Los esqueletos sorprendentemente altos descubiertos en Ecuador y en la región del Amazonas peruano están siendo sometidos a análisis en Alemania, según el equipo de investigación encabezado por el antropólogo británico Russell Dement. ¿Probarán estos restos que hace cientos de años existió una raza de gigantes en lo más profundo de la selva amazónica?
Según una web de noticias de Cuenca, desde el 2013 el equipo ha descubierto ya media docena de esqueletos datados entre principios del siglo XV y mediados del XVI y que miden entre siete y ocho pies de altura (de 2,13 a 2,43 metros).
Dement explicó. “Estamos en la fase inicial de nuestra investigación y solo puedo aportar una descripción general de lo que hemos descubierto. No quiero hacer afirmaciones basadas en la especulación, ya que nuestro trabajo aún sigue su curso. Por el tamaño de los esqueletos, esto tiene implicaciones médicas y antropológicas,” informa Cuenca Highlife.
A finales del 2013 Dement tuvo noticia de que un indígena Shuar de la zona había descubierto un esqueleto, aproximadamente a 70 millas (112 kilómetros) de Cuenca, en la provincia ecuatoriana de Loja. Dement se desplazó al lugar del hallazgo y recuperó la caja torácica y el cráneo de una mujer que habían quedado al descubierto por unas inundaciones. En una primera datación aproximada se calculó que los huesos databan de hace unos 600 años. El resto del esqueleto fue localizado y su altura una vez ensamblado fue, según parece, de siete pies y cuatro pulgadas (223,5 centímetros)
Este descubrimiento dio lugar a la formación de un equipo de investigación que incluía a cuatro científicos de la Freie Universität de Berlín, y contaba con la asistencia de indígenas Shuar de la zona. La universidad aportó fondos para continuar con la investigación y realizar más excavaciones.
Reconociendo que es un campo de investigación polémico, Dement ha observado que “A pesar de que llevo trabajando con la Freie Universität muchos años, me preocupaba que pudieran no conceder una subvención a alguien que estaba buscando gigantes. Para los profanos, especialmente si son científicos, entiendo que esto puede sonar un poco descabellado. […]”
“A causa de la naturaleza sensacional de este hallazgo, debemos ser extremadamente diligentes en nuestra investigación, ya que nos encontraremos con un alto grado de escepticismo,” añadió Dement.
Ilustración de “Mundus subterraneus” que sugiere que algunos huesos fósiles de gran tamaño procedían de una raza de gigantes (Wikimedia Commons)
En un plazo de seis meses de excavaciones y trazado de mapas en dos yacimientos diferentes: uno en las afueras de Cuenca y el otro en una asentamiento datado en torno al 1550 y aproximadamente a 20 millas (32 kilómetros) de distancia de la frontera entre Perú y Ecuador, el equipo ha hallado otros cinco esqueletos de gran estatura, además de algunos utensilios. Dement y sus colegas creen que esta tribu del segundo yacimiento cercano a la frontera habitó en este asentamiento durante por lo menos 150 años.
Los tres esqueletos completos y otros dos de los que se conservan solo parte de los huesos no presentaban señales de deformación y dan la impresión de haber gozado de una salud relativamente buena.
Dement declaró a Cuenca Highlife que “Los esqueletos no muestran señales de enfermedades, como eventuales trastornos de crecimiento hormonal, comunes en la mayoría de los casos de gigantismo. En todos los esqueletos, las articulaciones parecían sanas y la cavidad pulmonar voluminosa. Uno de los esqueletos que hemos datado era de una mujer que tendría unos 60 años cuando murió, una longevidad poco habitual en los típicos casos de gigantismo.”
Los enterramientos se llevaban a cabo cuidadosamente. Los cuerpos eran envueltos en hojas y enterrados en espesa arcilla. De este modo los esqueletos quedaban herméticamente encerrados y protegidos contra posibles filtraciones de agua, con lo que los restos se han conservado en buenas condiciones.
