Psamético I reinó en Egipto entre los años 664 a. C. y 610 a. C., y fue el fundador de la XXVI dinastía egipcia, la conocida como dinastía Saíta por tener su capital en Sais, ciudad ubicada en el delta del Nilo. A lo largo de su reinado consiguió independizarse del todo del imperio asirio, destruyendo con éxito los últimos vestigios de poder de la dinastía nubia sobre el Alto Egipto y forjando una vigorosa campaña contra los príncipes locales que se oponían a la reunificación del país. Además, estableció buenas relaciones con los gobernantes helenos y restauró la prosperidad en la nación egipcia.
Hace unos días, Ancient Origins trajo hasta estas mismas líneas la importante noticia del descubrimiento de un antiguo coloso que, en un principio, las autoridades egipcias identificaron con el famoso faraón Ramsés II. Sin embargo, según informaciones publicadas en el diario español El Mundo, esas mismas autoridades han corregido ahora sus anteriores conclusiones, asegurando que en realidad se trata de una escultura del faraón de la dinastía XXVI Psamético I.
"Al principio pensamos que se trataba de una estatua de Ramsés II o reutilizada por él y perteneciente a un rey anterior. Pero, cuando la cabeza fue recuperada, empezamos a encontrar rasgos como la forma de la corona, la oreja, la cara alargada, el ojo derecho o el modo de esculpir el cuerpo que son característicos de otros períodos. Hemos tenido la inmensa suerte de dar con lo que buscábamos, unas inscripciones que nos indicaran su identidad. Como parte del protocolo real, cada faraón tenía cinco títulos seguidos de cinco nombres. Hemos logrado recuperar el segundo título y el único que tenía esos jeroglíficos es Psamético I. No podemos confirmarlo al cien por cien, pero confiamos en hallar nuevos fragmentos en las próximas semanas y meses para tener la certeza definitiva. Si pertenece a este rey, sería la mayor escultura del período tardío descubierta jamás en Egipto", ha explicado el ministro de Antigüedades egipcio Jaled el Anani, en declaraciones recogidas por El Mundo.
Los primeros exámenes del texto descubierto abren nuevas incógnitas para los especialistas de la misión germano-egipcia, quienes se encuentran todavía al principio de un misterioso y laborioso puzle. Por otro lado, cierto es que el rescate de las piezas escultóricas no fue cosa sencilla, lo que podría haber influido también en su errónea identificación.
El rescate de las colosales piezas escultóricas no fue cosa sencilla. (Fotografía: Francisco Carrión/El Mundo).
“Se localizaron entre dos y tres metros bajo el agua y a tan sólo unos 50 metros de unas viviendas, con el peligro cierto de debilitar los cimientos de las construcciones modernas. Su retirada y recuperación fue un proceso muy lento”, ha detallado a El Mundo el egiptólogo alemán Dietrich Raue, quien desde hace un década codirige la misión.
Una vez recuperados, los diversos fragmentos fueron trasladados al jardín del Museo Egipcio de Antigüedades, situado en la céntrica plaza Tahrir de El Cairo.
“Permanecerán aquí durante los próximos seis meses. La restauración arrancó en el yacimiento. La encontramos en una situación crítica a causa del agua subterránea y la mala calidad de la tierra. Estudiamos su ambiente original, tanto la composición del agua como la tierra. Ahora necesita adaptarse al nuevo entorno y a una temperatura y humedad diferentes. Iremos poco a poco. El proceso durará unos cuatro meses”, explica Moamen Ozman, jefe del departamento de conservación del museo, en declaraciones recogidas por El Mundo.
Los expertos egipcios recuperan los fragmentos del coloso que en un principio identificaron, al parecer erróneamente, con el faraón Ramsés II. (Fotografía: Antena 3/EFE)
Mientras, obreros y arqueólogos seguirán horadando la tierra y comenzarán a excavar en otros dos emplazamientos cercanos, en busca de nuevos hallazgos. Además, los colosales e impresionantes fragmentos ya rescatados serán sometidos a nuevas labores de limpieza y a diversos análisis.
Imagen de portada: Detalle de un relieve con la efigie de Psamético I perteneciente a la tumba de Pabasa situada en Tebas, Egipto. (Public Domain)
Autor: Mariló T. A.