Bonampak es un yacimiento arqueológico maya situado en la Selva Lacandona, en el municipio de Ocosingo, perteneciente al estado mexicano de Chiapas, y todas sus estructuras parecen haber sido construidas entre los años 580 y 800. Su fama radica en las excepcionales pinturas que adornan muchas de sus paredes, y es que el topónimo maya “Bonampak” significa, precisamente, “muros pintados”.
Toda esta maravilla arqueológica fue descubierta por el hombre occidental cuando, hace 70 años, el rastro de un venado condujo por casualidad al explorador Giles Greville Healey y a su guía, el indígena lacandón Chan Bor, a dar con lo que se conoce como “la Capilla Sixtina de América”: los murales del Templo de las Pinturas de Bonampak. En Bonampak son varias las edificaciones de mediano tamaño que circundan la plaza central. Sin embargo, son los increíbles murales descubiertos en una de ellas, los que hacen que Bonampak sobresalga de entre el resto de enclaves arqueológicos de la zona. En concreto, se trata de un edificio con tres espacios, completamente pintados, pertenecientes al periodo clásico tardío maya.
Estela maya frente al edificio 17 de la Gran Plaza de Bonampak. (Ihiroalfonso/CC BY-SA 3.0)
Sus célebres pinturas datan del año 790, y fueron creadas por medio de una compleja técnica donde, sobre un enlucido fresco de cal, se aplicaron los pigmentos en un medio de agua de cal (lechada), mezclado con un aglutinante orgánico. Los murales fueron realizados por un maestro que trabajó en compañía de, al menos, dos ayudantes. Las tres cámaras muestran una serie de eventos plasmados con un gran realismo.
En la primera cámara se representa una procesión de sacerdotes y nobles donde una orquesta toca numerosos instrumentos, como trompetas de madera y tambores, mientras los nobles charlan entre sí. El segundo habitáculo muestra una escena bélica, con prisioneros sentados ante el Señor Chan Muwan de Bonampak, a los que les son arrancadas la uñas de los dedos de las manos. Unos prisioneros que, según los especialistas, seguramente estaban siendo preparados para ser sacrificados. El tercer cuarto muestra una ceremonia con bailarines, ricamente ataviados, luciendo máscaras de dioses y a la familia gobernante punzándose la lengua con agujas de maguey, hasta hacerla sangrar, en uno de los muchos tipos de sacrificio que practicaban los mesoamericanos. La escena está acompañada por fechas numéricas y por los nombres de los participantes en la ceremonia.
Frescos de la Estructura 1 de Bonampak. (© 2004 Jacob Rus/CC BY-SA 2.0)
Ahora, según se informa desde la página web oficial del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) de México, 70 años después de que Healey y Bor observasen por vez primera tales maravillas, las escenas murales están siendo redescubiertas y recuperadas por restauradores y miembros de dicho organismo. De este modo, tras la conservación de su bóveda y tres muros realizada tiempo atrás, en los últimos meses del pasado año 2016, restauradores del Centro INAH Chiapas han estado avanzando en los trabajos del llamado Cuarto 3.
En la estrechez del Cuarto 3, los restauradores Paula García Reyes, Abril Buendía, Jorge Coraza y Constantino Armendáriz deliberaron sobre los contornos de las figuras dispuestas en el muro central, y al retirar poco a poco el velo blanquecino de sales que cubre la capa pictórica, con bisturí y espátulas dentales, han ido descubriendo que las escenas dan testimonio de un hecho real acaecido hace más de 1.200 años: una batalla que encumbró a Chaan Muan II, penúltimo rey de Bonampak, tras derrotar a sus enemigos de la ciudad de Sak’ Tz’i’.
Uno de los restauradores del INAH trabajando sobre los murales del Cuarto 3 del Templo de las Pinturas de Bonampak. (Fotografía: Haydeé Orea/INAH)
“Nos encontramos con evidencias como líneas, trazos del dibujo preparatorio, e incluso modificaciones que hizo alguno de los pintores para omitir ciertos detalles. Ellos hacían cambios finales en la técnica al temple, a diferencia de la primera que era al fresco, de modo que los tonos azules podían lucir casi transparentes, mientras que en las pieles que vestían los personajes podía observarse una saturación de color”, ha comentado el coordinador de campo, el restaurador Constantino Armendáriz.
El equipo de expertos cuenta con toda la información iconográfica necesaria, y también en relación con las técnicas utilizadas en los murales de Bonampak —compuesta por dibujos, fotografías y diversos análisis—, producida a partir del hallazgo de las pinturas: desde las primeras copias realizadas por Agustín Villagra Caleti y Antonio Tejeda, así como los análisis con microscopio óptico y de pigmentos realizados por Rutherford J. Gettens, hasta los sesudos trabajos de las historiadoras Mary Miller, Beatriz de la Fuente y Diana Magaloni, por citar algunos.
Algunas de las impactantes pinturas murales, tal y como lucen 70 años después de haber sido descubiertas por el hombre occidental. (Fotografía: Mauricio Marat / INAH)
“Lo que debemos avanzar es hacia el entendimiento de su iconografía, a su rescate desde el punto de la forma, de la imagen, para que se entienda y no resulte tan caótico a la vista del observador. Es un asunto de limpieza y de reintegración”, ha precisado la restauradora Paula García.
Por su parte, la doctora Diana Magaloni, ex directora del Museo Nacional de Antropología, ha señalado finalmente que:
“La amplia gama cromática usada por los pintores de Bonampak es sorprendente; encontramos hasta 28 mezclas de pigmentos que reflejan distintas calidades del mundo natural. El color azul, por ejemplo, presenta cuatro fórmulas distintas, y por tanto tonalidades, para ser aplicado como fondo de las escenas.”
Imagen de portada: Fotografía de uno de los impresionantes murales de Bonampak. (Fotografía: Mauricio Marat/INAH.)
Autor: Mariló T. A.