Desde que en el año 2003 se encontraron en Indonesia los restos de un pequeño homínido apodado como “hobbit” debido, precisamente, a su pequeño tamaño, la controversia no ha cesado en torno a dicho descubrimiento. Ahora, la recuperación de nuevos fósiles, así como estudios realizados recientemente, contradicen las conclusiones a las que llegaron los científicos que hace dos años aseguraban que no se trataba de una nueva especie.
La pequeña isla de Flores, ubicada en Indonesia, ha sido foco de la atención científica internacional desde que en Liang Bua, una de sus muchas cuevas, se hallaran los primeros restos fósiles del denominado Hombre de Flores (Homo floresiensis) en el año 2003. Esta antigua colonia portuguesa (entre los siglos XVI y XIX), anexionada posteriormente por Holanda, pasó a ser referencia internacional gracias a aquel esqueleto (datado en más de 60.000 años de antigüedad), de apenas un metro de altura y 25 kilos de peso, que sacudió la historia de la evolución humana, planteó múltiples interrogantes, y dio pie a numerosas hipótesis e investigaciones.
Liang Bua, la cueva de la isla de Flores donde en el año 2003 se descubrieron los primeros restos del sorprendente ‘Homo floresiensis’. (Rosino/CC BY-SA 2.0)
Hipótesis e interrogantes que en gran medida han hallado respuesta gracias a las investigaciones realizadas sobre nuevos restos de Homo floresiensis recuperados recientemente que, en esta ocasión, han sido datados en nada menos que 700.000 años de antigüedad. Unos restos que, según se explica en la prestigiosa revista científica Nature, consisten en un fragmento de mandíbula inferior de un adulto, un fragmento indeterminado de cráneo y seis piezas dentales aisladas de, al menos, tres individuos diferentes.
Un equipo internacional de científicos excavó la roca sedimentaria del yacimiento arqueológico Mata Menge, también de la isla de Flores, descubriendo mediante un estudio anatómico dichos restos fósiles.
Mandíbula del individuo SOA-MM4, arriba, vista superior (a), lateral (b), inferior (c) y anterior (d), comparada con la de uno de los ‘Homo floresiensis’ de Liang Bua (LB6/1, abajo). (Fotografía: Nature)
“Sorprendentemente, estos fósiles, entre los que se encuentran dos dientes de leche de niños, tienen por lo menos 700.000 años y anulan de una vez por todas las hipótesis de los escépticos que creían que el Homo floresiensis no era más que un ser humano moderno enfermo (Homo sapiens)”, ha explicado Gert van den Bergh, coordinador de la investigación desde la Universidad de Wollongong (Australia), en declaraciones publicadas por la Agencia SINC.
El tamaño de estos nuevos fósiles ha tomado por sorpresa a la comunidad científica, puesto que parece indicar que el “hobbit” ya era de muy pequeño tamaño hace como mínimo 700.000 años.
Una de las piezas dentales recuperadas recientemente cuya antigüedad es de más de 700.000 años. (Fotografía: Kinez Riza/LiveScience)
Los pequeños dientes descubiertos sólo pueden compararse con los de los Homo sapiens, cuya migración hasta Asia fue muy posterior a la época en la que vivieron los individuos recién encontrados, y con los de los Homo floresiensis.
“Es posible que el pequeño Hombre de Flores evolucionara hasta sus proporciones corporales en miniatura durante sus primeros 300.000 años en la isla de Flores, y sería por lo tanto un linaje enano derivado en última instancia del Homo erectus. También es posible que este linaje sea anterior a la primera llegada de los homínidos a Flores, lo que implicaría que el desarrollo evolutivo tuviera lugar en una isla trampolín entre Asia y Flores, como Sulawesi”, ha explicado al respecto Van den Bergh.
Reconstrucción del posible aspecto de una hembra de Homo floresiensis (Flickr/CC BY 2.0)
Tal y como expone perfectamente el diario español El Mundo, el equipo de Van den Bergh ha trabajado en la isla de Flores durante más de 30 años en colaboración con el profesor Mike Morwood, líder del grupo de investigadores que encontró el primer esqueleto de Liang Bua. Desde entonces han excavado 32 yacimientos en busca de más restos fósiles. Tuvieron que esperar hasta el año 2014, cuando el estudiante Mika Puspaningrum encontró lo que parecía ser el molar de un homínido en Mata Menge, a 50 kilómetros de distancia del yacimiento original.
“Lo único que lamento es que Mike falleciese en el 2013 y no haya vivido para compartir la experiencia del hallazgo de estos nuevos fósiles. Ambos sabíamos que tenían que estar en alguna parte”, confiesa Gert van den Bergh, quien ha homenajeado a Morwood concediéndole la autoría póstuma de la investigación ahora publicada.
Recreación artística de un Homo floresiensis. (Fotografía: El Mundo/Nature)
En declaraciones recogidas por El Mundo, el afamado paleoantropólogo de la Universidad Complutense de Madrid y codirector de los yacimientos arqueológicos de Atapuerca, Juan Luis Arsuaga, ha afirmado acerca del reciente descubrimiento:
Al haberse encontrado restos de varios individuos, se descarta la posibilidad de que fuese un caso patológico. De alguna manera, el hallazgo confirma a Homo floresiensis como especie. (…) Parece que el ancestro no sería Homo habilis, sino alguna población antigua de Homo erectus. Desde mi punto de vista, hay que prestar atención a Homo georgicus, que era una forma temprana de erectus con un tamaño y un volumen cerebral más pequeño.
Por último, otra investigación, encabezada por Adam Brumm, del Centro de Investigación de la Evolución Humana de la Universidad Griffith (Queensland, Australia), indica que las herramientas y tecnologías asociadas a los fósiles de Mata Menge son similares a las encontradas junto con los restos de Liang Bua, 650.000 años más antiguas, lo que sugiere una cierta estabilidad de comportamiento a lo largo del tiempo.
Algunos de los fósiles y utensilios de piedra recientemente descubiertos en el yacimiento indonesio de Mata Menge. (Fotografía: Nature)
Imagen de portada: En esta fotografía se puede observar la segunda versión (2.0) de la Reconstrucción Facial Forense Arqueológica del individuo LB1 de la especie Homo floresiensis. Ha sido cedida para la exposición “Facce. I molti volti della storia umana”. (Cicero Moraes et alii/CC BY – SA 4.0)
Autor: Mariló T. A.