Un equipo de investigadores ha escaneado recientemente la momia de un antiguo sacerdote egipcio de hace 2.200 años. Los resultados obtenidos han demostrado que este hombre, que vivió en la época de la dinastía de los Ptolomeos, padecía fragilidad de los huesos y caries dental: dos trastornos generalmente asociados a un modo de vida más moderno y sedentario.
Los científicos creen que el hombre cuya momia se ha analizado recientemente era un sacerdote, y sus restos se encuentran expuestos en el museo nacional de Israel. Para examinarlos, los investigadores han realizado un escaneo mediante tomografía computadorizada que ha revelado que el individuo padeció algunas enfermedades a lo largo de su vida. La momia, a la que se ha apodado como “Alex”, fue envuelta en tiras de lino, y su rostro cubierto con una máscara de oro. Finalmente, fue depositada en el interior de dos ataúdes, uno dorado y otro negro. Cuando murió, el hombre tendría entre 30 y 40 años.
Tomografía computadorizada de la momia egipcia de hace 2.200 años expuesta en el Museo de Israel (Jerusalén). Fotografía: Associated Press
Según el Daily Mail, los investigadores observaron evidencias de una caries muy avanzada, por lo que dedujeron que este sacerdote sufrió terribles dolores de muelas. A lo largo de su vida, parece claro que evitó los trabajos manuales para concentrarse en su bienestar espiritual. Obviamente también devoraba alimentos muy ricos en carbohidratos. No resulta por tanto sorprendente que “Alex” tuviera las muelas cariadas. Era un trastorno bastante común entre algunas clases sociales del antiguo Egipto, debido a una dieta que contenía una gran cantidad de azúcares. La dieta y el estilo de vida de este hombre también le hicieron más vulnerable a la osteoporosis, reflejada también en los escáneres.
Esta investigación es la continuación de otros estudios internacionales que ya han sugerido que las gentes del antiguo Egipto padecían algunas enfermedades que aún son muy comunes a día de hoy. Como ha comentado al respecto Galit Bennett, comisario artístico de la exposición en la que se puede contemplar esta momia: “La osteoporosis es una enfermedad característica del siglo XX, una época en la que la gente ya no trabaja tan duro. Pasamos el día pegados a una pantalla. Nos ha sorprendido mucho que ya hubiera gente por aquel entonces que no realizara trabajos físicos, y que esto afectara a sus cuerpos, como le ocurrió a este hombre.”
Según los investigadores, el hombre medía originalmente 1,67 metros de estatura, pero tras su momificación, su cuerpo se encogió hasta los 1,54 metros. El equipo de científicos cree que esta disminución de la estatura fue provocada por el proceso de embalsamamiento y el clima seco de Israel. Sin embargo, estas mismas condiciones permitieron que los huesos, los dientes e incluso algunos restos de vasos sanguíneos, llegaran hasta nosotros en un excelente estado de conservación.
Se cree que la momia procede de Akhmim, situada unos 480 kilómetros al sur del actual El Cairo. Según la inscripción que se observa en la superficie del ataúd, los restos en él depositados son los de un sacerdote. La momia y el ataúd fueron un regalo hecho al Instituto Bíblico Pontificio Jesuita de Jerusalén a finales de la década de 1920 por jesuitas de Alejandría (Egipto). Los jesuitas de Jerusalén, por su parte, lo cedieron en préstamo al Museo de Israel.
Otro hecho interesante relacionado con esta momia es que se trata de la única reliquia de Israel que presenta un doble “Ojo protector de Horus”, un símbolo realmente significativo del antiguo Egipto.
Horus era la deidad clave del antiguo Egipto, como dios del cielo y de la guerra, y por esta razón se le representaba como un hombre con cabeza de halcón, o simplemente como un halcón.
La momia egipcia expuesta en el Museo de Israel de Jerusalén. Fotografía: Museo de Israel
No es la primera vez que una tomografía computadorizada ha ayudado a conocer mejor la salud de un individuo modificado hace milenios. Como ya informaba Mark Miller en Ancient Origins el 28 de septiembre del año 2015: “A lo largo de los años, los científicos han descubierto en antiguos restos humanos de todo el mundo señales de enfermedades del riñón, cáncer, enfermedades del corazón, desnutrición, úlceras, viruela, tuberculosis y otros trastornos. Ahora, por primera vez, un equipo de investigadores ha detectado un riñón enfermo en una antigua momia egipcia gracias a las imágenes obtenidas mediante tomografía computadorizada. […] Tras examinar la momia de un hombre llamado Irtieru, se descubrió que padecía una enfermedad del riñón llamada tuberculosis renal que calcificó (solidificó) el órgano.”
Irtieru murió en el Tercer Período Intermedio, y en la actualidad su momia forma parte de la colección egipcia del Museo Nacional de Arqueología de Lisboa. Como escribe Miller en su artículo: “En los escáneres de esta momia realizados mediante tomografía computadorizada se observa una pequeña y densa masa en forma de judía a la izquierda de la región lumbar. Su localización anatómica, y análisis morfológico y estructural apuntan al diagnóstico de una tuberculosis renal en su fase terminal. Si este diagnóstico es correcto, sería el caso más antiguo de tuberculosis del riñón conocido, y el primero detectado en un antiguo egipcio momificado intencionadamente.”
Como se puede ver, los trastornos de salud relacionados con un determinado estilo de vida no son algo nuevo. Pero lo que resulta interesante para muchos investigadores es poder descubrir qué enfermedades han soportado el paso del tiempo, constituyendo un vínculo entre el ser humano actual y sus antiguos antepasados. También es interesante observar cómo y por qué han perdurado estos trastornos a lo largo de los milenios.
Imagen de portada: Este ataúd, bellamente decorado, contiene los restos del antiguo sacerdote egipcio Iret-hor-iru. Fotografía: Oren Ben Hakoon
Autor: Natalia Klimzcak
Este artículo fue publicado originalmente en www.ancient-origins.net y ha sido traducido con permiso.