Un nuevo libro, Megalilto, afirma que los antiguos britanos construyeron Stonehenge “y otros círculos de piedra con conocimiento del teorema de Pitágoras, 2.000 años antes de que el filósofo griego formalizase la geometría.”
El investigador de megalitos Robin Heath, que ha contribuido al libro, comentaba para los reporteros de The Telegraph que ha presentado evidencias de “un gran triángulo pitagórico en el paisaje británico”, y el editor John Matineau conecta “Stonehenge con la isla galesa de Lundy y el lugar del que fueron extraídas las ‘piedras azules de Preseli’ utilizadas en Stonehenge.”
La más antigua representación conocida de Stonehenge: un gigante ayuda a Merlín a construir el famoso megalito. Ilustración de un manuscrito de la obra de Wace ‘Roman de Brut’, Biblioteca Británica. (Dominio público)
Las enormes piedras que hoy vemos en el monumento inglés de Stonehenge estaban en el pasado rodeadas por un círculo de 56 postes de madera o piedras más pequeñas, que según muchos arqueólogos registraban las posiciones del sol y de la luna y ayudaban a predecir eclipses y observar los cambios estacionales para ayudar a la agricultura. La herradura de piedra del centro de Stonehenge se cree que habría albergado en el pasado 19 piedras, representando el número aproximado de años solares que tardan el sol y la luna en completar un ‘ciclo metónico’.
Representaciones en forma de rueda de los 19 años del ciclo metónico, con la fecha de la luna nueva de Pascua del calendario juliano. Ilustraciones de un manuscrito computístico del siglo IX realizado en la abadía de St Emmeram. (Dominio público)
El punto o conclusión fundamental que podemos extraer del libro ‘Megalito’ es que la geometría pitagórica se estaba aplicando en los antiguos paisajes de Gran Bretaña ‘más de 2.000 años antes del nacimiento de Pitágoras.’ Para demostrar esta teoría, la obra está llena de afirmaciones como: “A menudo la gente piensa en nuestros antepasados como rudos cavernícolas, pero también eran avezados astrónomos” y “Vemos que utilizaban triángulos y cuadrados dobles que son versiones simples de la geometría pitagórica. Y luego observamos esta síntesis de números solares y lunares en diferentes monumentos.”
Respecto al contenido de ‘Megalito’, los autores comentaban a los reporteros que “gran parte de este conocimiento se perdió tras el ascenso del cristianismo en Gran Bretaña” y “Estos días se ve como algo ‘hippy’ o New Age, pero en realidad se trata de una omisión colosal para la historia de la ciencia que no veamos estos monumentos como lo que son,” según podemos leer en declaraciones recogidas por The Telegraph.
Algunos investigadores sostienen que Stonehenge fue diseñado para registrar las posiciones del sol y de la luna. (CC0)
El antiguo “conocimiento perdido” presentado en el libro ‘Megalito’ fue publicado hace pocos días coincidiendo con el solsticio de verano. Sin embargo, la idea de que los triángulos pitagóricos estaban siendo aplicados en la Gran Bretaña prehistórica nació en las mesas de un puñado de académicos a principios del siglo XX para entrar en la arqueología convencional en la década de 1960, cuando el profesor Alexander Thom de la Universidad de Oxford midió las alineaciones subyacentes de cientos de estructuras megalíticas de piedra del Reino Unido, Irlanda y la Bretaña francesa.
Thom presentó una serie de “complejas alineaciones astronómicas entrelazadas con triángulos pitagóricos, ángulos rectos precisos y elipses basados en triángulos pitagóricos, triángulos congruentes y polígonos básicos.” También propuso la famosa ‘yarda megalítica’: 2,72 pies imperiales u 82,96 centímetros, según Thom la unidad de medida estándar para la construcción megalítica, aplicada en los círculos de piedra del Neolítico de Gran Bretaña y Francia. (Thom, 1955)
Aunque nunca lo expresó claramente con palabras, Thom introdujo implícitamente la controvertida idea de que una élite teocrática de sabios instruidos – sacerdotes-astrónomos - reinaba sobre una sociedad neolítica altamente organizada, habiendo desarrollado además procesos geométricos y procedimientos constructivos.
