Un equipo de investigadores, empleando las más modernas tecnologías ha llegado a nuevas y sobrecogedoras conclusiones acerca del descubrimiento de los restos de 450 bebés y 150 perros en un antiguo pozo griego.
El descubrimiento de los cadáveres de bebé se realizó en los años 30 por parte de arqueólogos que investigaban un pozo en lo que solía ser el ágora o plaza pública central de la antigua Atenas. El pozo había sido labrado en el lecho de roca en una zona de la ciudad que es en la actualidad un frondoso y accidentado espacio entre el Museo del Ágora Antigua y el Templo de Hefestos, de hace más de 2.400 años. En el interior de este pozo los arqueólogos descubrieron cientos de esqueletos de perros y de niños de muy corta edad. En torno a él, hubo en algún momento cierta cantidad de tiendas de metales y se ha descubierto también que estas contenían numerosos fragmentos de bronce.
La fosa común de los bebés fue descubierta en el interior de un antiguo pozo cercano al Templo de Hefestos en Atenas (Wikimedia Commons)
Todo lo que queda del pozo en la actualidad es una pequeña depresión en el terreno pero los especialistas a lo largo de los años han intentado hallar una explicación para este en cierto modo terrible descubrimiento. Algunos de ellos afirman que el pozo era escenario de infanticidios en masa o sacrificios, mientras que otros creen que una epidemia de peste asoló la ciudad en la antigüedad.
Al descubrirse la fosa común de los bebés, los investigadores temieron que hubieran sido víctimas de infanticidio o sacrificios. (Wikimedia Commons)
Atenas fue fundada originalmente por la civilización pre-Helénica de Micenas pero creció hasta convertirse en una ciudad tan prestigiosa que cuando los espartanos invadieron Grecia durante la Guerra del Peloponeso se negaron a saquearla o a esclavizar a sus ciudadanos. El status de la ciudad como ciudad-estado principal en el mundo antiguo abarca varios miles de años, desde su fundación en torno al 6.000 a. C. hasta su declive en el 332 a. C. tras la muerte de Alejandro Magno en el 323 a. C. Este hecho marca el inicio del Periodo Helenístico que duró hasta el 31 a. C., cuando el último reino Helenístico, el de los Lágidas o Reino Ptolemaico de Egipto, fue conquistado por Roma.
La región gobernada por Atenas era conocida en la época clásica como Ática, y la ciudad fue la sede de los primeros Juegos Olímpicos en el 776 a. C. Del 500 a. C. al 322 a. C. fue considerada en gran medida como el centro más importante de enseñanza, artes y filosofía de su época así como por haber fundado la democracia.
El Ágora o plaza pública era el punto focal de la ciudad al que sus ciudadanos acudían a intercambiar, comprar o vender mercancías y discutir los asuntos importantes del día, desde negocios a política o la naturaleza del universo.
Ruinas de un Ágora (plaza pública) en Delos, Grecia (Wikimedia Commons)
Un equipo de especialistas ha emprendido ahora una investigación más profunda de los restos hallados en el interior del pozo utilizando nuevas tecnologías. El estudio ha demostrado que ninguna de las hipótesis propuestas por los anteriores expertos era la correcta.
Según la antropobióloga Maria Liston de la Universidad de Waterloo en Ontario, entre los restos había un total de 450 bebés en el pozo, además de 150 perros y cachorros y un ser humano adulto. Otros objetos incluyen gran cantidad de fragmentos de cerámica, lo que permitió a la arqueóloga de la Universidad de Washington en San Luis Susan Rotroff datar los restos entre el 165 a. C. y el 150 a. C. Esta época era ya el final del Período Helenístico, justo antes de que Grecia fuera conquistada por Roma.
El esqueleto adulto mostraba indicios de deformidad. Los bebés pudieron haber sufrido muerte natural puesto que se descartó una posible pandemia. En todos los casos tenían menos de una semana de vida en el momento de su muerte, un tercio de ellos por meningitis bacteriana, que está provocada a menudo por cortar el cordón umbilical con un instrumento que no ha sido esterilizado. Era esta una enfermedad predominante en el mundo antiguo, siendo registrada por primera vez por Hipócrates. Aún causa la muerte de algunos niños a día de hoy, en su mayor parte en países subdesarrollados.
