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Portada - Una de las tres máscaras mesolíticas de cráneo de ciervo pertenecientes a la nueva exposición sobre Star Carr del Museo de Arqueología y Antropología de Cambridge. Fuente: Josh Murfitt / MAA

Máscaras de ciervo de hace 11.000 años nos hablan de un olvidado mundo espiritual centrado en la Naturaleza

Se han descubierto cráneos de ciervos con agujeros para los ojos datados en 11.000 años de antigüedad en el yacimiento arqueológico mesolítico de Star Carr, situado unas cinco millas (ocho kilómetros) al sur de Scarborough en Yorkshire del Norte, Inglaterra.

Considerado a menudo el yacimiento más importante del Mesolítico en Gran Bretaña, Star Carr estuvo habitado a principios del período arqueológico Mesolítico. El lugar se conservó gracias a que en el lago Flixton, donde fueron descubiertos los cráneos, abunda la turba, configurando así un entorno que afortunadamente impidió que los materiales orgánicos se oxidaran y descompusieran.

 

 

Tres de las 33 máscaras de cráneos de ciervos, así como herramientas, armas y joyas, están actualmente expuestas en la Galería Li Ka Shing del Museo de Arqueología y Antropología de Cambridge. La exposición lleva el título de A Survival Story – Prehistoric Life at Star Carr (“Una historia de supervivencia – la vida prehistórica en Star Carr”), y el comisario de la exposición, Dr. Jody Joy, comentaba para los reporteros de Haaretz que “Ésta era una época anterior a la agricultura, a la cerámica y a la metalurgia – pero las personas que levantaron allí sus casas regresaron al mismo lugar durante cientos de años.”

Una de las tres máscaras mesolíticas de cráneos de ciervos de la nueva exposición. (Museo de Arquelogía y Antropología de Cambridge)

Una de las tres máscaras mesolíticas de cráneos de ciervos de la nueva exposición. (Museo de Arquelogía y Antropología de Cambridge)

Hace 11.000 años, las temperaturas ambiente estaban aumentando, y la Edad del Hielo estaba perdiendo terreno, provocando la subida del nivel del mar. Los arqueólogos han desenterrado abundantes cantidades de herramientas y armas en el antiguo asentamiento de Star Carr, entre ellas “227 puntas de asta utilizadas para la caza y la pesca”, considerada una cantidad excesiva en comparación con lo que requeriría una pequeña comunidad. Reforzando la idea de que Star Carr no era sólo un campamento de tránsito para nómadas cazadores-recolectores-pescadores, los arqueólogos participantes en el proyecto arqueológico Star Carr encontraron evidencias de “pasarelas de madera de la época mesolítica y embarcaderos a orillas del lago” que constituyen “los más antiguos ejemplos conocidos de carpintería en Europa.”

Rituales de caza del Mesolítico

Los arqueólogos tienden a asociar los objetos preagrícolas no utilitarios con la religión, pero los investigadores de Cambridge que están trabajando en Star Carr han planteado la posibilidad de que las máscaras de ciervos “pudieran haber sido elementos de camuflaje empleados durante la caza.” Aunque que la imagen de treinta o más cazadores acechando en un espeso bosque disfrazados de ciervos estimula la imaginación, el Dr. Joy señalaba al respecto que “quitaron parte de las astas... cabe sospechar que el ciervo no se habría dejado engañar”.

Para entender mejor por qué antiguos pueblos habrían realizado estos elaborados objetos sagrados, debemos adoptar una visión diferente del mundo y tener en cuenta el concepto de ‘animismo’. Imaginemos por un momento una realidad en la que todo objeto y fenómeno material poseyera una fuerza vital invisible; donde los reinos material y espiritual formaran sencillamente parte de ‘un todo’. En ese mundo, libre de razonamiento pre-científico, nuestros antepasados proyectaban los conceptos de alma, espíritu y sensibilidad sobre flora y fauna, luz y sombra, trueno y viento, lluvia y luz del sol.

