El reino y los restos de una ‘Reina Madre’ del antiguo Egipto recientemente descubiertos van a aportar nuevos e importantes datos sobre el pasado remoto de esta civilización, y podrían proporcionarnos asimismo información que podría constituir una advertencia útil también para nuestra época.
La reina Jintakus III, en cuya tumba había graffitis que se referían a ella como Reina Madre, vivió en torno al año 2450 a. C.: unos pocos cientos de años antes de que la civilización egipcia entrara en crisis al provocar la sequía que el río Nilo dejara de desbordarse. Su cráneo se encontró destrozado, según los expertos por los saqueadores de tumbas.
Arqueólogos checos descubrieron la tumba de Jintakus III, esposa del faraón Neferefre o Reneferef, en noviembre del 2015 en la necrópolis de Abusir (Abu-sir), al sudoeste de El Cairo. El jefe de la expedición, Miroslav Barta, ha afirmado que las sorprendentes similitudes entre los problemas climáticos del antiguo Egipto y los de nuestros días podrían implicar que la humanidad actual estuviera afrontando en el siglo XXI una catástrofe similar.
Vista cenital del pequeño santuario de la tumba de Jintakus III. (Martin Frouz, ČEgÚ FF UK)
Simultáneamente a la crisis que tuvo lugar en el antiguo Egipto a causa de la sequía, otras antiguas civilizaciones del Mediterráneo y Oriente Medio también colapsaron. Según Barta, estos acontecimientos del pasado deberían ser un toque de atención para nuestro mundo actual:
“Si aceptamos el colapso como un hecho, entenderemos los colapsos como parte del curso natural de las cosas y como uno de los pasos necesarios en el proceso que conduce a la ‘resurrección.’ Será entonces cuando seamos capaces de hacer algo al respecto.”
Aunque ningún estado moderno ha colapsado hasta ahora a causa del cambio climático y la sequía, extensas regiones del mundo están viéndose afectadas por la escasez del agua, la erosión del terreno, extinciones masivas de especies animales y vegetales en su entorno, la deforestación, y la desaparición progresiva del hábitat natural.
Barta ha declarado a la CNN que en su opinión la prosperidad de los países más ricos de hoy en día podría venirse abajo a causa del cambio climático.
“Podemos encontrar muchos indicios que nos llevan a nuestro mundo actual, que también se está enfrentando a numerosos desafíos internos y externos,” afirma Barta. Y añade a continuación: “Estudiando el pasado podemos aprender mucho sobre el presente. No somos tan diferentes [de los antiguos egipcios]. La gente siempre piensa que ‘nuestra época es diferente,’ y que ‘nosotros somos diferentes.’ Pero no es así.”
En la tumba de la reina Jintakus III se descubrieron tallas de madera, cobre, cerámica y huesos de animales, que según explicó Barta en sus declaraciones a la CNN, constituían “su ágape funerario”, su comida para el más allá. Estos hallazgos junto con el estado de sus huesos aportan datos acerca de su vida. Barta ha afirmado que las posibilidades científicas de este descubrimiento son enormes, añadiendo que se tardarán años en analizar su tumba en detalle, pero que la información que se obtendrá para los egiptólogos será cuantiosa.
Vasijas y jarrones de travertino hallados en la tumba de Jintakus III, Abusir, Egipto. (Martin Frouz, ČEgÚ FF UK)
Como podemos leer en la web de la CNN, la datación realizada mediante carbono-14 permitirá calcular su edad en el momento de su muerte y ayudará a averiguar si sufría alguna dolencia. Además, por el estado de su pelvis será posible saber cuántos hijos dio a luz.
Barta ha declarado a la CNN que la época de Neferefre y Jintakus III en el Imperio Antiguo ya se encontraba bajo presión a causa del auge de la democracia, el impacto del nepotismo y la influencia de diversos grupos de poderosos.
