¿Es verdad que los tramposos nunca triunfan? Los arqueólogos creen que un dado de madera de hace 600 años descubierto en Noruega era utilizado para el juego en la época medieval. Al parecer era la preciada posesión de un jugador mezquino, quien podría haber tenido que cambiar de aires junto con su “amuleto” a medida que la gente se daba cuenta de la injusta ventaja de la que gozaba en el juego.
El Instituto Noruego para la Investigación del Patrimonio Cultural (NIKU por sus siglas en noruego) informa de que el dado tenía la característica inusual de dos cuatros y dos cincos, pero no uno ni dos. Este objeto de madera no sólo era tramposo, sino que además estaba inclinado. Mide 2,1 centímetros (0,83 pulgadas) de alto y ancho en su parte superior, pero 2,2 cm (0,87 pulgadas) en su parte inferior. La pieza pesaba unos 16,7 gramos.
El dado probablemente era utilizado por un jugador tramposo en apuestas medievales. (Angela Weigand, UIB)
La arqueóloga Ingrid Rekkavik escribe que las apuestas eran algo generalizado en Bergen en la época medieval. El problema era lo suficientemente grave como para que la práctica fuese finalmente prohibida por las autoridades. Rekkavik explica que incluso existía una ley municipal en 1276 que permitía a los “Defensores del Pueblo” (Ombdusmen) del rey confiscar el dinero de una mesa en la que se estuviese apostando y multar a los jugadores con unos 107 gramos de plata por infringir la ley.
Reyes jugando a los dados. Ilustración de “La saga sagrada de Olav”, obra de Snorri Sturluson, Saga del rey, Kristiania 1899. (Nasjonalmuseet)
El lugar donde se encontró el dado estaba lleno de posadas y bares en la Edad Media, por lo que al jefe del proyecto Per Christian Underhaug no le sorprendería que hubiera sido utilizado en el juego. Fue descubierto cerca de una calle de madera que se remonta al siglo XV.
¿Cómo acabó un dado trucado en la calle? Según Underhaug, es tan probable que fuese desechado intencionadamente como que se extraviara.
Rekkavik ha creado unos cuantos escenarios posibles para explicar cómo acabó este dado en la calle. La investigadora sugiere que el individuo que intentaba hacer trampas despertó sospechas o fue sorprendido en el acto. Uno de sus furiosos oponentes podría haber arrojado los dados a la calle, o el tramposo haberse deshecho de aquel pedazo de madera al observar que la gente empezaba a sospechar de él.
Las excavaciones. El dado fue descubierto durante una excavación realizada en el interior de esta estructura de hormigón de Øvre Korskirkeallmenning, en la ciudad de Bergen. (NIKU)
Live Science informa de que los arqueólogos no están seguros de cómo el dado podría haber funcionado a la hora de apostar, pero parece probable que en aquel juego una tirada de uno o dos fuese mala, y una de cuatro o cinco, buena. Aunque la mayoría de los indicios sugieren que este dado medieval era la “herramienta de trabajo” de algún jugador tramposo, también existe la posibilidad de que el objeto fuese utilizado en algún juego desconocido que no incluyera los números uno y dos.
El NIKU escribe que el dado es singular debido a sus alteraciones, aunque no es la única vez que se ha encontrado un dado medieval en Bergen – más de 30 se han recuperado hasta el momento.
Un estudio de febrero del 2018 demostraba que se conocen varios casos históricos de individuos tratando de hacer trampas en los dados:
“En la época romana, muchos dados eran visiblemente asimétricos, a diferencia de los cubos perfectos de hoy en día. Y a principios de la época medieval, los dados a menudo estaban “descompensados” en la disposición de los números, con el 1 en la cara opuesta del 2, el 3 en la del 4 y el 5 en la del 6 [...] Es posible que aquellos jugadores ya no considerasen las tiradas de dados algo determinado por el Destino, sino eventos aleatorios regidos por el azar.”
Selección de dados y fichas de juego de la época romana. (CC0)
Imagen de portada: Este dado medieval tiene dos cuatros y dos cincos, pero ningún uno ni ningún dos. Los arqueólogos creen que probablemente fuese utilizado para hacer trampas en el juego. En esta fotografía se observan los dos cincos del dado. Fuente: Angela Weigand/UiB
Autor: Alicia McDermott
Este artículo fue publicado originalmente en www.ancient-origins.net y ha sido traducido con permiso.