¿Podrían los megalitos prehistóricos de Stonehenge haber sido en el pasado el soporte de un edificio circular de dos plantas, un auditorio destinado a albergar festejos, discursos y eventos musicales? Ésta es la teoría de una arquitecta paisajista que ha diseñado una pequeña maqueta de su idea y busca financiación para construir una nueva maqueta a escala 1:10 del monumento de Stonehenge tal y como imagina que sería en su época.
Sarah Ewbank afirma que el hecho de que no sea arqueóloga la ha liberado de toda noción preconcebida y le ha permitido enfocar esta cuestión de una forma completamente novedosa.
Ewbank ha hablado con Ancient Origins por correo electrónico acerca de su visión de Stonehenge:
“Creo que Stonehenge fue un gran auditorio de la Edad del Bronce, una sala oval de gran tamaño rodeada por galerías que permitían contemplarla. Curiosamente, el nivel superior disponía de gradas, reflejando la altura de las diferentes secciones las diferentes alturas de los trilitos. Imaginemos tanto la sala como las galerías llenas de público, escuchando a un orador, o quizás celebraciones y festejos en las galerías con bailes en los niveles inferiores. Es posible también que las multitudes se reunieran para escuchar a cantantes o a músicos tocando instrumentos, o quizás tenían lugar en el recinto ceremonias para celebrar los solsticios. Todo ello suena sin duda espléndido, y por supuesto necesario: ¡no había aparatos electrónicos por aquel entonces!”
Añade a continuación:
Mi punto de vista es que un edificio tan espléndido merecía ser empleado a menudo, al igual que el Albert Hall de Londres sirve para dar cabida a cualquier tipo de evento, así que creo que nuestros ancestros de la Edad del Bronce hacían uso de Stonehenge en cualquier momento en el que se requería un recinto así. Nuestros ancestros de la Edad del Bronce eran personas inteligentes con necesidades similares a las nuestras de hoy en día. Olvidémonos del tópico de las ropas hechas con pieles de animales y los sacrificios rituales: es un error.
Ewbank dice haber comentado sus teorías con otros expertos. Algunos de ellos se muestran de acuerdo con su interpretación del posible uso del edificio, aunque otros discrepan en gran medida y se decantan por el punto de vista tradicional.
El aspecto del monumento en la actualidad. Howard Ignatius/ Flickr
La arquitecta especula con la posibilidad de que los paramentos del recinto estuvieran hechos de roble y el tejado de paja. Por supuesto, es altamente improbable que madera o ramas sobrevivieran en el transcurso de los miles de años de existencia de Stonehenge, por lo que hallar pruebas físicas de su teoría, aparte de la disposición de las propias piedras, es poco menos que imposible.
De hecho, la propia Ewbank explica en su página web que mucha gente le ha preguntado si existen pruebas de que Stonehenge tuviese un tejado. Ella indica al respecto que existen abadías de solo 500 años de antigüedad que ya han perdido sus tejados. “De modo que no esperemos encontrar una estructura de madera que haya aguantado el paso del tiempo después de 4.000 años,” afirma.
“Cuando se mira en su conjunto, encaja de forma absolutamente perfecta,” explica Ewbank en declaraciones al Salisbury Journal. “No he tenido que mover de su sitio ni una sola piedra. Simplemente he partido de todas las piedras que quedan y todo encaja.”
La maqueta realizada por la arquitecta Sarah Ewbank sin su techumbre de paja (Fotografía: © Sarah Ewbank)
La arquitecta cita diversas razones en su página web que justificarían que el monumento fuese un edificio circular, entre ellas:
Una de las piedras es conocida como la “piedra dintel,” al parecer por alguna razón importante.
Los monolitos presentan estrías en su superficie por motivos estructurales.
Los trilitos están espaciados la distancia justa necesaria para soportar cuatro armazones de gran tamaño. La diferencia de altura entre los trilitos permitiría construir estos armazones.
