Cuando pensamos en el emperador romano Nerón, nos resulta casi imposible no imaginarlo cantando de forma desafinada mientras toca su amada lira y Roma arde frente a él. Cierto es que su imagen de déspota alocado, de tirano capaz de todo con tal de alcanzar sus metas, nos acompaña desde siempre y, en parte, gracias a los distintos “nerones” que se nos han descrito desde las pantallas cinematográficas. Pero, ¿cómo era realmente este personaje tan denostado a lo largo de los siglos y al que siempre se ha acusado de perseguir y acosar a los cristianos?
Según informa en sus páginas el diario español ABC, la exhaustiva exposición «Nerón, emperador, artista y tirano», abierta al público desde este fin de semana en Trier, Alemania, echa por tierra muchos de los injustos y erróneos mitos que siempre acompañaron a Nero Claudius Cæsar Augustus Germanicus, último emperador de la dinastía Julio-Claudia.
Busto de Nerón. Museos Capitalinos de Roma, Italia. (cjh1452000/Public Domain)
De hecho para Marcus Reuter, actual director del museo regional renano Rheinisches Landesmuseum Trier −una de las tres instituciones que organizan la muestra− en la actualidad hay suficientes elementos como para afirmar que no fue Nerón quien ordenó incendiar Roma. En realidad ese falso rumor habría sido extendido por los ricos patricios a los que expropió bienes y riquezas y que, a partir del año 65, emprendieron sucesivas campañas para derrocarlo.
Entre las piezas expuestas destacan el vaso del cuarzo del que Nerón bebía vino y varias pinturas que adornaban las paredes de su Domus Aurea hace 2.000 años. Es precisamente a través de los objetos expuestos cómo va tomando cuerpo para el visitante un Nerón repleto de inquietudes musicales y literarias que más parecen típicas de un alma renacentista que de un hombre de su tiempo.
Según los expertos, debemos erradicar los típicos estereotipos de Nerón persiguiendo a los cristianos por motivos religiosos u ordenando incendiar Roma, puesto que ambos son falsos. En la imagen, póster de la película ‘Quo Vadis’. (Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos de América)
«Hubo una pequeña exposición en Roma hace algunos años, pero hasta ahora ninguna muestra había abordado su figura multifacética, por lo que impera la imagen literaria y cinematográfica. Tiene mucho sentido que se haga ahora en esta ciudad, que en tiempos de Nerón era conocida como Roma Secunda» ha explicado Reuter en declaraciones al periódico ABC
«Nerón no persiguió a los cristianos por motivos religiosos, sino como un acto pragmático para conservar su poder», afirma a su vez Markus Gross-Morgen, director del Museum am Dom Trier: segunda de las tres sedes que ha sido necesario habilitar para presentar los más de 800 objetos relacionados con el emperador y que, en algunos casos, fueron utilizados directamente por él.
Entre las piezas expuestas destacan el vaso del cuarzo del que Nerón bebía vino y varias de las pinturas que adornaban las paredes de su Domus Aurea hace 2.000 años. (Fotografía: GDKE/ABC)
Para los comisarios de la exposición, Nerón destacó sobre todo como arquitecto y reformista: dos facetas que, lamentablemente, no han sido suficientemente estudiadas hasta ahora.
Asesorado por comisarios de 15 países, Reuter ha logrado reunir piezas tan valiosas como el busto de Agripina, de dos milenios de antigüedad, madre de Nerón.
«Si está aquí Nerón, no podía faltar Agripina. La única meta de la llamada Emperatriz de Colonia fue que su único hijo llegase a ocupar el trono, algo que consiguió paso a paso, con un gran cálculo de poder y con mucho coraje… y esas fueron las enseñanzas que forjaron la forma de hacer política de Nerón, su escuela», ha subrayado por su parte la comisaria Korana Deppmeyer.
Agripina coronando con laurel a Nerón como símbolo del ascenso al poder de éste. Museo de Afrodisias, Turquía. (Carlos Delgado/CC BY-SA 3.0)
Agripina la Menor, también conocida como Agripinila, era bisnieta de César Augusto. El padre de Agripina Germánico, por su parte, era por un lado nieto de la esposa de Augusto, Livia y por el otro de Marco Antonio y Octavia. La verdad es que las posibilidades de que Nerón ascendiera al trono eran muy escasas, ya que su tío materno Calígula comenzó su reinado a la edad de 24 años, tiempo más que suficiente para tener o nombrar a sus propios herederos. Además, Agripina perdió el favor de Calígula, y tras la muerte de su esposo fue enviada al exilio, administrando Calígula la herencia de Nerón. Pero antes de que Calígula pudiera empezar a pensar en su sucesión, fue asesinado junto con su esposa y su hija. Un asesinato que elevó al trono a su tío Claudio, quien una vez en el poder, permitió a Agripina regresar del destierro.
Agripina era una madre dominante que se inmiscuía continuamente en el gobierno de Roma. Una mujer a la que muchos antiguos historiadores acusaron de haber asesinado a su propio marido. Una madre que educó a su hijo Nerón insistiéndole, una y otra vez, en que el fin siempre justificaba los medios… De tal modo que, finalmente, su propio hijo la asesinó, convirtiéndose así en el único emperador romano capaz de cometer un matricidio.
Los remordimientos de Nerón tras matar a su madre (1878), óleo de John William Waterhouse, (1849-1917). Sotheby's Collection. (Public Domain)
«La política no era lo que más le interesaba. Si su madre Agripina no lo hubiera impulsado al trono, lo más seguro es que hubiera sido artista, pero esa faceta quedó reducida a su ámbito privado, y es evidente que suponía una frustración para él. (…) Eran cosas que un emperador romano no solía hacer y que a ojos de la corte eran extrañas, insoportables, poco masculinas, que generaron un rechazo que ayudó a propagar su leyenda negra más tarde», apostilla Marcus Reuter.
Y es que Nerón en realidad se sentía cantante y actor desde niño, lo que motivó que historiadores como Tácito o Suetonio le considerasen por ello un emperador de bajo nivel, un gobernante que no daba la talla y que no estaba a la altura ni de Roma ni del pueblo romano.
Imagen de portada: Visitantes en la exposición «Nerón, emperador, artista y tirano», realizada en Trier (Alemania) (Fotografía: GDKE/ABC)
Autor: Mariló T. A.