Un equipo de arqueólogos ha desenterrado un cráneo elongado en una tumba perteneciente a la antigua cultura Silla de Corea, y que según los expertos no fue deliberadamente estirado mediante alguna práctica destinada a provocar una deformación craneal.
El cráneo fue hallado en la tumba de una mujer cerca de Gyeongju, antigua capital histórica del reino de Silla, que dominó la mayor parte de la península de Corea durante casi 1.000 años, desde el 57 a. C. hasta el 935 d. C.
Primer plano de los restos de la mitad superior del cuerpo de la mujer, entremezclados con otros objetos hallados en la tumba. Fotografía: Lee et al., publicada bajo una Licencia Creative Commons.
Los restos de la mujer, que tendría cerca de 40 años en el momento de su muerte, fueron descubiertos en el interior de un mokgwakmyo, ataúd tradicional de madera coreano. Aunque su esqueleto se encontraba relativamente bien conservado, el cráneo estaba fragmentado, y el equipo de investigadores tuvo que recomponerlo minuciosamente. Cuando acabaron de reconstruirlo, los científicos se sorprendieron al descubrir que era anormalmente largo. La anchura de la cabeza era menor al 75% de su longitud, según un nuevo informe publicado en la edición del 1 de junio de PLOS ONE.
“El largo y estrecho cráneo junto con la figura aún más estrecha del rostro del individuo objeto de estudio podrían ser considerados como características propias de la idiosincrasia de esta calavera, y no un rasgo típico de los orientales en general o los coreanos en particular,” comentan los autores del estudio. Y añaden a continuación: “Según un análisis cefalométrico, el índice cefálico (IC) del individuo era de 73,5, lo que sugiere una característica dolicocefálica (cráneo alargado). Este rasgo, al compararlo con grupos demográficos similares de la región, es poco habitual.”
El esqueleto de la mujer aún en el interior del mokgwakmyo. Fotografía: Lee et al., publicada bajo una Licencia Creative Commons.
El equipo científico examinó el cráneo en busca de indicios de elongación o compresión, una práctica conocida habitualmente como deformación craneal, en la que el cráneo es sometido a compresión entre dos tablas de madera o atado con fuerza con algún tejido desde la más tierna infancia. Los ejemplos más antiguos de deformación craneal conocidos se remontan a la época Neolítica, hace aproximadamente 10.000 años, y la práctica se dio en numerosas culturas de todo el mundo, entre ellas la del reino Gaya, cercano a la coreana Gyeongju.
No obstante, uno de los autores del estudio, Eun Jin Woo, antropólogo físico de la Universidad Nacional de Seúl (República de Corea), ha afirmado que los cráneos elongados intencionadamente suelen presentar huesos más planos en su zona frontal, por lo que el equipo acabó descartando la posibilidad de una deformación craneal forzada en este caso.
“El cráneo objeto de este estudio no presentaba las variaciones de forma habituales en los cráneos deformados,” aclara Woo a Live Science a través de un correo electrónico.
Brien Foerster, autor y experto en cráneos elongados, ha presentado algunas de las más fascinantes teorías acerca del cráneo objeto de este estudio. Foerster ha descubierto que mientras que la mayoría de los cráneos de este tipo presentan signos de una deformación craneal intencionada, existe cierto porcentaje de ellos, como los hallados en Paracas, Perú, que son anatómicamente diferentes y que no pueden ser explicados por la práctica de la compresión craneal.
El cráneo elongado de la mujer coreana reconstruido a partir de sus fragmentos óseos utilizando un programa informático de modelado en 3D. (A y A’). Debajo podemos ver la reconstrucción completa del cráneo incluyendo sus partes dañadas o perdidas (B y B’). Imagen: Lee et al., publicada bajo una Licencia Creative Commons.
Se han propuesto diversas explicaciones para la existencia de cráneos elongados por causas naturales, desde una deformación provocada por algún trastorno médico, como el síndrome de Sensenbrenner, el de Crouzon, el de Sotos o el de Marfan, hasta otras explicaciones más radicales, como la posibilidad de que fueran de origen extraterrestre, de manera parcial o por completo.
Los autores del estudio sugieren que podría tratarse simplemente de alguna variación de origen natural, pero afirman asimismo que serán necesarias nuevas investigaciones antes de llegar a una conclusión definitiva.
Reconstrucción digital del rostro de la mujer coreana realizada a partir de su cráneo. Imagen: Lee et al., publicada bajo una Licencia Creative Commons.
Imagen de portada: Cráneo elongado de una mujer de la cultura Silla hallado en Corea y reconstruido a partir de numerosos fragmentos.
Autor: April Holloway
Este artículo fue publicado originalmente en www.ancient-origins.net y ha sido traducido con permiso.