La hermosa y cosmopolita ciudad de Barcelona, situada en la costa mediterránea de la península ibérica, justo en el centro de los deltas fluviales de los ríos Llobregat, y Besós, posee unos orígenes ancestrales, legendarios y rodeados de misterio.
Una de esas leyendas alude a una hipotética fundación por parte del general cartaginés Amílcar Barca, después de su desembarco en Iberia, mientras que otra se la atribuye a su hijo Aníbal, quien ocupara el territorio durante la segunda guerra púnica, en su avance hacia los Pirineos. Sin embargo, lo cierto es que no existen pruebas documentales de esta vinculación entre los nombres de la familia cartaginesa Barca y la ciudad que hoy conocemos como Barcelona.
Lo que sí es demostrable es la existencia de una antigua ciudad íbera, de la tribu de los layetanos, en ese emplazamiento. Una ciudad que, posteriormente, fue conquistada por Cneo Cornelio Escipión Calvo y convertida en una colonia romana bajo la protección de Cayo Julio César y de Octavio Augusto, recibiendo el nombre de Colonia Iulia Augusta Paterna Faventia Barcino.
Dishekel cartaginés de plata con la efigie de Amílcar Barca, célebre general cartaginés a quien la leyenda vincula con Barcelona.(Public Domain)
Ahora, muchos siglos después y tal y como se indica desde las páginas de El Periódico, los servicios de arqueología del ayuntamiento barcelonés han descubierto una nueva necrópolis romana, de la época republicana, durante las obras de rehabilitación y ampliación del edificio conocido como Torre de La Sagrera.
Hasta el momento se han podido localizar tres fosas con sus respectivos esqueletos, uno de los cuales ya ha sido trasladado hasta un depósito arqueológico ante la previsión de fuertes lluvias, que han obligado a proteger la excavación de forma improvisada. El primer hallazgo se produjo la semana pasada, mientras se excavaba una nueva red de servicios colectores. Obras que ahora mismo han quedado paralizadas hasta que se puedan recuperar y estudiar las tumbas de la zona en construcción.
Lamentablemente, las fosas han quedado parcialmente seccionadas y algunos de los esqueletos han sufrido daños por el trabajo de la maquinaria. No obstante, los expertos han explicado que los restos se encuentran en muy buen estado de conservación, calificando este descubrimiento de “extraordinario”.
Imagen de las obras que se están llevando a cabo en la calle Clara Zetkin de Barcelona, donde se ha encontrado uno de los esqueletos a casi dos metros de profundidad. (Fotografía: El Periódico/Albert Bertrán)
Asimismo, el equipo científico que está trabajando en el yacimiento cree que estas sepulturas se corresponden con la villa romana del Pont del Treball Digne, ubicada a unos 200 metros del lugar y previa a la fundación de Barcino. Además, las tumbas se encuentran al lado de lo que fue una vía romana, un lugar de enterramiento muy común en aquellos tiempos.
Gracias a los restos de cerámica encontrados junto a las tumbas, los arqueólogos han podido datar el hallazgo en el siglo I a. C., una antigüedad que coincide con la de la villa de La Sagrera.
Muy cerca de esta zona se encontraron hace cinco años 16 yacimientos arqueológicos con los restos de 59 individuos y construcciones diversas correspondientes a un periodo histórico que se iniciaba hace como mínimo 5.800 años: una amplia etapa que abarcaba desde el neolítico antiguo hasta el siglo XIX, pasando por las épocas ibera, romana y medieval.
Imagen de la primera fosa totalmente desenterrada. (Fotografía: El Periódico/Servicios Arqueología Barcelona)
El único esqueleto totalmente desenterrado se corresponde a un adolescente que ha sido apodado Augustus por los colegiales de los dos centros educativos colindantes al área del descubrimiento.
“No esperábamos dar con una necrópolis, pero no queremos que los restos sufran más daños”, ha puntualizado finalmente José Miguel Franco, jefe de las obras, quien además ha indicado que están colaborando activamente con el equipo de arqueólogos.
Imagen de portada: Uno de los tres esqueletos descubiertos recientemente al realizar unas obras en Barcelona. (Fotografía: El Periódico/Servicios Arqueología Barcelona)
Autor: Mariló T. A.