Celebraciones del equinoccio de primavera del 2018 en Stonehenge. (CC BY 2.0)
En su época, las creencias de Thom contradecían las ideas de la época, ya que la mayoría de los arqueólogos creían por aquel entonces que las gentes del Neolítico eran grupos aislados de supervivientes, incapaces de una organización inter-tribal como la que planteaba Thom. Aunque hoy en día sabemos que sin duda éste era no era el caso, por fascinantes que puedan resultarnos los descubrimientos ‘pitagóricos’ expuestos en ‘Megalito’ debemos tener mucho cuidado en estos campos de investigación, ya que existen muchas variables por determinar, y siempre resulta conveniente tener en cuenta los argumentos de los escépticos.
El Sr. Heath, defensor sin complejos de la yarda megalítica, decía a los reporteros que “muchos círculos de piedra no eran completamente circulares, pero tenían una geometría derivada de triángulos pitagóricos ‘a menudo en números enteros de yardas megalíticas (2,72 pies/82,96 cm)’ que probablemente se trazaban empleando cuerdas y estacas.” Heath, al igual que muchos, por no decir la mayoría, de los que han contribuido al libro ‘Megalito’, escriben sobre la ‘yarda megalítica’ como si se tratara de un hecho histórico aceptado, aunque algunos de los más respetados arqueoastrónomos y arqueólogos del mundo están igualmente seguros de que las medidas estándar del Neolítico y sus módulos constructivos se desarrollaron independientemente en los diferentes lugares, y que jamás existió una medida ‘estándar’ de este tipo en el norte de Europa neolítico.
Stonehenge, acuarela de John Constable. Fuente: Dominio público
En 1981, Douglas Heggie, de la Escuela de Arqueología e Historia Antigua de la Universidad de Leicester, arrojaba dudas sobre la yarda megalítica de Thom, afirmando que “después de su análisis minucioso” descubrió “escasas evidencias de una unidad de alta precisión” y que lo consideraba “poca justificación para la afirmación de que en el Neolítico se empleaba una unidad altamente precisa”. (Heggie, 1981)
Además, en mi propio libro del 2015 A Twist In Time, en el que examinaba las mediciones subyacentes trazadas con cuerdas de los monumentos neolíticos, hablo del hecho de que Thom realmente “observó pequeñas diferencias en sus mediciones de la ‘yarda megalítica’ de círculo a círculo” y que su yarda megalítica era una unidad ‘promedio’. Sostengo en mi libro que estos ‘promedios’ sólo funcionan sobre el papel, y que las ‘pequeñas diferencias’ que observó Thom en sus mediciones de los diferentes círculos se debían a que las mediciones originales estaban basadas en “algo presente en todas partes, pero que variaba ligeramente de un lugar a otro.”
Llegué a la conclusión que ese “algo” éramos nosotros. En todo el mundo, las medidas originales utilizadas para la construcción derivaban de partes del cuerpo de reyes y gobernantes: pies, brazos, palmos y pasos, algo que hoy resulta evidente en los nombres de algunas unidades de medida: pies, palmos, codos, etc. Consolidando mi hipótesis, la medida original de 42,5 cm utilizada para construir el círculo de piedra conocido como Anillo de Brodgar en las islas Orcadas coincide con la longitud del antebrazo de una persona de 5 pies y 5 pulgadas de alto, desde la punta del dedo corazón hasta el codo.
La cuestión es, si no existe la yarda megalítica de Thom y los triángulos pitagóricos que afirmaba haber descubierto surgieron axiomáticamente, o lo que es lo mismo, los constructores no tenían ni idea acerca de ellos, entonces ¿es el triángulo gigante de Heath también una casualidad? Considerando todas las cosas, y decida a quien decida creer, le aconsejo firmemente que lea ‘Megalito’, al igual que debería leer cualquier otro buen libro, algo que muy pocos hacen. Realmente da que pensar.
Y hubo algo que Heath dijo a los reporteros que nadie puede discutir: "Me hace sentir muy triste que no se diga nada a los visitantes de Stonehenge sobre las alineaciones astronómicas, incluso cuando son muy fáciles de explicar.”
Imagen de portada: Atardecer en Stonehenge. Fuente: Dominio público
Autor: Ashley Cowie
Este artículo fue publicado originalmente en www.ancient-origins.net y ha sido traducido con permiso.
Referencias:
Thom, Alexander (1955). "A Statistical Examination of the Megalithic Sites in Britain". Journal of the Royal Statistical Society. Series A (General). 118 (3): 275–295. DOI:10.2307/2342494. JSTOR 2342494.
D. C. Heggie, Megalithic Science: Ancient Mathematics and Astronomy in North-west Europe (UK: Thames and Hudson, 1981), p. 58.
A Twist In Time, Alchemy International Publishing: Disponible en Amazon.