Unos lugareños han descubierto cerca de un río en Turquía un altar de mármol del siglo II d. C. con un relieve en el que aparece un guerrero luchando contra un monstruo. Los expertos creen que esta escena mitológica representa a Bargasos, hijo del héroe y semidiós Hércules, batallando contra una hidra para invocar al dios río Harpasos. Una inscripción grabada en la coronación del altar indica que está dedicado a Harpasos.
Live Science informa de que unos habitantes de la zona hallaron este altar cerca del río Akçay, en una región controlada por el Imperio Romano en el siglo II d. C. Cuando se labró la piedra de este altar, por orden de un hombre de nombre Flavio Oulíade, el río aún se llamaba Harpasos.
El hijo de Hércules lucha contra una hidra de múltiples cabezas en una escena labrada sobre la superficie de un antiguo altar de mármol hallado en Turquía. La batalla recuerda el combate del propio Hércules contra la Hidra. (Fotografía: Hasan Malay)
“Obedeciendo a un sueño, Flavio Oulíade erige este altar al dios Harpasos,” se lee en la inscripción en griego que aparece en la coronación del altar.
“Como resultado de una comunicación con el dios y río Harpasos en un sueño, se solicitó a Flavio Oulíade que le dedicara un altar,” escriben en la revista Epigraphica Anatolica el profesor Hasan Malay de la Universidad del Egeo de Turquía y la arqueóloga Funda Ertuğrul del Museo de Aydin. Ambos creen que Flavio Oulíade era un firme creyente en Harpasos, el dios del río.
Añaden que Flavio podría haber rogado a Harpasos “por una buena cosecha o protección (para él y sus animales) contra inundaciones o caídas por las empinadas pendientes, o para sanar gracias a sus aguas curativas.”
En uno de sus doce trabajos Hércules luchó en la ciénaga de Lerna contra la Hidra, un monstruo de múltiples cabezas que parecían serpientes. Tras derrotar Hércules al monstruo se desecó la ciénaga, que se convirtió de este modo en terreno cultivable, con lo que se pudo hacer buen uso de ella.
Hércules y la Hidra, c. 1475, Galería Uffizi (Public Domain)
El relieve del altar hallado en Turquía nos muestra a Bargasos, hijo de Hércules y Bargé, luchando contra la hidra armado con un escudo y una daga. Está completamente desnudo, a excepción de su casco con cimera. El altar mide 45 cm de ancho (1,5 pies) y 61 centímetros de alto (2 pies). Se encuentra actualmente en el Museo de Aydin (Turquía).
Ertuğrul y Malay escriben que la historia de Bargasos y la hidra es similar a la que se cuenta de su padre. El río Harpasos contaba con muchos afluentes y se encontraba en un entorno arenoso comparable a la zona que rodeaba a la ciénaga de Lerna en Grecia. Según los investigadores, es posible que tras la batalla el dios Harpasos fuera el primero al que invocara Bargasos.
Citamos el artículo de Malay y Ertuğrul:
“La escena de nuestro altar podría ser una representación de un mito local acerca del combate de Bargasos contra el devastador río de numerosos brazos”. Y añaden: “El río se convirtió en una deidad benéfica [Harpasos], a quien se consagraría el altar.”
En honor al hijo de Hércules una ciudad de Turquía recibió el nombre de Bargasa.
En las antiguas creencias la Hidra tenía nueve cabezas, y si se le cortaba una inmediatamente crecían dos en su lugar. Por esta razón parecía imposible derrotarla. Hércules superó este inconveniente haciendo que el conductor de su carro de guerra aplicara tizones ardientes sobre los muñones tras cortar él las cabezas, impidiendo así que se regeneraran.
El conductor del carro de guerra de Hércules abrasa los muñones de la Hidra para impedir que se regeneren sus cabezas (Public Domain)
Pseudo-Apolodoro, un mitógrafo griego del siglo II d. C. escribe acerca de esta gran batalla:
“En su segundo trabajo se ordenó a Heracles que diera muerte a la Hidra de Lerna. La bestia habitaba en las ciénagas de Lerna, desde las que pasaba a la llanura para atacar a los rebaños y arrasar las cosechas. La hidra era una bestia enorme con ocho cabezas mortales y una novena inmortal en medio. Con Yolao como conductor, Hércules se dirigió a Lerna en su carro de guerra, y al llegar, tras detener a sus caballos, encontró a la Hidra sobre un risco cercano a los manantiales de Amimone, donde tenía su guarida. Arrojándole lanzas en llamas la obligó a salir, y cuando lo hizo Hércules pudo agarrarla. Pero la bestia se aferró a él enroscándose en torno a uno de sus pies, con lo que el héroe no fue capaz de mejorar su situación golpeándola con su maza, ya que tan pronto como arrancaba una de las cabezas de un golpe, otras dos crecían en su lugar. Fue entonces cuando un cangrejo gigante vino en ayuda de la Hidra y atacó con sus pinzas los pies de Heracles. Heracles mató al cangrejo y pidió ayuda a Yolao. Yolao se hizo con algunas antorchas prendiendo fuego a parte de los bosques cercanos, y, utilizándolas para quemar las nuevas cabezas que estaban brotando, impidió que siguieran creciendo. Una vez superado este problema, Heracles cortó la última cabeza inmortal, que enterró y cubrió con una pesada roca junto a la carretera que atravesaba las ciénagas de Lerna en dirección a Elaio. A continuación cortó en pedazos el cuerpo de la Hidra y hundió las puntas de sus flechas en el veneno de la bestia.”
Imagen de portada: ‘Hércules lucha con la Hidra de Lerna’, pintura de Francisco de Zurbarán, Museo del Prado (Wikimedia Commons)
Autor: Mark Miller
Traducción: Rafa García
Este artículo fue publicado originalmente en www.ancient-origins.net y ha sido traducido con permiso.