Los científicos han encontrado una sustancia tóxica que impregna las telas enterradas junto con las momias de dos muchachas incas sacrificadas en Chile. Desde que realizaron el hallazgo llevan advirtiendo a otros investigadores que tengan cuidado al manipular cualquier tipo de pigmentos rojos similares. ¿Por qué el pueblo inca depositó algo tan peligroso en esta tumba?
Como informa Live Science, las telas de un vivo color rojo que fueron depositadas en la tumba de las dos momias femeninas enterradas entre los años 1399 y 1475 fueron teñidas con cinabrio, una de las principales fuentes de mercurio, metal altamente tóxico. Este es el primer ejemplo conocido de que los antiguos pueblos del norte de Chile utilizaban este pigmento.
Detalle de las telas restauradas. (Museo Regional de Iquique)
Los resultados de esta investigación han sido publicados en la revista Archaeometry. En ella, los investigadores explican que la mayoría de las sociedades andinas de la época utilizaban hematites para colorear sus tejidos de rojo porque “proporciona tonos fuertes, tiene potencia cromática y buena opacidad y, además, puede ser fácilmente molido y finamente pulverizado.” Sin embargo, también escriben que el cinabrio era utilizado desde la época de la cultura Chavín para pintar algunos objetos especialmente significativos de oro o madera. El pigmento también era depositado en algunas tumbas como ofrenda ritual; en general, siempre era utilizado “en contextos de prestigio y élites sociales.”
Este valor social del pigmento rojo proporciona una idea de cómo podría haber acabado en la tumba. Cuando las momias de las dos jóvenes finamente vestidas (una de unos nueve años de edad y la otra entre los 18 y los 20) fueron descubiertas en 1976 en el Cerro Esmeralda, se encontraron 104 objetos junto a sus cuerpos. El ajuar funerario incluía vasijas bien formadas, conchas de Spondylus, bolsas, adornos de plata y pequeñas estatuillas metálicas antropomórficas y zoomorfas. Según Jorge Checura, primer investigador en describir el enterramiento, las muchachas probablemente fueran de Cusco, lo que significa que su viaje a su lugar de descanso definitivo habría tardado meses en llevarse a cabo.
Algunos de los objetos del ajuar funerario de las dos momias incas. (Museo Regional de Iquique)
Los arqueólogos decidieron que los cuerpos fueron enterrados probablemente después de un importante ritual inca de sacrificio llamado capacocha (Qhapaq Hucha). Aunque todavía hay debate sobre el tema, se cree que el pueblo inca realizaba este sacrificio ceremonial cuando pasaba por circunstancias difíciles, como la muerte del emperador, un periodo de malas cosechas, o como respuesta a algún desastre natural. Como escriben los autores del estudio: “Debemos tener en cuenta que los sacrificios capacocha se realizaban en conmemoración de acontecimientos históricos en la vida del emperador Inca o como respuesta a catástrofes naturales.”
Ilustración de Felipe Guamán Poma de Ayala (1615). Esta imagen podría representar el ritual de la Capacocha. Biblioteca Nacional de Dinamarca. (Dominio público)
Se cree que las dos jóvenes incas cuyas momias fueron descubiertas en el Cerro Esmeralda podrían haber sido sacrificadas para celebrar que las gentes de la zona se integraban en el el imperio inca, el Tawantinsuyu.
Vista de Iquique desde Cerro Esmeralda, Chile. (Museo Regional de Iquique)
Varios estudios se han realizado en las dos momias desde que fueron descubiertas, y hubo incluso un indicio anterior de que el rojo del pigmento presente en las ropas de las momias podría haber sido cinabrio. Pero sólo ha sido ahora cuando los investigadores de la Universidad de Tarapacá en Chile han hecho uso de la investigación química y microscópica para identificar de forma concluyente la sustancia.
El cinabrio hallado en la tumba de las momias chilenas hizo un largo camino desde Huancavelica, al norte de Lima en Perú, la única mina conocida de este pigmento en la época inca.
Teniendo en cuenta los peligros asociados con el cinabrio, los autores del estudio escriben que “es evidente que la manipulación ritual y el uso del color cinabrio durante la época inca requerían un conocimiento específico y tenían un importante significado social.” Por lo tanto, también se ha sugerido que el pueblo inca podría haber depositado deliberadamente el pigmento en la tumba para disuadir o castigar a cualquier eventual ladrón de tumbas.
El cinabrio contiene un metal muy tóxico, el mercurio. (H. Zell/CC BY SA 3.0)
Tanto si el propósito original era exclusivamente ritual como si era además un elemento de disuasión, la manipulación de los objetos que contienen cinabrio podría todavía ser mortal hoy en día si no se toman las precauciones adecuadas. Esa es la razón por la cual los autores del estudio han advertido a otros investigadores para que siempre tengan mucho cuidado cuando se encuentren con pigmentos rojos similares – incluso si no hubieran hallado cinabrio en la zona con anterioridad: “Puede causar toda una serie de problemas de salud que afectan a los sistemas nervioso y muscular y al tracto gastrointestinal, entre otros, e incluso la muerte en casos de exposición extrema.”
Hoy en día, el ajuar funerario de la tumba de Cerro Esmeralda está custodiado por el Museo Regional de Iquique (MRI).
Imagen de portada: Estas dos momias incas fueron halladas con una sustancia tóxica en su tumba. Fuente: Museo Regional de Iquique
Autor: Alicia McDermott
Este artículo fue publicado originalmente en www.ancient-origins.net y ha sido traducido con permiso.