Un reciente estudio ha revelado que la civilización Maya provocó un considerable impacto sobre su entorno y medio ambiente, cuyos efectos aún son perceptibles a día de hoy. La actividad que desarrollaron hace 2.000 años contribuyó a su decadencia y continúa influenciándonos en la actualidad.
Muchas edificaciones mayas pueden verse aún en nuestros días, como el Templo de Kukulkán de la ciudad prehispánica de Chichen Itzá en el estado mexicano de Yucatán. Kukulkán era la serpiente emplumada, una de las más importantes deidades mayas. La civilización maya también era conocida por su desarrollo de la escritura maya, el único sistema de escritura Mesoamericano aún por descifrar.
Templo de Kukulkán, Chichén Itzá, México (Rodolfo Araiza G. / Flickr)
Investigadores de la Universidad de Texas confeccionaron el estudio a partir de una síntesis de antiguos y nuevos datos. Creen que el ‘Mayaceno’ puede interpretarse como un microcosmos del actual ‘Antropoceno’, período a partir del cual la actividad humana empezó a afectar significativamente a su entorno. El equipo analizó el comportamiento de los mayas y su impacto sobre el clima, la vegetación, la hidrología y la litosfera – rocas y suelo –de entre hace 3.000 y 1000 años. Descubrieron que las infraestructuras mayas produjeron un fuerte impacto en los ecosistemas de la selva que les rodeaba. Estos impactos pueden identificarse básicamente a través de seis marcadores, conocidos como ‘puntas de oro’, que son indicadores de cambios a gran escala. Por ejemplo, rocas de “Arcilla Maya”, secuencias únicas de estratos del terreno, proporciones de isótopos de carbono, enriquecimiento químico generalizado, restos de edificaciones y modificaciones en el paisaje. Hay también señales de cambios climáticos inducidos por los mayas.
Ruinas mayas en la jungla tropical. (Wikimedia Commons) Un reciente estudio ha analizado el comportamiento de los mayas y su impacto sobre el clima, la vegetación, la hidrología, las rocas y el suelo, a lo largo de un período comprendido entre hace 3.000 y 1.000 años.
“Estos marcadores nos permitirán comprender mejor cómo y por qué los mayas interactuaban con su entorno, así como el alcance de su actividad” explicó Sheryl Luzadder-Beach, coautora y presidenta del Departamento de Geografía y Medio Ambiente. “En el estudio de las zonas húmedas, por ejemplo, nos sorprendió encontrarnos con una combinación de contribuciones humanas y animales. Los cambios geoquímicos indicaron que algunos de estos humedales eran de origen natural, mientras que otros eran entornos creados artificialmente para plantar cultivos lejos de las zonas más densamente pobladas.”
Beach añadió que históricamente es común que se hable de los perjuicios causados por cambios medioambientales en el pasado, como la erosión o el cambio climático provocados por la deforestación. Sin embargo, la forma en que los mayas alteraban su entorno para crear un extenso sistema de campos de cultivo, como respuesta a la subida del nivel del mar, puede resultar muy instructiva. Algunos estudios sugieren que la deforestación y otras acciones que implican cambios en el terreno y el entorno contribuyeron a que el clima de la región se volviera más cálido y seco durante el Período Clásico, hace entre 1.700 y 1.100 años. Muchos de los bosques, junglas y selvas de hoy en día aún siguen siendo afectados por estas actividades en la actualidad, y muchas de las características de ese período, como ciertas construcciones, bancales y humedales, siguen existiendo a día de hoy.
Se produjeron muchos cambios en el entorno por la construcción de las grandes metrópolis mayas, como la ciudad de Palenque, ubicada en la región mexicana de Chiapas, que podemos contemplar en la fotografía. (Wikipedia)
La Arcilla Maya y las secuencias de estratos del terreno aportan indicaciones sobre la erosión del suelo, cambios en el uso del terreno y períodos de inestabilidad. En particular, los perfiles de suelos cercanos a humedales revelan un incremento en las proporciones de isótopos de carbono como resultado de la agricultura y el cultivo del maíz. Los investigadores han observado también un incremento de entre el triple y el cuádruple de las cantidades de fósforo presentes en los sedimentos que datan de la época Maya. No obstante, el impacto más potente visualmente es el que se manifiesta bajo la forma de los restos de material constructivo y modificaciones del paisaje. Los investigadores creen que esto revela los procesos de gestión de agua utilizados por la civilización Maya para adaptarse a una época de cambio climático.
El investigador que encabeza el estudio, profesor de Geografía y Medio Ambiente Tim Beach, afirmó que la versión más popular a la hora de juzgar la acción del hombre sobre su entorno nos habla de un Antropoceno, un período que habría implicado un fuerte impacto humano sobre el medio ambiente a partir de la Revolución Industrial. Sin embargo, en la actualidad estamos estudiando con una mayor perspectiva y profundidad el impacto de la acción humana sobre el planeta.
“Aunque no cabe duda de que el proceso se ha acelerado en el último siglo, el impacto de la acción del ser humano sobre el medio ambiente es algo que lleva sucediendo desde hace mucho tiempo” declaró el profesor Beach a The Daily Mail.
El equipo piensa publicar en breve su estudio en la revista Quaternary Science Reviews. Llevará por título “El impacto de los antiguos Mayas sobre la superficie de la Tierra: ¿un antiguo análogo del Antropoceno?”.
Imagen de portada: Copia de una pintura de Bonampak en Chetumal. Copiada de una de las pinturas murales del Templo de los Murales de Bonampak, templo maya situado en la región mexicana de Chiapas. (Wikimedia Commons).
Autor: Robin Whitlock
Traducción: Rafa García
Este artículo fue publicado originalmente en www.ancient-origins.net y ha sido traducido con permiso.