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Ancient Origins España y Latinoamérica

Restos óseos de hace 3.000 años parecen confirmar que los antiguos griegos sacrificaban seres humanos

En la antigua Grecia se contaban mitos sobre sacrificios humanos, ¿pero realmente mataban los antiguos griegos seres humanos para realizar algún tipo de siniestra ofrenda a los dioses? El esqueleto de un adolescente de hace 3.000 años, descubierto sobre un túmulo de cenizas de animales sacrificados a los dioses, parece indicar que es posible que así fuera.

Un equipo de arqueólogos ha descubierto los restos del muchacho en excavaciones realizadas este mismo verano sobre un altar de cenizas cercano a una plataforma de piedra que se encuentra en el monte Liceo de Arcadia, región del interior del Peloponeso. Durante unos 1.000 años, antes de que se diera muerte al muchacho, los griegos sacrificaron animales en este altar.

Aunque no se han hallado hasta el momento otros restos humanos en este montículo de cenizas, solo se ha excavado el 7% de este elemento por ahora, como informa Associated Press. Este túmulo de cenizas mide 30 metros de diámetro y 1,5 metros de altura.

El arqueólogo David Gilman Romano, profesor de arqueología griega de la Universidad de Arizona que se encuentra trabajando en las excavaciones, ha comentado a Associated Press, en declaraciones recogidas por el Toronto Star online: “Se tratara o no de un sacrificio, esto es un altar de sacrificios … así que no es el lugar en el que enterraríamos a un individuo. No es un cementerio.”

La parte superior del cráneo del muchacho se ha perdido, y quienquiera que depositara su cadáver aquí lo enterró entre dos líneas de piedras con una orientación este-oeste. Su zona pélvica estaba cubierta por losas de piedra. Según el equipo de investigadores, aún es pronto para poder afirmar con certeza cómo murió el joven.

Según algunos antiguos autores, se practicaban sacrificios humanos en el monte Liceo, vinculado a cultos religiosos griegos durante siglos. En el artículo de Asociated Press sobre este descubrimiento podemos leer que los arqueólogos que han trabajado en ruinas de la antigua Grecia rara vez han encontrado pruebas de sacrificios humanos, y nunca en la Grecia continental.

Panorámica desde el monte Liceo (Wikimedia Commons photo/Danno1)

Licaón era un mítico rey de la Arcadia de quien se dice que “había sacrificado un niño a Zeus sobre el altar que erigió en el pico más alto del monte (Liceo), razón por la cual fue convertido en lobo,” como podemos leer en el Diccionario de Mitología Clásica, Religión, Arte y Literatura.

En otra leyenda se cuenta que Licaón tenía 50 hijos impíos. Zeus visitó su hogar disfrazado de mendigo, o de un humilde peón, para poner a prueba su desprecio.

Siguieron el consejo de Menelao, el mayor de todos ellos, presentando ante él las entrañas de un niño mezcladas con el propio sacrificio. Sin embargo, el dios volcó la mesa y mató a Licaón y a sus hijos con el rayo, con la excepción de Nictimo, el menor de todos ellos, a quien Gea salvó aferrando firmemente la mano derecha de Zeus. Durante el reinado de Nictimo, el diluvio, vinculado al nombre de Deucalión, cayó sobre estas tierras como castigo por la impiedad de Licaón y sus hijos.

‘Deucalión y Pirra’, óleo de Giovanni Maria Bottalla pintado en 1635 (Wikimedia Commons)

Según otra versión de esta historia, Zeus perdonó a Licaón pero dio muerte a sus hijos al ofrecerle estos los despojos de Nictimo en una sopa.

“Algunos expertos creen que este mito tiene relación con el canibalismo que formaba parte del culto a Zeus Liceo, en el cual se creía que aquellos que comían carne humana eran transformados en lobos y vagaban por los bosques durante ocho o diez años antes de poder volver a adoptar forma humana—y eso únicamente si no volvían a comer carne humana,” leemos en la Enciclopedia de los Mitos y Leyendas del Mundo.

En la web del Proyecto para la Exploración y Excavaciones del Monte Liceo podemos leer además que: “En la Arcadia, región de la antigua Grecia del interior del Peloponeso, el santuario de Zeus sobre el monte Liceo destacaba por su gran fama, misteriosos rituales y poderosa influencia.”

La tierra del altar contenía piedras quemadas, muchos huesos de pequeños animales, fragmentos menudos de cerámica del siglo IV a. C., cuchillos de hierro, figuritas de arcilla entre las que destaca la de un pájaro, monedas de Egina y dos trípodes de bronce pequeños. Kourouniotes no halló restos de huesos humanos, solo de animales (principalmente vacas y cerdos). [...] El altar de cenizas era el lugar en el que se abrasaban las ofrendas animales, y diversos autores de la antigüedad, entre los que se cuentan Platón, Teofrasto y Pausanias, mencionan que se realizaban sacrificios humanos en este altar.

En el artículo de Associated Press podemos leer además que esta montaña estuvo habitada durante unos 5.000 años, aunque se desconoce por cuánto tiempo los adoradores de Zeus realizaron sacrificios al padre de los dioses en sus altares. De todos modos, a nadie se le ocurre por qué razón alguien tendría la idea de permanecer en un monte yermo e inhóspito como éste si no fuera para ofrecer sacrificios y rendir culto a un dios.

Autor: Mark Miller

Este artículo fue publicado originalmente en www.ancient-origins.net y ha sido traducido con permiso.

Imagen de portada: Los investigadores están analizando los restos óseos de un adolescente datados en 3.000 años de antigüedad y descubiertos recientemente en el monte Liceo, ubicado en el Peloponeso griego. (Fotografía: Ministerio de Cultura de Grecia)