Los demás bebés del pozo pudieron haber muerto por otros trastornos de salud, como diarrea, que a menudo provoca deshidratación y no deja rastro visible alguno en el esqueleto del individuo. No obstante, uno de ellos muestra señales de abusos físicos, con múltiples fracturas y daños en el cráneo.
El cráneo reconstruido de un niño de muy corta edad cuyos restos fueron descubiertos en el antiguo pozo muestra una fractura con forma de “Y” a la derecha de la línea media, en su parte trasera. Foto: Maria A Liston / Universidad de Waterloo
Probablemente se matara y se ofreciera a los perros como sacrificios, de acuerdo con la opinión de la Zooarqueóloga Lynn Snyder. Se creía que eran particularmente adecuados para limpiar la “polución” y arrojar los cadáveres de los bebés pudo muy bien considerarse un acto contaminante. Los perros se ofrecían a menudo en sacrificio a la oscura diosa Hécate de quien los antiguos griegos creían que vagaba por las noches acompañada de espíritus y perros que aullaban. Probablemente se trataba de perros callejeros recogidos de la calle, a juzgar por el hecho de que muchos de ellos tenían fracturas curadas, un claro indicio de haber llevado una vida difícil.
“Sabemos que una gran cantidad de bebés morían” explicó a Newsweek el profesor de arqueología y estudios clásicos de la Universidad de California, en Los Ángeles John Papadopoulos. El profesor Papadoupoulos no formó parte de la investigación. De todas formas, los bebés raramente aparecen en el registro histórico, aunque los arqueólogos han encontrado los cuerpos de niños de muy corta edad en algunas tumbas. En su mayor parte, son descubiertos en la antigüedad en los vertederos de una ciudad o enterrados bajo el suelo de los edificios. Este último hallazgo sugiere que en el mundo antiguo, los bebés rara vez eran enterrados en modo alguno, sino que más bien era lo habitual que en caso de morir simplemente se deshicieran de sus cuerpos.
En la antigua Grecia, y también en Roma, los bebés no eran considerados propiamente humanos hasta 10 días después de su nacimiento, momento en el que una ceremonia especial marcaba su entrada en el mundo y se le daba un nombre. Esto se debía probablemente a la gran cantidad de niños que morían a los pocos días de nacer. Era también una época en la que el padre del niño decidía si hacerse o no responsable de él. Había cierto número de razones por las que podía elegir no criar al niño, entre ellas la deformidad, además de la posibilidad de que las circunstancias le empujaran a decidir que la familia era demasiado grande como para darle cabida. Si la madre no estaba casada, esto también podía ser una importante razón de abandono por parte del padre. En estos casos, más a menudo de lo que cabría pensar, se podía dejar al niño a la intemperie a la espera de que alguien lo recogiera o simplemente dejarlo morir. También podía ser recogido para criarlo como esclavo. Si los bebés morían con anterioridad a su décimo día de vida, podían simplemente ser arrojados a un pozo, en particular si el pozo estaba situado en una oscura esquina de la ciudad, al abrigo de miradas indiscretas.
En las antiguas Roma y Grecia muchos niños morían al poco de nacer, pero no eran considerados propiamente seres humanos hasta los diez días de edad (Wikimedia Commons)
El equipo encontró esta investigación un poco difícil por momentos, ya que es uno de los descubrimientos más “oscuros” realizados en los últimos años, dada la cantidad de cadáveres infantiles encontrados amontonados en un mismo lugar. “Cuatrocientos cincuenta bebés muertos—eso son muchos padres con mucho dolor, mucha tristeza” dice Liston. “En ocasiones tenía que alejarme un poco y hacer cualquier otra cosa durante un rato… La carga emocional de este lugar es muy pesada.” No obstante, a consecuencia de este descubrimiento, los historiadores modernos tienen ahora una idea más exacta de cuál era el destino probable de los hijos no deseados en el mundo antiguo.
El análisis detallado del equipo saldrá a la luz en breve en la revista académica Hesperia, publicada por la American School of Classical Studies (Escuela Americana de Estudios Clásicos) de Atenas.
Imagen de portada: Viejo pozo en la población de Monopolata en la isla de Kefalonia, en Grecia. Fuente: BigStockPhoto. (Imagen meramente ilustrativa)
Autor: Robin Whitlock
Traducción: Rafa García
Este artículo fue publicado originalmente en www.ancient-origins.net y ha sido traducido con permiso.