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Ancient Origins España y Latinoamérica

Mandíbula grabada y pintada utilizada como joya hace más de 1.500 años por los zapotecas

Un equipo de arqueólogos ha desenterrado mandíbulas humanas pintadas en un centro ceremonial de México vinculado a la antigua civilización zapoteca. Se cree que los zapotecas utilizaban estos huesos como colgantes para collares, como parte de sus ancestrales rituales religiosos. También se encontraron en el yacimiento docenas de estatuillas y silbatos, algunos de ellos con la efigie del dios mesoamericano Xipe Tótec.

Centro ceremonial zapoteca

Live Science informa de que se ha realizado este descubrimiento en el antiguo centro ceremonial de Dainzú-Macuilxóchitl situado en el valle de Oaxaca, en el sur de México. Dainzú es un yacimiento arqueológico zapoteca que fue habitado por primera vez entre los años 700 a. C. y 600 a. C., aunque la época de máximo esplendor de este asentamiento tuvo lugar entre los años 200 a. C. y 350 d. C., y el reciente descubrimiento corresponde a este período.

Las antiguas ruinas de Dainzú-Macuilxóchitl situadas en el valle de Oaxaca, en el sur de México, región habitada en el pasado por la civilización zapoteca. (Public Domain)

La civilización zapoteca, o “Pueblo de las Nubes”, como se la denomina en ocasiones, fue una civilización indígena precolombina que dominó la región hace unos 2.500 años. Dejaron atrás impresionantes ruinas y ejercieron una duradera influencia en muchas de las culturas que les sucedieron.

Panorámica de las ruinas zapotecas de Monte Albán, Oaxaca, México. (Public Domain)

Huesos pintados

Los huesos maxilares decorados descubiertos recientemente se encontraron en un área ceremonial del yacimiento de Dainzú, y aunque junto con ellas se encontraron otros objetos en honor al dios Xipe Tótec, a quien se vincula con sacrificios humanos, los investigadores no creen que estas mandíbulas provengan de víctimas de sacrificios.

Según Jeremias Pink, estudiante de posgrado de la Universidad del Estado de Oregón que ha participado en el descubrimiento, existen pruebas de que los zapotecas exhumaron, pintaron y modificaron los huesos de individuos enterrados en el complejo residencial de Dainzú.

En declaraciones de Pink a Live Science, “probablemente acudían a las tumbas de sus ancestros y extraían sus restos.” Pink añade a continuación que el pueblo zapoteca probablemente utilizara los huesos de sus ancestros “de manera ritual para demostrar los vínculos existentes entre sus ancestros y ellos en un intento de legitimizar de algún modo su posición dentro de la comunidad.”

Xipe Tótec en una ilustración del Códice Borgia, en la que aparece empuñando un arma ensangrentada y ataviado con la piel humana de una víctima desollada. (Public Domain)

Sorprendentes hallazgos

En la misma zona en la que se han encontrado las mandíbulas pintadas, los investigadores también han desenterrado unos 3.000 fragmentos de estatuillas, 30 moldes para estatuillas y 1.600 fragmentos de silbatos. Algunas de estas piezas representan al dios Xipe Tótec, aunque en su mayor parte no han podido ser identificadas.

Numerosas civilizaciones mesoamericanas son conocidas por sus complejos y ornamentados silbatos, que se diseñaban para imitar los sonidos de los animales, la naturaleza e incluso gritos humanos. Los propios silbatos a menudo tenían formas de animales, humanos o incluso seres mitológicos.

Izquierda: silbato con forma de rana de Yaxchilán (Tlapitzalli.com). Derecha: silbato maya con la efigie de un mono. (William Scott / BigStockPhoto).

Los investigadores especulan con la posibilidad de que estos silbatos y estatuillas hubieran sido destrozados intencionadamente como parte de algún rito ceremonial de los zapotecas, ya que en numerosos yacimientos arqueológicos mesoamericanos se han hallado pruebas de rituales similares.

Imagen de portada: Esta mandíbula humana grabada y pintada ha sido descubierta en un área ceremonial que se encuentra en el interior de un complejo residencial zapoteca ubicado en el yacimiento arqueológico de Dainzú-Macuilxóchitl (México). Fotografía: Erica Ausel (Universidad de Indiana)

Autor: April Holloway

Este artículo fue publicado originalmente en www.ancient-origins.net y ha sido traducido con permiso.