A lo largo de los años, los científicos han descubierto en antiguos restos humanos de todo el mundo señales de enfermedades del riñón, cáncer, enfermedades del corazón, desnutrición, úlceras, viruela, tuberculosis y otros trastornos. Ahora, por primera vez, un equipo de investigadores ha detectado un riñón enfermo en una momia egipcia gracias a las imágenes obtenidas mediante Tomografía Computadorizada.
Por lo general un riñón se descompondría mucho antes de los 2.800 años que han pasado desde que este hombre llamado Irtieru murió y fue embalsamado, pero al parecer sufría una enfermedad del riñón llamada tuberculosis renal que calcificó (solidificó) el órgano.
“Irtieru es una momia masculina envuelta en cartonaje que data del Tercer Período Intermedio y forma parte de la colección Egipcia del Museo Nacional de Arqueología de Lisboa,” escriben los investigadores en el resumen de su informe. “En los escáners de esta momia realizados mediante tomografía computadorizada se observa una pequeña y densa masa en forma de judía a la izquierda de la región lumbar. Su localización anatómica, y análisis morfológico y estructural apuntan al diagnóstico de una tuberculosis renal en su fase terminal. Si este diagnóstico es correcto, sería el caso más antiguo de tuberculosis del riñón conocido, y el primero detectado en un antiguo egipcio momificado intencionadamente.”
Un caso de tuberculosis de otro tipo, la pulmonar, se observó en los restos de una madre y un niño hallados bajo unos 9 metros (30 pies) de agua junto a la costa mediterránea de Haifa, en Israel, en el año 2008.
Entre otras enfermedades detectadas en restos humanos del antiguo Egipto, según informa National Geographic, está el ADN de parásitos que provocan la malaria presente en el tejido de dos momias de hace 3.500 años; lesiones de huesos típicas de un cáncer de próstata con metástasis en una momia de hace 2.250 años; un hombre de hace 2.900 años que sufría una dolorosa enfermedad de los huesos llamada enfermedad de Hand-Schuller-Christian; y pruebas de enfermedades gastrointestinales por beber agua contaminada del río Nilo en los restos de 200 personas enterrados en un cementerio cercano a Asuán.
El artículo de National Geographic también sostiene que diversos investigadores han identificado ADN del virus de la viruela en una momia siberiana de hace 300 años; ADN de las bacterias que provocan úlcera de estómago en una momia mexicana del año 1350; y un caso de afección cardíaca e infección pulmonar en un niño de corta edad momificado hace 6.500 años en Perú.
Ancient Origins informó en julio del 2015 de un análisis de los huesos de soldados de la Grande Armée de Napoleón que murieron en 1812 en Vilnius, Lituania, cuando regresaban a casa. Los investigadores llevaron a cabo estudios de los isótopos presentes en los huesos de algunas de estas desgraciadas víctimas del insensato ataque de Napoleón a Rusia. Los resultados demostraron que contenían altos niveles de nitrógeno, lo que se considera indicio de desnutrición y deshidratación. Los análisis de oxígeno y carbono también revelaron de dónde venían, dónde vivieron y de qué se alimentaban.
Napoleón se retira de Moscú, pintura de Adolf Northern (Wikimedia Commons)
En Marzo del 2015, Ancient Origins informó del caso más antiguo conocido de cáncer de pecho descubierto en un esqueleto de hace 4.200 años que mostraba señales de deterioro. Los investigadores creen que el cáncer de pecho de la mujer metastatizó (se extendió) a sus huesos.
Los hallazgos realizados en Qubbet el-Hawa, cerca de la ciudad de Asuán, al sur de Egipto, en Marzo de este año, y en Sudán en el 2014, revelan que el cáncer estaba presente en la región del Valle del Nilo desde hace milenios. La mujer desenterrada en Marzo era una aristócrata de Elefantina, la ciudad más meridional de Egipto.
En el año 2014 un equipo de investigadores descubrió el más antiguo caso de cáncer conocido en un esqueleto de hace 4.500 años hallado en Siberia.
Lesiones y perforaciones presentes en el cráneo de este hombre siberiano sugieren que las gentes de la Edad del Bronce ya enfermaban de cáncer. Foto: Angela R. Lieverse et al.
El caso más antiguo de fallo cardíaco detectado en una momia fue identificado este mismo año en los restos de Nebiri, que vivió hace 3.500 años en Egipto. La cabeza de Nebiri y un vaso canopo roto con sus órganos internos fueron descubiertos en 1904 en una tumba saqueada, y precisamente por esta razón, por no estar intactos los vasos canopos, se permitió a un equipo de investigadores analizar sus tejidos orgánicos.
A diferencia de Irtieru, que ha sido considerado de la élite por la calidad de su cartonaje pero cuya familia y posición en la vida desconocemos, sí conocemos el rango de Nebiri en el antiguo Egipto: su título era Jefe de Establos.
Los restos de Nebiri fueron descubiertos en el Valle de las Reinas de Luxor, y se encuentran actualmente en el Museo Egipcio de Turín. Su edad en el momento de su muerte estaba entre los 45 y los 60 años. Nebiri vivió durante el reinado del faraón de la XVIII Dinastía Tutmosis III, entre el 1479 a. C. y el 1424 a. C.
Nebiri padecía enfermedad periodontal aguda con abscesos, revelados por una tecnología denominada Tomografía Computadorizada Multidetector y una reconstrucción tridimensional de su cráneo.
En cuanto a Irtieru, los investigadores explicaron a Discovery que probablemente sobrevivió, al menos por un tiempo, a una infección pulmonar más antigua con tuberculosis.
Según estos investigadores, los antiguos egipcios no comprendían demasiado bien el funcionamiento de los riñones. Los embalsamadores habitualmente no extraían estos órganos, de una importancia vital para filtrar las toxinas de la sangre y excretarlas en forma de orina. El historiador griego Diodoro Sículo escribió que los embalsamadores consideraban los riñones irrelevantes y difíciles de extirpar del cuerpo.
Los cuerpos de muchos de los egipcios que eran momificados eran secados con sal, y sus órganos extraídos e introducidos en vasos canopos junto a sus ataúdes en las cámaras funerarias. Los embalsamadores dejaban el corazón intacto, pues los antiguos egipcios creían que en él residía la razón. El proceso de embalsamamiento y momificación duraba 70 días e incluía numerosos rituales, plegarias y procesos muy específicos y cuidadosamente controlados.
La Enciclopedia Smithsoniana, en su artículo sobre la momificación, explica por qué los antiguos egipcios ponían tanto empeño en conservar los cuerpos de sus personajes de más alto rango tras su muerte:
¿Pero por qué conservar el cuerpo? Los egipcios creían que el cuerpo momificado era el lugar en el que residía el alma o espíritu. Si el cuerpo era destruido, el espíritu podía también perderse. La idea de “espíritu” era compleja e incluía en realidad tres espíritus diferentes: Ka, Ba y Akh. El Ka, un “doble” de la persona, permanecía en la tumba y se nutría de las ofrendas y objetos que en ella se depositaban. El Ba, o “alma,” era libre para volar fuera de la tumba y regresar a ella. Y era el “Akh”, que quizás deba traducirse como “espíritu”, el que debía viajar al Inframundo para su Juicio Final y su entrada en el Más Allá. Para el antiguo egipcio, los tres eran esenciales.
Imagen de portada: el sarcófago de Irtieru es de una calidad excelente, lo que sugiere que era un personaje de alto rango. (foto del Museo Nacional de Arqueología de Lisboa)
Autor: Mark Miller
Este artículo fue publicado originalmente en www.ancient-origins.net y ha sido traducido con permiso.