Un nuevo estudio, publicado recientemente, analiza la diezma de las poblaciones indígenas de Jemez (Nuevo México) tras la conquista de América y la vincula con cambios en el crecimiento de los bosques y en el patrón de incendios de la zona.
Son ya más de 500 los años transcurridos desde que Cristóbal Colón y sus hombres pisaran por vez primera el continente americano. Sin embargo, el paso del tiempo no ha conseguido que estudiosos y expertos hayan logrado ponerse de acuerdo con respecto a las consecuencias producidas por dichos “descubrimiento” y “conquista”.
Una cosa sí que nos ha quedado clara: las enfermedades llevadas por los europeos y la violencia ejercida sobre las numerosas tribus diezmaron las poblaciones del conocido como “Nuevo Continente”. De hecho, los datos y cifras son aplastantes: entre 1492 y 1900 las poblaciones de indígenas nativos americanos disminuyeron de forma aterradora.
La violencia y las enfermedades traídas por los europeos diezmaron las poblaciones de indígenas americanos. “Batalla de Centla”, mural realizado por el pintor Homero Magaña Arellano. Palacio Municipal de Paraíso, Tabasco, México. (Public Domain)
Pero mientras algunos investigadores afirman que los virus y bacterias golpearon a los indígenas poco después de su primer contacto con los europeos, otros creen que este proceso fue mucho más gradual. Además, diversos estudios vinculan el cambio climático con el declive demográfico indígena.
Ahora, los investigadores han dado un paso más allá, preguntándose acerca de los tiempos, la magnitud y los efectos medioambientales provocados por aquella colonización. De este modo, tal y como publica la Agencia SINC, un nuevo estudio liderado por la Universidad de Harvard analiza la despoblación de los pueblos indígenas de Jemez (Nuevo México), y la vincula con cambios en el crecimiento de los bosques y en el patrón de incendios de la zona.
"En el suroeste, el primer contacto entre los nativos y los europeos se produjo en 1539, pero las cifras de población indígena no se resienten hasta 1620. A partir de esa fecha la despoblación es muy rápida. Desde 1620 a 1680 la mortalidad fue asombrosamente alta: alrededor del 87% de la población nativa murió en ese periodo tan corto”, explica Matthew Liebmann, profesor del departamento de Antropología de la Universidad de Harvard y autor del trabajo publicado en PNAS.
Un nuevo estudio analiza la despoblación de los pueblos indígenas de Jemez (Nuevo México) y la vincula con cambios en el crecimiento de los bosques y en el patrón de incendios. Fotografía de una de las Cataratas de Jemez: una serie de cascadas situadas en las montañas de Jemez. (NMMIMAJ/CC BY-SA 3.0)
"Cuando la gente habitaba la zona en poblados necesitaban madera para los techos y para calentar la casa y cocinar. Además, preparaban la tierra para la agricultura, así que los árboles no crecían de la misma forma cuando estos sitios estaban habitados. Sin embargo, cuando esta población indígena desaparece, los bosques empiezan a crecer de nuevo y se producen más incendios”, continúa explicando Liebmann.
Por otra parte, según Matthew Liebmann y el resto de autores de este estudio, los resultados de su investigación están íntimamente vinculados con los debates acerca de si nos hallamos en los inicios de una nueva era geológica a la que se ha denominado Antropoceno. Algunos investigadores han apuntado que el Antropoceno habría comenzado hacia el año 1610, época en la que los niveles globales de CO2 cayeron drásticamente.
Precisamente, una de las teorías sobre el Antropoceno Temprano sugiere que la desaparición a gran escala de los indígenas americanos, especialmente en la región amazónica, provocó que los bosques volvieran a crecer y a reabsorber carbón, provocando una disminución radical en los niveles de carbono.
La desaparición a gran escala de los indígenas americanos, especialmente en la región amazónica, provocó que los bosques volvieran a crecer y a reabsorber carbón. Fotografía de la orilla del río Negro (Amazonas), al oeste de la ciudad de Manaos. (Public Domain)
Sin embargo, según Liebmann y sus colegas "el suroeste fue uno de los primeros puntos de contacto entre europeos y nativos americanos y en 1610 aún no había experimentado una despoblación catastrófica, por lo que es difícil argumentar que haya pasado en el resto de Norteamérica en una fecha tan temprana”.
Pero aunque sus datos se refieren a un período posterior al que pertenecen las muestras de CO2 extraídas del hielo, la despoblación de los indígenas del suroeste de los Estados Unidos sí que podría haber acelerado la caída de los registros de carbono: “nuestros descubrimientos apoyan la idea de que hubo una despoblación masiva, aunque explicarla es más complicado de lo que se podría haber creído antes", concluyó el investigador.
Imagen de portada: Fotografía de la Masacre de Wounded Knee (1891), Dakota del Sur. Soldados de los Estados Unidos arrojan a una fosa común los cadáveres de los nativos americanos Lakota muertos en la masacre. (Public Domain)
Autor: Mariló T. A.