Una peculiar tumba medieval llena de huesos de marsopa ha sido descubierta en una pequeño islote cercano a la costa de Guernsey, en las Islas británicas. Los expertos han fracasado hasta ahora en el intento de dar respuesta con certeza a todas las cuestiones que plantea el sorprendente hallazgo de la misteriosa tumba de este cetáceo.
Los restos, cuidadosamente depositados, fueron hallados en una profunda tumba excavada en la roca y orientada de este a oeste, de acuerdo con la tradición cristiana. Los investigadores quedaron estupefactos cuando observaron que los huesos que habían desenterrado no eran los de un monje medieval, como creían en un principio, sino los de una marsopa. Al parecer, los arqueólogos desplazados a Guernsey estaban buscando vestigios de eremitas del siglo XIV en un largo afloramiento rocoso de 17 metros de longitud (55,77 pies) cercano a Perelle y conocido como Chapelle Dom Hue, junto a la costa occidental de Guernsey. “Es muy peculiar, no sé qué pensar de esto”, apuntaba el arqueólogo Philip De Jersey, de la Universidad de Oxford, en declaraciones recogidas por The Guardian.
Vista de los acantilados de Guernsey. (Steve Johnson/CC BY SA 2.0)
Durante su emigración a Bretaña, los britanos ocuparon las islas Lenur (antiguo nombre de las islas del Canal), entre ellas Lisia, probable nombre romano de Guernsey. Viajando desde el reino de Gwent, San Sansón de Dol, futuro abad de Dol en Bretaña (Francia), está considerado el introductor del cristianismo en Guernsey. Una ermita dedicada a Saint Magloire se alzaba en Vale (Guernsey). Saint Magloire era sobrino de San Sansón de Dol, y nació en torno al año 535. La ermita que lleva su nombre es mencionada en una bula del papa Adrián IV como perteneciente a la parroquia de Mont Saint-Michel, en Normandía; todo rastro de aquella ermita ha desaparecido. Aunque probablemente la iglesia fuese construida en una fecha muy posterior, Saint Maglore, el misionero británico, podría haber fundado un centro de culto cristiano en Guernsey antes del año 600.
Curiosamente, varios historiadores han sugerido que los monjes benedictinos habrían hecho uso de la Chapelle Dom Hue, ermita cercana a la costa oeste de Guernsey, como lugar de retiro cuando la vida en el priorato de la isla de Lihou, de mayor tamaño, se volvía demasiado agitada. Se han encontrado rastros de una estructura de una sola habitación que podría haber sido una ermita en el pasado, pero pocas pruebas más de ocupación humana se han encontrado con excepción de la tumba. Ésta es la razón por la que los investigadores esperaban hallar una tumba con los restos humanos de un monje cuando avistaron en un primer momento el terreno cuidadosamente excavado.
Los santos benedictinos Bonifacio, Gregorio el Grande, Adalberto de Egmond y el sacerdote Jeroen van Noordwijk. (Dominio público)
“¿Por qué molestarse en enterrar una marsopa en lo que parece una tumba?”, se pregunta Philip De Jersey, sin poder comprender el propósito de esta peculiar tumba animal. Una de las principales razones por las que la tumba es tan misteriosa es que la marsopa fuera enterrada con tanto cuidado en un lugar habitado principalmente por monjes que buscaban refugio.
Los arqueólogos Dr. Phil De Jersey, derecha, y Mike Deane, junto a la zanja en la que fue hallado el esqueleto de una marsopa enterrado en una tumba medieval, un hecho que constituye un gran misterio para los arqueólogos. (Peter Frankland)
Una posibilidad es que se diera muerte a la marsopa para alimentarse de ella, ya que estos mamíferos servían de comida en la época medieval. Sin embargo, de ser éste el caso, los restos habrían sido depositados cerca del mar, a casi diez metros de distancia del lugar en el que fueron encontrados: “Si se la hubieran comido o la hubieran matado por su grasa, ¿por qué tomarse la molestia de enterrarla? Se invirtió un cierto esfuerzo en crear una fosa digna,” reflexiona Philip De Jersey al respecto.
Un escenario más probable según De Jersey es que mataran al animal para comérselo y fuese cuidadosamente almacenado hasta que se necesitara su carne, aunque los restos conservados nunca fueran consumidos: “Podrían haberlo salado y después por alguna razón no volvieron por él,” señalaba el investigador en The Guardian.
La teoría más intrigante, sin embargo, sugiere que el animal tendría algún tipo de importancia religiosa para los monjes que habitaban la isla. Como explicaba De Jersey en The Guardian: “El delfín tenía una gran importancia en el cristianismo, pero no me había encontrado con nada así hasta ahora. Es ese tipo de cosa ligeramente extravagante que podemos encontrar en la Edad del Hierro, pero no en la época medieval.”
Los investigadores han retirado los restos de la marsopa de su lugar de descanso definitivo, y está previsto que ahora sean examinados por un experto en biología marina.
La marsopa común (Phocoena phocoena) es una de las seis especies conocidas de marsopa, un mamífero marino similar al delfín. (Erik Christensen/CC BY SA 3.0)
Imagen de portada: Restos de marsopa hallados recientemente en un afloramiento rocoso cercano a la isla de Guernsey, en el canal de la Mancha. Fotografía: Guernsey Archaeology/YouTube
Autor: Theodoros Karasavvas
Este artículo fue publicado originalmente en www.ancient-origins.net y ha sido traducido con permiso.