Dibujo del siglo XVII con un chamán Tungus tocado con astas de ciervo. (Dominio público)

Dibujo del siglo XVII con un chamán Tungus tocado con astas de ciervo. (Dominio público)

Para posibilitar el éxito en la caza y la pesca, los rituales de caza realizados antes y después de la misma y destinados a enfocar y unificar los elementos naturales adecuados surgieron tiempo atrás en la prehistoria, probablemente cuando desarrollamos por primera vez el pensamiento supersticioso. Los rituales son, después de todo, los hermanos mayores ampliados y sistematizados de “tocar madera” y “no pasar por debajo de una escalera”.

Para entender mejor las creencias originales que condujeron a la creación de herramientas espirituales como estas antiguas máscaras, y para comprender en mayor profundidad los antiguos rituales de caza, los arqueólogos y antropólogos a menudo estudian los rituales de los actuales cazadores-recolectores. Según un trabajo de investigación realizado en el año 2015 y publicado por NCBI, los campesinos-cazadores mayas de la península mexicana de Yucatán, particularmente la comunidad de X-Pichil, aún realizan un ritual de caza: Loojil Ts’oon, Loj Ts’oon o Ceremonia de la Carabina.

Estos cazadores mexicanos creen conseguir “acceso seguro a la caza gracias a los dioses y los Señores de los Animales”, y perciben que sus rituales “renuevan el permiso divino para cazar a fin de continuar mereciendo el regalo de la presa después de un período de caza.” Según Rufino Chuc, cazador de X-Pichil, la realización del ritual Loojil Ts’oon “legitima matar a un animal” para una estructura que ha sido creada por el “impacto social, moral y emocional de la pieza cazada, garantizando que el cazador actúa correctamente antes, durante, y después de la caza.”

Depósito ceremonial, donde tienen lugar la mayoría de los actos del ritual del Loojil Ts’oon. (Dídac Santos-Fita; X-Pichil community, Quintana Roo, 2011)

Depósito ceremonial, donde tienen lugar la mayoría de los actos del ritual del Loojil Ts’oon. (Dídac Santos-Fita; X-Pichil community, Quintana Roo, 2011)

Se puede concluir que los rituales de caza están arraigados en la profunda creencia de que el ser humano no puede vivir sin entablar y ‘mantener’ asociaciones entre los elementos naturales y sobrenaturales de la naturaleza y nuestro destino. Hoy en día todo esto se engloba en un mismo concepto: el “animismo”. Pero esta forma de ver el mundo, a menudo rechazada, era la mentalidad natural con la que nacía el ser humano, y duró cientos de miles de años antes de ser aplastada por el auge de las religiones organizadas.

Este meteórico cambio de cultura llevó de la adoración en lo más profundo de las cuevas a refinados altares en templos sagrados, y con cada bloque de piedra que se alzaba hacia el cielo, las perspectivas sobrenaturales y espirituales de los antiguos pueblos indígenas se enterraban un poco más hondo.

Considerando todo esto, las máscaras de ciervo descubiertas en Star Carr no son solo objetos del Mesolítico singulares e imponentes, sino además valiosísimas reliquias de un paradigma perdido en la historia de la humanidad, iconos de una forma olvidada de ver el mundo.

Tocado de astas de ciervo perteneciente a las Colecciones de Scarborough. (Scarborough Museums Trust/ David Chalmers)

Tocado de astas de ciervo perteneciente a las Colecciones de Scarborough. (Scarborough Museums Trust/ David Chalmers)

Imagen de portada: Una de las tres máscaras mesolíticas de cráneo de ciervo pertenecientes a la nueva exposición sobre Star Carr del Museo de Arqueología y Antropología de Cambridge. Fuente: Josh Murfitt / MAA

Autor: Ashley Cowie

Este artículo fue publicado originalmente en www.ancient-origins.net y ha sido traducido con permiso.


Referencias:

González Y. Lo animal en la cosmovisión mexica o mesoamericana. In: González Y, editor. Animales y plantas en la cosmovisión mesoamericana. Plaza y Valdés: CONACULTA, INAH; 2001. pp. 107–22.

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