La Ruta de la Seda es sin duda la más famosa ruta comercial a larga distancia del mundo antiguo. Esta ruta comercial conectaba Europa al oeste con China al este, y permitía el intercambio de bienes, tecnología e ideas entre ambas civilizaciones. La seda, sin embargo, era el producto más célebre que se transportaba a lo largo de esta ruta, viajando desde China en dirección oeste. Aunque los comerciantes podían obtener cuantiosos beneficios si tenían éxito a la hora de hacer llegar las mercancías hasta su destino, no era sin riesgos, ya que algunos tramos de esta ruta eran extremadamente peligrosos.
A pesar de su nombre, la Ruta de la Seda era no un único camino, sino más bien una red de carreteras que conectaba Oriente y Occidente. Cabe mencionar que sólo recibió este nombre hace muy poco tiempo, ya que fue acuñado en 1877 por el historiador y geógrafo alemán Ferdinand von Richthofen. ‘Oficialmente’, la Ruta de la Seda se estableció cuando la dinastía Han de China empezó a comerciar con Occidente, hacia el año 130 a. C. Esta ruta terrestre se siguió utilizando hasta el año 1453, cuando el Imperio otomano, que había conquistado Constantinopla ese año, decidió concluir el comercio con Occidente y por este motivo cerró las rutas.
Trazado de la Ruta de la Seda. En color rojo la ruta terrestre y en azul la marítima, que también tenía sus peligros. (Dominio público)
Por el este, la ruta de la seda partía de Chang’an (conocida hoy como Xi’an), la capital Han hasta que ésta fue trasladada a Luoyang durante la dinastía Han Oriental. Los viajeros (comerciantes, peregrinos, enviados, etc.) que empezaban su travesía desde esta ciudad podían tomar una ruta por el norte que les llevaría a través de las provincias del noroeste de China. Después de esto, se enfrentarían al desierto de Gobi, podría decirse que el mayor peligro de la Ruta de la Seda.
El desierto de Gobi es el desierto más grande de Asia, y se extiende a través de las actuales China y Mongolia. Aunque este desierto puede dividirse en varias ecorregiones diferentes, podría decirse que consisten principalmente, en líneas generales, en terreno rocoso y compacto. Es esta característica del desierto del Gobi la que hizo más fácil para las caravanas comerciales viajar por el desierto, a diferencia, por ejemplo, del terreno arenoso del vecino desierto de Taklamakán. Al igual que otros desiertos, el desierto de Gobi es árido, y por lo tanto el mayor reto al que se enfrentan quienes deciden atravesarlo es el de obtener suficiente agua para ellos, así como para sus camellos.
Comercio en la Ruta de la Seda. (Dominio público)
Una de las consecuencias de la necesidad de agua en el desierto de Gobi fue la construcción de paradas de descanso / caravasares a lo largo de la ruta tomada por los viajeros. Estas paradas permitían a los viajeros descansar, conseguir comida y agua, y prepararse para la siguiente etapa de su viaje. Estos lugares también facilitaban el intercambio de mercancías e incluso de ideas entre los viajeros que allí se detenían. A grandes rasgos, los caravasares se encontraban a una distancia un día de viaje los unos de los otros. De esta manera, los viajeros podían evitar pasar demasiado tiempo en el desierto, lo que les habría convertido en posibles objetivos para los bandidos, otro de los peligros de la Ruta de la Seda.
Pintura sogdiana en la que podemos observar a comerciantes sogdianos durante la época medieval. (Dominio público)
Una vez superado el desierto de Gobi, los viajeros continuaban su viaje por Irán y Turquía hasta llegar finalmente a Europa. Aunque esta parte del viaje podía ser menos peligrosa que el desierto de Gobi, no estaba totalmente exenta de peligros. La situación política en cada una de estas regiones era vital a la hora de determinar el éxito de los esfuerzos de los comerciantes. Por ejemplo, cuando los otomanos conquistaron Constantinopla en el año 1453, decidieron cerrar el comercio con Occidente, lo que tuvo como resultado una drástica disminución en el uso de la Ruta de la Seda. Por el contrario, cuando los mongoles establecieron su imperio, que incluía a China y Asia Central y era atravesado por la Ruta de la Seda, estas regiones obtuvieron estabilidad política, lo que permitió que el comercio a lo largo de la Ruta de la Seda floreciera.
Samarkanda, pintura de Richard-Karl Karlovitch. Samarkanda era una antigua ciudad de la Ruta de la Seda situada a mitad de camino entre China y el Mediterráneo, en lo que hoy es Uzbekistán. (Dominio público)
Por último, cabe reseñar que también había una Ruta de la Seda marítima que conectaba China con Occidente a través del sudeste asiático, la India y la península arábiga. Al igual que los mercaderes de la Ruta de la Seda terrestre, los que viajaban a lo largo de esta ruta estaban también a merced de las fuerzas de la naturaleza, especialmente de unas tormentas que eran altamente impredecibles. Por otra parte, los piratas que surcaban estos mares constituían también una amenaza para los viajeros, al igual que los bandidos del desierto lo eran para sus homólogos terrestres.
Imagen de portada: Ilustración del siglo XIV de una caravana de camellos recorriendo la Ruta de la Seda. Fuente: Dominio público
Autor: Wu Mingren
Este artículo fue publicado originalmente en www.ancient-origins.net y ha sido traducido con permiso.
Referencias:
Alitto, G. S. & Petrov, M. P., 2017. Gobi. [Online]
Disponible en: https://www.britannica.com/place/Gobi
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Disponible en: https://www.ancient.eu/Silk_Road/
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New World Encyclopedia, 2017. Gobi Desert. [Online]
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Disponible en: https://www.history.com/topics/silk-road