tierra de Punt debía ubicarse en el interior. Sin embargo, unas pruebas descubiertas en el año 2011 indicaron que los antiguos Egipcios no eran sólo maestros en tierra. sino que también lo fueron en los mares.
Los indicios que llevan a pensar algo así están vinculados a una serie de relevantes descubrimientos hallados en un área de la costa del Mar Rojo que probaron que los egipcios aplicaron sus habilidades de construcción magistral a las naves, así como por las pirámides.
Los arqueólogos excavaron una laguna seca conocida como Mersa Gawasis y desenterraron restos de un antiguo puerto, desde el que se habrían realizado los primeros viajes, como el de Hatshepsut, por el océano abierto. Dentro de una serie de cuevas artificiales encontraron madera, cordaje, anclas de piedra caliza, remos de dirección, esteras, tablones de cedro y restos de los buques de navegación en alta mar más antiguos jamás descubiertos, lo que ofrece una magnífica prueba de las raíces náuticas de los Egipcios así como pistas importantes para la posible ubicación de Punt. "Estos nuevos hallazgos quitan toda duda acerca de que hay que llegar a Punt por mar," dijo el egiptólogo John Baines. "Los egipcios debieron poseer una considerable experiencia marítima."
Las evidencias sugieren que los egipcios viajaron a Punt en barco descendiendo por el Nilo a través del Wadi Tumilat, en el Delta Oriental y hasta el Mar Rojo. Hay pruebas de que los equipos egipcios desmontaban sus barcos, los llevaban por tierra, los usaban en el mar para el comercio y luego los llevaban otra vez por tierra, hasta el Nilo.
Pero la biología nos da otra pista para encontrar la tierra perdida de Punt. Entre los objetos que se trajeron de Punt, según se observa en el relieve de Deir el-Bahari, también había una serie de animales exóticos vivos como babuinos. En 2010, unos investigadores analizaron muestras de pelo de babuinos momificados (animales de compañía de personas relevantes, como la familia del Faraón) de 3.000 años de antigüedad encontrados en las tumbas del Valle de los Reyes. Comparando los resultados de las antiguas muestras de pelo con las muestras de pelo de los animales modernos que viven en Eritrea, Etiopía, Somalia, Yemen, Uganda y Mozambique. Los investigadores concluyeron que se encuentra más semejanza con el pelo de babuinos procedentes de Mozambique, Uganda, Yemen o Somalia que con el de animales procedentes del este de Etiopía y Eritrea.
¿Puede ser que, finalmente, se haya resuelto el misterio? Aún no. Todavía resta mucho trabajo que desarrollar antes de encontrar una ubicación precisa que se pueda demostrar. Pero una cosa es cierta: la Tierra de Punt, que se esfumó transformada en leyenda y folclore tras la XVIII Dinastía, no es un lugar mítico, sino un lugar real que todavía está esperando ser descubierto.
Autor Joanna Gillan