En el año 409 a. C., tropas cartaginesas procedentes del norte de África masacraron y esclavizaron a 16.000 soldados y civiles de Selinunte, una metrópolis griega cuyas ruinas se conservaron en la antigüedad al cubrirlas la tierra y la arena. Tras trabajar durante muchos años, los arqueólogos han examinado y excavado la ciudad entera hallando 2.500 casas, calles, un puerto y una zona industrial en la que se producía una excelente cerámica.
Los arqueólogos han comparado el grado de conservación de Selinunte con el de Pompeya, ciudad romana de la península itálica que fue sepultada por las cenizas expulsadas por el Vesubio durante su erupción en el 79 d. C.
Aproximadamente el 15% de Selinunte, incluidos una espectacular acrópolis y algunos templos, ha permanecido por encima del nivel del terreno, y era visitado en lo que los británicos de la época victoriana solían llamar el Gran Tour. La llamaban la Ciudad de los Dioses. Hace más de 500 años, un temblor de tierra derribó estos edificios. Dos de los templos fueron reconstruidos a mediados del siglo XX y han constituido una atracción turística desde entonces.
“Selinunte es la única ciudad griega clásica de la que se ha conservado hasta nuestros días la metrópolis entera, en su mayor parte enterrada bajo tierra y arena. Este hecho, por tanto, nos ofrece una oportunidad única para descubrir cómo funcionaba una antigua ciudad griega,” ha declarado a The Independent Martin Bentz de la Universidad de Bonn, director de las excavaciones en curso en Selinunte.
Esta pieza de cerámica pintada, fabricada en Selinunte, está decorada con las figuras de un jinete armado con una lanza y su asistente. (Foto: Marie Lan-Nguyen/Wikimedia Commons)
Hasta dar con Selinunte, los especialistas no habían descubierto ni una sola ciudad griega de la antigüedad completamente intacta, y solo podían estudiar de forma fragmentaria la trama urbanística y la vida cotidiana de estas antiguas ciudades. El estudio de Selinunte ha arrojado mucha luz sobre el mundo antiguo, su demografía y su estilo de vida. De hecho, los investigadores nunca habían sabido cuántos residentes había en alguna antigua ciudad griega hasta el descubrimiento de Selinunte.
Los arqueólogos analizarán los restos de comida que han hallado en el interior de una docena de cuencos que se encontraban alrededor del hogar para el fuego de un edificio incendiado durante el ataque de los cartagineses. La ciudad era un importante centro de producción de cerámica, y en ella se han encontrado docenas de recipientes y losas de este material sin cocer. Al parecer, los aterrorizados artesanos abandonaron estas piezas sin haber llegado a cocerlas, ya que la invasión interrumpió su trabajo.
Recientes excavaciones han sacado a la luz hornos para cerámica y talleres perfectamente conservados. Los arqueólogos han hallado pigmentos de los que se utilizaban para pintar las piezas cerámicas, y hasta 80 hornos para cerámica, algunos de ellos circulares y de gran tamaño para producir tejas y ánforas, y una docena de hornos rectangulares destinados a la cocción de tinajas o grandes ánforas y ataúdes. En otros hornos más pequeños, los obreros cocían pesas, vajillas y estatuillas de dioses.
Los ceramistas disponían de un pequeño santuario para venerar a una diosa de la clase obrera, Atenea Ergane, patrona de los artesanos, además de a Artemisa, Deméter y Zeus, el dios supremo.
Cerámica de Selinunte decorada con una pintura de Artemisa empuñando un arco ante un altar. (Foto: Marie-Lan Nguyen/Wikimedia Commons)
Los especialistas están examinando ahora cerámica procedente de todo el Mediterráneo para determinar qué proporción de ella tenía su origen en Selinunte, que producía mucha más de la que se precisaba para satisfacer su demanda interior. Estiman que los talleres artesanales de la ciudad producían unas 300.000 piezas cerámicas al año, aunque de ellas menos del 20% estaban destinadas al mercado local. Además, las ánforas producidas en Selinunte podrían haberse empleado para transportar los excedentes de trigo y aceite de oliva que exportaba la ciudad, según leemos en The Independent.
Los arqueólogos están investigando también el puerto de Selinunte, y piensan llevar a cabo estudios geofísicos con la intención de localizar los cimientos de los almacenes que deberían encontrarse situados en sus alrededores. Los objetos descubiertos en las tiendas y las casas de la ciudad, entre los que hay de vidrio, bronce y cerámica procedentes de Egipto, Turquía, el sur de Francia y el norte de Italia, demuestran que en este puerto anclaban barcos procedentes de todo el Mediterráneo.
La ciudad, a orillas del Mediterráneo, no existió por mucho tiempo. Los antiguos griegos la fundaron entre el 650 a. C. y el 630 a. C. Poco más de 200 años más tarde, Cartago la atacó y mató o esclavizó a la mayor parte de sus defensores y habitantes.
Los cartagineses, en guerra con Grecia, asediaron la ciudad durante nueve días para a continuación abrir brecha en sus murallas y aplastar a sus defensores.
“Lo que siguió fue una orgía de destrucción, torturas, violaciones, asesinatos y saqueos, que fue considerada aberrante incluso para lo que era habitual en aquella época,” leemos en la web Best of Sicily. “Según Diodoro Sículo, unos 16.000 civiles de Selinunte, de un total de aproximadamente 25.000, fueron masacrados sin piedad, y 7.000 fueron esclavizados. Apenas dos mil consiguieron escapar de este baño de sangre y llegar hasta Agrigento.”
Los cartagineses repoblaron en parte la ciudad, pero ésta nunca recuperó el prestigio y el poder que ostentaba en el pasado. Durante la Primera Guerra Púnica con Roma en el 250 a. C., las fuerzas cartaginesas destruyeron la ciudad poco antes de escapar de las tropas romanas.
Imagen de portada: El interior de lo que los investigadores llaman Templo E de Selinunte (Foto: Evan Erickson/Wikimedia Commons)
Autor: Mark Miller
Traducción: Rafa García
Este artículo fue publicado originalmente en www.ancient-origins.net y ha sido traducido con permiso.