Al parecer un ladrón de hace siglos se la jugó y perdió al entrar a saquear la tumba de un antiguo aristócrata situada en la ciudad china de Qingzhou. Cuando los arqueólogos descubrieron esta tumba de hace 2.300 años, hallaron además de los restos del supuesto ladrón, dados, piezas y otros elementos de un misterioso juego de tablero.
Las excavaciones realizadas en esta tumba y las cinco fosas que había en su interior revelaron un ajuar funerario en el que había un dado de catorce caras, 21 piezas y fragmentos de un tablero de juego hecho pedazos, tal y como informa LiveScience.
Había pruebas de que la tumba había sido saqueada a conciencia. De hecho, los arqueólogos encontraron los restos de uno de los posibles saqueadores de tumbas en el interior de uno de los 26 hoyos excavados por los ladrones.
El dado de catorce caras recuperado en esta antigua tumba está hecho del diente de algún animal. Leemos en LiveScience: “Doce de las caras del dado están numeradas del 1 al 6 en una antigua forma de escritura china conocida como ‘escritura de sello’. Cada número aparece dos veces sobre el dado, mientras que dos de sus caras están en blanco.”
Escritura de sello sobre una placa de hierro, epitafio de la dinastía Qin. (Public Domain)
Las 21 piezas del juego, de forma rectangular, también tienen números pintados sobre sus caras. La placa hecha pedazos, antiguo tablero de este juego, ha sido reconstruida por los expertos. Había sido decorado con dos ojos envueltos por nubes de tormenta.
Se cree que todos estos objetos diversos y sorprendentes pertenecían a un pasatiempo olvidado, el “Liubo”, enigmático juego de tablero que no se practica desde hace unos 1.500 años.
Dos aristócratas jugando al ‘Liubo’. Figuritas cerámicas funerarias de la dinastía Han Oriental (25 d. C. – 220 d. C.). (Sailko/CC BY-SA 3.0)
En la web del Museo Metropolitano de Arte de Nueva York podemos leer que el Liubo era un juego muy practicado en la antigua China, y que durante la época de la dinastía Han se convirtió en el juego de tablero más popular de la corte imperial, aunque también gozaba del favor de otros círculos más modestos. Para jugar al Liubo se necesitaba una gran cantidad de elementos diferentes: dados, piezas parecidas a las del ajedrez, un tablero de forma cuadrada e incluso cuchillos para cortar y raspar. El juego fue perdiendo popularidad gradualmente y dejó de jugarse hace unos 1.500 años.
La forma exacta de jugar al Liubo se ha perdido en la noche de los tiempos, aunque gracias a los descubrimientos arqueológicos de tableros y piezas, así como a las imágenes de jugadores que aún se conservan, se ha incrementado nuestro conocimiento de este misterioso juego. Se cree que cada oponente movía sus seis piezas en torno a un tablero de forma cuadrada. Una tirada de palos o de dados decidía los movimientos de cada pieza.
Mural de una tumba de la dinastía Han Oriental situada en Luoyang, Henan. En la pintura podemos ver a dos jugadores de Liubo en primer plano, el jugador de la derecha con su mano levantada como si fuera a arrojar los seis palos (elemento de algunos juegos chinos que se utilizaba de forma parecida a los dados). (Public Domain)
“El historiador Sima Qian (ca. 145 a. C. – 86 a. C.) cuenta la leyenda de un emperador de la dinastía Shang (1600 a. C. – 1100 a. C.) que obligó a sus súbditos a jugar a Liubo contra él utilizando piezas talladas con las formas de diferentes dioses. No osando derrotar al emperador, sus oponentes se dejaban ganar, siendo declarado de este modo vencedor el emperador frente a los propios dioses,” leemos en MetMuseum.org.
Según The Standard Times, se desconoce a quién pertenecía la tumba, aunque los arqueólogos creen que podría haber sido construida para miembros de la aristocracia de “Qi”, antiguo estado que fue conquistado por el primer emperador de China en el 221 a. C.
La tumba excavada mide aproximadamente 100 metros de longitud y dispone de dos rampas, una a cada lado, que conducen a unas escaleras que descienden hasta la cámara funeraria, saqueada exhaustivamente. Hace tiempo estaba coronada por un túmulo funerario de tierra, que por supuesto ha desaparecido.
La antigua tumba había sido completamente saqueada, aunque parece que uno de los ladrones pagó un alto precio por ello. Fotografía: Chinese Cultural Relics
La revista digital LiveScience cita textualmente a los investigadores: “A pesar del enorme tamaño de la tumba, ha sido saqueada a conciencia. La cámara del ataúd había sido excavada casi por completo, sufriendo graves daños en el proceso.”
Aún están por determinar los detalles sobre los restos del sospechoso de haber saqueado la tumba, como su edad, su sexo o incluso cuándo murió.
Según LiveScience, los arqueólogos realizaron excavaciones en la tumba ya en el año 2004, aunque sus hallazgos no se hicieron públicos hasta el 2014. Recientemente se han publicado los detalles de su estudio, llevado a cabo por investigadores del Museo Municipal de Quingzhou y el Instituto Provincial de Shandong de Reliquias Culturales y Arqueología en la revista en lengua inglesa Chinese Cultural Relics (“Reliquias Culturales Chinas”).
Los juegos de dados y azar se remontan a hace 40.000 años. El juego de tablero más antiguo del mundo, llamado Senet, fue hallado en sendos enterramientos del Egipto predinástico y de la Primera Dinastía datados en el 3500 a. C. y el 3100 a. C. respectivamente. A causa del elemento de azar incluido en el juego y la creencia egipcia en el determinismo, se creía que los buenos jugadores estaban protegidos por los dioses. En consecuencia, los tableros de Senet a menudo se depositaban en las tumbas junto a otros objetos útiles para el difunto destinados a guiarle en su peligrosa travesía al más allá.
Estuche y piezas para jugar al Senet descubiertos en el interior de la tumba del faraón Tutankamón. (CC BY-SA 2.0)
El triste destino del ladrón hallado muerto en esta tumba china demuestra que saquear antiguos enterramientos no es ningún juego.
Imagen de portada: Dado de catorce caras que pudo haberse utilizado en el antiguo juego del “bo”. Fotografía: Chinese Cultural Relics
Autor: Liz Leafloor
Traducción: Rafa García
Este artículo fue publicado originalmente en www.ancient-origins.net y ha sido traducido con permiso.