En la antigüedad, las carreras de cuadrigas eran el equivalente de nuestros actuales deportes más populares, y sus participantes eran los atletas mejor pagados de la historia. ¿Pero cómo se enfrentaban los caballos de estas cuadrigas al calor abrasador del norte de África? Los arqueólogos han hallado recientemente la respuesta a esta pregunta al descubrir en Túnez un avanzado sistema de refrigeración que permitía refrescar a carros y caballos y seguir adelante con las populares carreras de cuadrigas en el Circo Romano de Cartago.
Los circos de Cartago, Roma y de cualquier otra ciudad del imperio, se construían específicamente para las carreras de cuadrigas, un espectáculo vertiginoso, violento e increíblemente popular. En Haaretz, que ha informado sobre el sistema de refrigeración para caballos de cuadrigas recientemente descubierto, podemos leer que un antiguo auriga (conductor de cuadrigas) llegó a ganar hasta 36 millones de sestercios (monedas de plata): el equivalente de unos 15.000 millones de dólares en dinero actual.
Antiguo mosaico en el que se observa una carrera de cuadrigas disputada en el Circo de Cartago. (Wikimedia Commons/University of Chicago)
El Circo de Cartago medía 470 metros de largo y 30 metros de ancho. Era, por tanto, de menor tamaño que el Circo Máximo romano, que era más ancho y 80 metros más largo. Y mientras que el Circo Máximo podía albergar entre 150.000 y 200.000 espectadores, los especialistas calculan que el circo de Cartago tenía una capacidad de unos 45.000 espectadores. Aun así, el circo de Cartago era el recinto deportivo de mayor tamaño del imperio con la excepción de los existentes en la propia Roma.
Arcos de las ruinas del Circo Máximo de Roma: el mayor estadio para carreras de cuadrigas de la historia. (Wikimedia Commons/Joris van Rooden)
Se escribían incluso poemas en la antigüedad sobre carreras de cuadrigas (como éste por ejemplo), se utilizaban como motivo para mosaicos y, por supuesto, los circos construidos en todo el Imperio dan testimonio de la popularidad de este deporte en su época.
En Haaretz podemos leer también que los conductores de cuadrigas (o aurigas) lucían uniformes distintivos de diferentes colores que representaban a diversos grupos sociales o políticos de la sociedad de la época. Según los documentos de entonces, los aficionados aplaudían y vitoreaban entusiasmados cuando su equipo favorito alcanzaba la victoria. Algunos aurigas eran tan famosos y admirados que había gente que colgaba retratos suyos en sus casas.
Había incluso peleas multitudinarias entre aficionados, como una en Pompeya de la que nos habla el historiador romano Tácito, y en la que los aficionados pompeyanos se enfrentaron a ultras de la cercana Nucreia.
Parte de las razones por las cuales los arqueólogos han logrado determinar que los antiguos habitantes de Cartago refrescaban a sus caballos y cuadrigas en el circo llegaron con el descubrimiento de un mortero resistente al agua en el propio circo.
“Este tipo de mortero es conocido como mortero hidráulico. Es un tipo de mortero de cal resistente al agua mezclado con cerámica triturada y pulverizada que utilizaban los romanos en ingeniería hidráulica,” explica Frerich Schön, de la Universidad de Tübingen, en declaraciones recogidas por Ha’aretz. Schön es un especialista en tecnología hidráulica que descubrió la presencia del mortero hidráulico en la spina (espina), el muro que dividía el circuito por su eje longitudinal, como las medianas de las autopistas.
Se habilitaban tinas con agua a lo largo de la pista y la espina, en Cartago y también en el resto de circos del Imperio. Los sparsores—encargados de rociar con agua a vehículos y animales— hundían vasijas cerámicas en el agua y rociaban a las cuadrigas y sus caballos a medida que pasaban, en opinión de Ralf Bockmann, del Instituto Arqueológico Alemán, director de las excavaciones junto con Hamden Ben Romdhane, del Instituto Nacional de Patrimonio de Túnez.
Según ambos especialistas éste era sin duda un trabajo peligroso:
“Los sparsores irían por lo general a pie, directamente junto a la espina, presumiblemente al nivel de la arena, para refrigerar las ruedas de las cuadrigas que se desplazaban a gran velocidad. No está claro cómo se organizaba exactamente este sistema de refrigeración. Aunque sí que es seguro que debía ser una tarea peligrosa,” comenta el Dr. Bockmann a Haaretz.
Las carreras de cuadrigas no solo fueron muy populares en Roma, sino también en Grecia y el Imperio Bizantino. Eran menos violentas que los combates de gladiadores, pero aun así numerosos hombres y caballos sufrían graves heridas en el transcurso de las carreras, en ocasiones mortales.
Atenea Niké conduciendo una cuadriga a la victoria en un relieve de la antigua Grecia; las carreras de cuadrigas eran populares en todo el mundo clásico. (Wikimedia Commons/Jastrow)
Entre los aurigas había tanto esclavos como libertos. Las cuadrigas que conducían eran ligeras, lo que hacía aún más peligroso este deporte. Las carreras se disputaban a siete vueltas, y podían participar en ellas hasta doce cuadrigas.
“Muchos aurigas eran derribados al volcarse o partirse su cuadriga,” leemos en un artículo publicado en PBS. “Tras ser derribados podían encontrar la muerte siendo pisoteados por los veloces caballos o arrastrados por otros carros al enredarse sus riendas.”
Los aristócratas consideraban las carreras de cuadrigas un espectáculo infantil, ordinario y despreciable. Entre el pueblo llano, en cambio, las carreras de cuadrigas despertaban grandes pasiones, al igual que ocurre en la actualidad con muchos deportes.
Imagen de portada: Carrera de cuadrigas en la antigua Roma. (Universidad de Wisconsin)
Autor: Mark Miller
Este artículo fue publicado originalmente en www.ancient-origins.net y ha sido traducido con permiso.