A solo 3 kilómetros de Sevilla, España, existen unos pequeños cerros a los que llaman carambolos y en uno de ellos, perteneciente al término municipal de Camas, se encuentra La Real Sociedad de Tiro de Pichón de Sevilla. En el año 1958 esta entidad inició unas obras para ampliar sus instalaciones, y en una de las excavaciones, el 30 de septiembre, uno de los albañiles encontró, casi en la superficie, un brazalete de oro de incalculable valor arqueológico.
Al observar que al brazalete le faltaba un adorno, tanto él como el resto de obreros siguieron excavando para dar con la parte restante. Pero su sorpresa fue mayúscula cuando encontraron un recipiente de barro cocido que contenía muchas otras piezas y que por desgracia se partió. Aparentemente eran imitaciones de joyas antiguas, de latón o cobre, por lo que no dieron mayor valor a lo encontrado. Tanto es así, que se las repartieron entre los trabajadores que habían intervenido. Sin embargo, los obreros decidieron, finalmente, entregar las joyas encontradas.
Primer plano del collar del tesoro en el que puede observarse el detallado trabajo de orfebrería. Museo Arqueológico de Sevilla, España. (José Luiz Bernardes Ribeiro/CC BY-SA 3.0)
Entonces, la directiva del Tiro de Pichón buscó la intervención del arqueólogo y catedrático don Juan de Mata Carriazo y Arroquia. El profesor Carriazo llevó a cabo un minucioso examen del tesoro y presentó el correspondiente informe, estableciendo que aquellas piezas pertenecían a la civilización tartésica y asignando un amplio margen temporal a su datación, atribuida a un período comprendido entre los siglos VIII a. C. y III a. C. En palabras del propio Carriazo:
El tesoro está formado por 21 piezas de oro de 24 quilates, con un peso total de 2.950 gramos. Joyas profusamente decoradas, con un arte fastuoso, a la vez delicado y bárbaro, con muy notable unidad de estilo y un estado de conservación satisfactorio, salvo algunas violencias ocurridas en el momento del hallazgo.
Pieza pectoral del Tesoro del Carambolo. Museo Arqueológico de Sevilla, España. (José Luiz Bernardes Ribeiro/CC BY-SA 3.0)
A día de hoy, según varios expertos, la fabricación del conjunto está datada entre los siglos VI a. C. y V a. C. para el collar y en torno a la primera mitad del siglo VII a. C. para el resto de las piezas. Recientes estudios han concluido además que en realidad se trata de un ajuar propio de los animales que eran sacrificados en templos fenicios dedicados al dios Baal y la diosa Astarté. Ahora, según informaciones publicadas por la Agencia SINC, investigadores del Centro Nacional de Aceleradores de Sevilla, han analizado once piezas del tesoro con técnicas microanalíticas no destructivas para conocer las propiedades de las aleaciones que se emplearon en su fabricación.
Dada la importancia del tesoro, en el Centro Nacional de Aceleradores se ha desarrollado un nuevo sistema portátil de microfluorescencia, y parte de dicho estudio, analizando los resultados obtenidos en 11 de las 21 piezas, ha sido publicado en la revista Radiation Physics and Chemistry. Según declaraciones de la doctora Simona Scrivano recogidas por la agencia SINC, se ha conseguido verificar la validez del uso del nuevo sistema de micro-XRF portátil para analizar detalles muy pequeños, tales como elementos decorativos y áreas de unión.
Los resultados han concluido en la existencia de una buena homogeneidad de las aleaciones empleadas en las 11 piezas analizadas. Además, se ha podido demostrar que han sido tres los distintos tipos de soldaduras empleadas: soldadura autógena, soldadura por fusión local y soldadura por aleación. Asimismo, se ha podido establecer, mediante el uso de los diagramas de fase de las aleaciones oro-plata-cobre, la existencia de varias etapas de fabricación en algunas de las joyas analizadas.
Tras el análisis de los resultados obtenidos, los investigadores del CNA, de la Universidad de Sevilla y de la Universidad de Extremadura, participantes en el estudio, han generado una hipótesis, según la cual los objetos habrían sido fabricados en un mismo taller en el que colaboraban varios artesanos procedentes de ámbitos tecnológicos diferentes. Concretamente, se han hallado rasgos típicos tanto de tecnología atlántica como fenicia, además de destacar el gran conocimiento demostrado por los antiguos orfebres con respecto a las propiedades de dichas aleaciones.
Imagen de portada: Original del Tesoro de El Carambolo, expuesto en el Museo Arqueológico de Sevilla en el 50 aniversario de su hallazgo. (José Luiz Bernardes Ribeiro/CC BY-SA 3.0)
Autor: Mariló T. A.