Ewbanks escribe en su blog:
Para construir estos grandes armazones, solo se habrían requerido ocho troncos de roble de 16 metros con un perfil inclinado. Los robles de la Edad del Bronce eran muy probablemente más grandes y mejores que los que tenemos a día de hoy. Al parecer, la construcción de barcos en el pasado arrebató al Reino Unido sus robles de mayor tamaño. Antes de desechar esta idea, pregúntese usted mismo: ‘Si las gentes de la Edad del Bronce eran capaces de extraer, transportar y tallar piedras que pesan entre 20 y 50 toneladas,¿podrían haber talado un roble y haber dado forma a su tronco para construir un tejado?’ La respuesta necesariamente es que sí.
La arquitecta ha declarado al Salisbury Journal:
“Los arqueólogos están muy obsesionados con las dataciones y su significado. Yo lo miré y pensé que se trataba de unas ruinas, y que con mis conocimientos sobre diseño podría descubrir qué hubo allí. En nuestro clima de la Edad del Bronce ya llovía, y ¿para qué se iban a trasladar 75 grandes piedras si solo ibas a bailar en torno a ellas dos veces al año? Si le pones un tejado puedes utilizarlo todo el año.”
Y de hecho aquellas gentes de la antigüedad al parecer trasladaron estas piedras una distancia bastante considerable. Los arqueólogos anunciaron en diciembre del 2015 que habían descubierto los huecos exactos en los que los bloques de piedra caliza de Stonehenge tuvieron su origen en un afloramiento rocoso de Gales, revelando que fueron extraídos 500 años antes de pasar a formar parte del famoso círculo megalítico que aún sigue en pie a día de hoy en Wiltshire, Inglaterra. Este revolucionario descubrimiento sugiere que el antiguo monumento fue erigido en un principio en Gales y más tarde desmontado, transportado y reconstruido a unas 140 millas de distancia en Salisbury Plain.
Recreación informática del emplazamiento de Stonehenge y sus alrededores. Public Domain
The Guardian informa de que el hallazgo se ha realizado en el transcurso de un proyecto llevado a cabo por el University College de Londres, en cooperación con las universidades de Manchester, Bournemouth y Southampton entre otras, para investigar las canteras de las colinas de Preseli situadas en Pembrokeshire, Gales.
Se sabe desde hace tiempo que los bloques de piedra caliza denominados en inglés bluestones, término empleado en sentido amplio para referirse a todas las piedras ‘foráneas’ de Stonehenge que no proceden de Salisbury Plain, tienen su origen en el sudoeste de Gales. Su nombre real es dolerita moteada, una roca ígnea que parece de color azulado al romperse y presenta una superficie salpicada de pequeños granos de feldespato y otros minerales incluidos en la matriz de roca fundida cuando se formaron estos materiales hace muchos millones de años. Hace ya casi un siglo, en 1923, el eminente petrógrafo Herbert Thomas fue capaz de identificar que su origen eran las colinas de Preseli de Gales.
Otro estudioso, Julian Spalding, ha teorizado recientemente que el Stonehenge que conocemos a día de hoy podría haber sido meramente el soporte de una serie de plataformas de madera elevadas. Estas plataformas podrían haber sido utilizadas para ceremonias espirituales y para ofrecer a los líderes religiosos un lugar elevado, que les acercara a los cielos y a los dioses.
Crítico de arte, historiador y antiguo comisario de museos, Spalding ha declarado a The Guardian: “En los tiempos antiguos, nunca se hubieran realizado ceremonias espirituales en el suelo. Los faraones de Egipto y los emperadores de China siempre utilizaban porteadores, como solía hacer el Papa. No estaba permitido que los pies de los hombres sagrados tocaran el suelo. Hemos estado mirando a Stonehenge desde una perspectiva moderna, terrenal.”
No se han hallado pruebas físicas hasta ahora que corroboren las teorías de Spalding.
El propósito exacto de Stonehenge se desconoce, aunque algunos investigadores creen que fue construido como un antiguo calendario para señalar las estaciones y los movimientos del sol y la luna. Otros dicen que era un lugar de sanación o al que se iba a morir, o quizás un emplazamiento sagrado en el que se adoraba a los dioses.
Imagen de portada: Maqueta a escala 1:50 del famoso monumento de Stonehenge ubicado en Wiltshire, Inglaterra, según lo imagina la arquitecta paisajista Sarah Ewbanks. (Fotografía: © Sarah Ewbanks)
Autor: Mark Miller
Traducción: Rafa García
Este artículo fue publicado originalmente en www.ancient-origins.net y ha sido traducido con permiso.