El misterio rodea la muerte del francés del siglo XIX que reveló otro gran misterio: el de los antiguos jeroglíficos egipcios. Jean-François Champollion murió joven tras descifrar la Piedra Rosetta, en la que se encontraban las claves para traducir muchos bellos y enigmáticos textos jeroglíficos descubiertos en las ruinas repartidas a lo largo y ancho de Egipto, proporcionando así al hombre moderno un conocimiento mucho más profundo de aquella gran civilización.
Champollion nació en Francia en 1790 y murió en 1832, tras haber visitado Egipto en el año 1829. Ya se habría sentido enfermo antes de volver de Egipto, según podemos leer en una carta escrita al director de la revista especializada Clinical Neurophysiology (Neurofisiología Clínica) por el Dr. Hutan Ashrafian del Departamento de Cirugía y Cáncer del Imperial College de Londres.
Jean-François Champollion está considerado como uno de los más grandes lingüistas de todos los tiempos; al descifrar los jeroglíficos del antiguo Egipto y la Piedra Rosetta se le ha considerado “Padre de la Egiptología.” Su temprana muerte a la edad de cuarenta y un años se atribuye generalmente a la fatiga y el cansancio por un exceso de trabajo en el transcurso de su visita de un año a Egipto. Sabemos que en este viaje se inició el proceso que acabaría provocándole la muerte tras regresar a su Francia natal, donde tenemos noticia de que murió de apoplejía dos años más tarde.’ Hutan Ashrafian
El Dr. Ashrafian escribe que utiliza aquí el término “apoplejía” en sentido genérico más que como un diagnóstico médico formal. La familia de Champollion se ha negado a permitir la autopsia de su cadáver, pero la información disponible acerca del trastorno de Champollion ha llevado al Dr. Ashrafian a extraer algunas conclusiones sobre la muerte de este gran estudioso del antiguo Egipto.
Retrato de Jean-François Champollion obra de Leon Cogniet (Wikimedia Commons)
Mientras estuvo en Egipto, Champollion no sufrió de fiebres ni de trastornos del sistema linfático. Pero más tarde sí que padeció debilidad muscular y parálisis de miembros, hasta tal punto que acabó respirando con dificultades. Tampoco sufría enfermedades del corazón ni deficiencias de riego sanguíneo. “Además, en el momento de descifrar los jeroglíficos (1828), se observó que perdía el conocimiento, aunque esto podría achacarse a un episodio de síncope vasovagal (desmayo) como resultado de una alteración emocional extrema. En sus últimas semanas se volvió emocionalmente voluble, lo que encajaría en la progresión de una afección pseudobulbar, que finalmente acabaría manifestándose como síndrome de enclaustramiento poco antes de su muerte,” escribe el Dr. Ashrafian en su carta.
La Piedra Rosetta (Museo Británico)
La afección pseudobulbar implica incapacidad para el habla. Puede parecer irónico que un hombre que dio ‘voz’ al antiguo Egipto y abrió su mundo a los estudiosos modernos como nunca hasta entonces, fuera incapaz de articular sus propios pensamientos justo antes de morir.
Dado que no era mentalmente disminuido ni sufría convulsiones, aunque sí debilidad en las piernas y más tarde incapacidad para el habla, el Dr. Ashrafian llega a la conclusión de que Champollion padecía esclerosis lateral amiotrófica: una parálisis total de sus músculos.
Captura de pantalla del traductor de jeroglíficos de National Geographic en la que podemos observar algunos jeroglíficos junto con su significado y transcripción
La palabra jeroglífico significa “palabras sagradas” o “símbolos sagrados.” Clemente de Alejandría fue el primero en utilizar este término. Los antiguos Egipcios llamaban a esta escritura mdju netjer, las “palabras de los dioses.” Los jeroglíficos más antiguos conocidos datan de entre el 3400 y el 3200 a. C., la época predinástica. Los jeroglíficos egipcios más recientes de los que tenemos noticia fueron grabados en piedra en torno al 394 d. C.
La Piedra Rosetta, descubierta por los franceses en 1799 en la ciudad de Rosetta durante la ocupación de Egipto por parte de Napoleón, contiene un texto escrito en jeroglíficos, junto con sus traducciones en egipcio demótico y antiguo griego. De este modo, Champollion, que había aprendido por su cuenta lenguas antiguas, pudo descifrar la escritura jeroglífica al completo comparando las traducciones al griego y el demótico con el texto original jeroglífico.
En la web del Museo Británico se puede leer una traducción completa al inglés del texto de la Piedra Rosetta. En 1801, las autoridades inglesas confiscaron un gran número de piezas arqueológicas a los franceses en Egipto, entre las que se encontraba la Piedra Rosetta. Fue transferida al Museo Británico al año siguiente. He aquí un extracto del texto de la Piedra Rosetta:
‘Ya que el Rey Ptolomeo, que viva por siempre, Dios Manifestado cuya excelencia es magnífica, hijo del rey Ptolomeo [y la reina] Arsínoe, Padres y Dioses amorosos, se ha dignado a hacer tantos favores a los templos de Egipto y a todos aquellos súbditos de su realeza, siendo un dios, hijo de un dios y de una diosa, y siendo semejante a Horus, hijo de Isis y Osiris, que protege a su padre Osiris, y siendo su corazón generoso con los dioses, pues ha donado mucho dinero y mucho grano a los templos de Egipto, [habiendo asumido grandes gastos] a fin de propiciar la paz en Egipcio y edificar templos, y ha recompensado a todas las fuerzas sometidas a su dominio; y de los tributos e impuestos que estaban vigentes en Egipto, ha reducido algunos de ellos o incluso renunciado por completo a otros, a fin de conseguir que el ejército y el resto del pueblo gozaran de prosperidad en su tiempo como [rey]’
Los antiguos egipcios grababan sus jeroglíficos en sellos de arcilla, piedras y rocas, vasijas cerámicas y objetos de hueso y marfil. Las inscripciones de la Piedra Rosetta están grabadas en basalto.
Imagen de portada: Detalle de la Piedra Rosetta (fotografía de All-len-All) y retrato de Champollion.
Autor: Mark Miller
Traducción: Rafa García
Este artículo fue publicado originalmente en www.ancient-origins.net y ha sido traducido con permiso.