Con muchas opciones de ser uno de los eslabones perdidos que los paleontólogos llevan esperando encontrar desde hace tiempo, el denominado Homo naledi vuelve a traernos nuevas sorpresas que podrían cambiar la historia de la evolución y del humano moderno.
El pasado 11 de septiembre, Ancient Origins informó acerca de un importantísimo descubrimiento realizado en Sudáfrica y destinado a cambiar por completo nuestra visión acerca de los antiguos antepasados de los humanos y la evolución: los huesos de una nueva especie de homínido habían sido descubiertos en lo que al parecer era una cámara funeraria, ubicada en lo más profundo de una cueva.
Bautizado como “Homo naledi”, su hallazgo fue definido como uno de los más grandiosos descubrimientos de fósiles del último medio siglo y, también, como el fósil del homínido de mayor tamaño encontrado jamás en África. Hasta el momento los científicos han recuperado restos óseos de niños de muy corta edad, algunos jóvenes y un adulto de edad avanzada: más de 1.500 fragmentos pertenecientes a, por lo menos, 15 individuos de ambos sexos.
Ahora, “Nature Communications” acaba de publicar la segunda parte de los estudios relacionados con los restos recuperados, compuesta por dos trabajos centrados en los análisis de los huesos de pies y manos, destinados a averiguar si ya gozaban de nuestra habilidad para caminar o utilizar sus extremidades superiores. Los resultados son sorprendentes.
Muestra de restos óseos de Homo Naledi recuperados en una cueva sudafricana. (Fotografía: Independent)
Una adaptación única: caminar y trepar al mismo tiempo
En ambos estudios se ha observado que Homo naledi disfrutaba de una adaptación única que le permitió, al mismo tiempo, caminar como nosotros –erguido, recorriendo grandes distancias- y trepar y vivir en los árboles. Y por si esto nos pareciera poco, además estaba capacitado para realizar delicados y precisos trabajos con sus manos. William Harcourt-Smith es el autor principal del estudio “Los pies de Homo naledi”, basado en los 107 huesos de pies hallados en la cueva.
Por su parte, Jeremy Desilva, coautor de la investigación, afirma que este tipo de homínido “fue todo un viajero de largas distancias, con un pie muy arqueado, cuyo dedo gordo no le permitía coger objetos pero con sutiles diferencias respecto a los seres humanos de hoy. (…) Podría ser similar al del “Homo erectus”. Este es el primer humano con proporciones similares a las nuestras, con piernas largas y brazos cortos. Pero al mismo tiempo, el cerebro de “Homo naledi” es mucho más pequeño que el del “Homo erectus” y sus hombros y dedos curvados se parecen a los de Lucy (“Australopithecus afarensis”). Es una nueva combinación de rasgos que no habíamos visto antes.”
En efecto, los restos fósiles muestran que sus pies se asemejan en mucho a los nuestros, los del hombre moderno, pese a que su curvatura es mayor que la actual.
El segundo estudio, liderado por la paleoantropóloga Tracy Kivell, describe las manos revelando una combinación única de rasgos que nunca se habían apreciado en ningún otro fósil de homínido. Así, los huesos de la muñeca y el pulgar muestran características anatómicas mucho más modernas, como las de los Neandertales o, incluso, las nuestras. Esto conllevaría que el “Homo naledi” era perfectamente capaz de agarrar objetos con sus manos fuertemente y de utilizar herramientas de piedra.
Las manos del “Homo naledi” presentan características anatómicas muy modernas y muy similares a las del hombre actual. (Fotografía: Nature Communications)
Además, los huesos de sus manos –son casi 150 los restos recuperados correspondientes a esta parte del cuerpo- están más curvados que en la mayoría de los fósiles de homínidos primitivos. Estos se parecen más a los de Lucy, lo que también podría indicar que las usaban para trepar con total comodidad a los árboles.
Según expone en su estudio Kivell, el “Homo naledi” estaba “doblemente especializado. La adaptación de la mano del “Homo naledi” para el uso de herramientas, en combinación con su pequeño cerebro, tiene interesantes implicaciones sobre qué necesidades cognitivas son realmente necesarias a la hora de fabricar y utilizar herramientas. Y, dependiendo de la datación definitiva de estos fósiles, “Homo naledi” podría haber sido el autor de antiguas herramientas de piedra que hemos encontrado ya en Sudáfrica”.
A la espera de las dataciones
Sin embargo, tal y como explica perfectamente el conocido periodista y divulgador científico José Manuel Nieves, en el diario ABC, “el problema es que, pese a los esfuerzos de los investigadores y debido a la inaccesibilidad del yacimiento (se trata de una profunda sima en el fondo de una cueva de muy difícil acceso), no ha sido posible llevar a cabo una datación de los restos. De modo que no se sabe si tienen más de dos millones y medio de años (la edad de los australopitecos) o menos de cien mil, en cuyo caso “Homo naledi” sería un superviviente arcaico que convivió con los primeros representantes de nuestra propia especie, pero no un antepasado nuestro. “
Las conclusiones de ambas investigaciones vendrían a confirmar, por tanto, que el lugar evolutivo del “Homo naledi” se ubica, precisamente, en la transición de australopitecos a humanos. Sólo resta que se puedan llevar a cabo las necesarias dataciones para poder confirmar –o no- que nos hallamos ante uno de los tan esperados eslabones perdidos de la evolución humana.
Posibles cronologías evolutivas de Homo Naledi y comparativa con Australopithecus y Homo Erectus. (Imagen: El Periódico)
Imagen de portada: Todos los elementos pertenecen al Pie 1. (a) Vista dorsal. (b) Vista distal de los cuneiformes y el cuboide en la que se observa la reconstrucción del arco transversal. (c) Vista media que muestra el moderado arco longitudinal. Escala en centímetros. (Fotografía: Nature Communications)
Autor: Mariló T.A.