Se tiene noticia de que Dement había estudiado con anterioridad comunidades indígenas del Amazonas durante más de dos décadas, y había oído leyendas de “gentes muy altas, de piel pálida, que solían vivir cerca de aquí,” según dijo. Los ancianos de la comunidad indígena se los describieron a Dement como una raza de grandes y pacíficos pobladores de la Amazonia a los que en el pasado los pueblos indígenas Shuar y Achuar dieron la bienvenida, aunque las gentes del lugar también creen que este pueblo de gigantes pertenecía al ‘mundo del espíritu’ y no pasaba de ser un mito.
Hombre Shuar con su atuendo y pinturas tradicionales (CC BY-SA 3.0)
Desde el anuncio de este descubrimiento diversas informaciones han exagerado ampliamente las dimensiones de los hallazgos, convirtiendo los siete pies de estatura en siete metros (lo que serían unos 23 pies). Los huesos también se han vinculado erróneamente a fotos fraudulentas, así como a una reconstrucción de un “gigante de Ecuador”, que era en realidad un esqueleto falso fabricado para un parque temático suizo, actualmente cerrado.
Estas falsas informaciones no deberían restar valor al descubrimiento real de restos óseos de individuos cuya estatura supera los 2,10 metros en la selva amazónica ecuatoriana y peruana, que están siendo estudiados científicamente. Dichos esqueletos, aunque parecen encajar en las antiguas leyendas de una raza mítica, no son algo inusitado ni negado rotundamente por la literatura científica.
Podemos referirnos fácilmente a otros casos similares de seres humanos de gran estatura (o “gigantes”), como el de Robert Wadlow, conocido como el “Gigante de Alton”, y considerado la persona más alta conocida de la historia de la que se tiene constancia. Wadlow nació en Alton, Illinois, Estados Unidos, en 1918, y a su muerte medía ocho pies y once pulgadas (2,72 metros) de estatura.
Robert Pershing Wadlow, la persona más alta conocida de la historia de la que tenemos constancia, era de estatura gigantesca debido a la hiperplasia de su glándula pituitaria. (Creative Commons Fair Use)
Otro de los muchos casos de gigantismo en la era moderna de los que tenemos noticia es el de Charles Byrne (1761-1783), conocido como “El Gigante Irlandés,” cuyo esqueleto se encuentra expuesto en la actualidad en Londres, en la sede del Real Colegio de Cirujanos de Inglaterra. Las mediciones de su esqueleto dieron como resultado una estatura aproximada de siete pies y siete pulgadas (2,31 metros).
El esqueleto de Charles Byrne, “El Gigante Irlandés” expuesto en Londres, 2007. (StoneColdCrazy / CC BY SA)
Dibujo comparativo de los esqueletos de un gigante (O’Brien) y una enana (Crachani), expuesto en el Real Colegio de Cirujanos de Londres. (Wikimedia Commons)
Este mismo año un equipo de arqueólogos descubrió en Bulgaria los restos de lo que describieron como un “enorme esqueleto” en el centro de Varna, ciudad a orillas del Mar Negro cuya rica cultura y civilizaciones se remontan a hace unos 7.000 años. Se ha dicho del tamaño de los huesos descubiertos que era “impresionante”, y que habrían pertenecido a “un hombre de gran estatura”.
Ya que casos así se han dado a lo largo de la historia, parece razonable que hubiera individuos, comunidades o incluso poblaciones enteras que fueran considerados “gigantes” en la antigüedad.
Los resultados de la investigación que está llevando a cabo la Freie University van a ser publicados dentro de un año a partir de ahora según Dement, quien ha afirmado que se están examinando muestras de ADN de las comunidades Shuar cercanas al lugar de la excavación para comprobar si están relacionadas de algún modo con los restos óseos del antiguo asentamiento.
Se espera que la información publicada arroje luz sobre los pueblos que habitaban la selva Amazónica hace cientos de años, y cómo pueden haber interactuado con los Shuar y los Achuar, posiblemente dando lugar a mitos y creencias que se transmitieron durante generaciones, cristalizando en la leyenda de los gigantes ecuatorianos.
Imagen de Portada: Cráneo humano. Imagen meramente representativa. (Steve Snodgrass/CC BY 2.0)
Autor: Liz Leafloor
Este artículo fue publicado originalmente en www.ancient-origins.net y ha sido traducido con permiso.