La tumba de Jintakus III vista desde el sur. Al fondo, la pirámide de Neferirkara y la inacabada pirámide de Reneferef. (Jaromír Krejčí, ČEgÚ FF UK)
Algunos cientos de años después de la muerte de la reina Jintakus III el Nilo dejó de desbordarse a causa de la sequía, que además provocó otros perjuicios de diversa consideración en el reino.
“(Esto) contribuyó a la desintegración de la era de los constructores de pirámides,” ha declarado Barta a la CNN. “Sin unas inundaciones razonables no podía haber unas cosechas razonables, por lo que los ingresos por impuestos se redujeron; sin unos ingresos adecuados no había medios para financiar el aparato del estado y mantener su ideología y su integridad.”
Las investigaciones llevadas a cabo en años recientes demuestran que diversas civilizaciones se hundieron a causa del cambio climático tanto antes como después del colapso del imperio egipcio hace 4.250 años.
Por ejemplo, en el 2013, las investigaciones publicadas en la revista Plos One demostraron que el cambio climático que tuvo lugar hacia el final del siglo XIII a. C. podría haber provocado el colapso de las civilizaciones mediterráneas.
Antiguas civilizaciones florecieron en regiones del Mediterráneo oriental como Grecia, Siria y Anatolia, pero sufrieron gravísimas crisis que las condenaron al colapso a finales de la Edad del Bronce. Los investigadores han descrito este colapso como violento, repentino y culturalmente perturbador. La economía palaciega de las regiones del Egeo y Anatolia características de finales de la Edad del Bronce fueron reemplazadas, tras un breve intervalo, por las aisladas culturas de pequeñas poblaciones de la Edad Oscura de la antigua Grecia.
Entre los años 1206 a. C. y 1150 a. C., el colapso cultural de los reinos micénicos, el Imperio Hitita de Anatolia y Siria y el Imperio Nuevo de Egipto en Siria y Canaán interrumpió las rutas comerciales y redujo de forma drástica la alfabetización de su población.
Representación artística de la ciudad de Argos, importante centro Micénico de la antigua Grecia. (Jeff Brown Graphics)
El estudio realizado en el año 2015 también reveló que algunas de las más antiguas civilizaciones de Oriente Medio y el Creciente Fértil podrían haberse visto afectadas por un brusco cambio climático. Estos hallazgos demuestran que aunque los factores socioeconómicos se consideraban tradicionalmente factores que dieron forma a las antiguas sociedades humanas en esta región, la influencia de bruscos cambios climáticos no debe menospreciarse.
Un equipo internacional de científicos encabezado por investigadores de la Escuela Rosenstiel de Ciencias Marinas y Atmosféricas de la Universidad de Miami (UM), descubrió que durante la primera mitad del último período interglacial conocido como Holoceno, que dio comienzo hace aproximadamente 12.000 años y continúa en nuestros días, el Medio Oriente muy probablemente experimentó condiciones más húmedas en comparación con los últimos 6.000 años, en los que el clima ha sido más seco y polvoriento. Arash Sharifi, candidato a doctorado del departamento de geociencias marinas y autor principal del estudio, ha afirmado al respecto:
“La naturaleza de alta resolución de este registro nos ha brindado la rara oportunidad de examinar la influencia de los bruscos cambios climáticos en las antiguas sociedades humanas. Podemos observar que las transiciones de diversas e importantes civilizaciones de toda esta región, como han evidenciado los registros arqueológicos e históricos disponibles, coincidían con episodios de altos niveles de polvo atmosférico; los altos flujos de polvo se atribuyen a condiciones más secas en toda la región a lo largo de los últimos 5.000 años.”
Todos estos ejemplos sugieren que podrían surgir más dificultades si el cambio climático sigue adelante. La cuestión es: ¿aprenderá la humanidad de sus errores del pasado?
Imagen de portada: Tumba de la reina Jintakus III. Origen: Martin Frouz, ČEgÚ FF UK
Autor: Mark Miller
Traducción: Rafa García
Este artículo fue publicado originalmente en www.ancient-origins.net y ha sido traducido con permiso.