El descubrimiento del fémur de un homínido de hace 500.000 años sobre el que aún pueden observarse las marcas producidas por las mordeduras de grandes carnívoros nos permitirá entender mucho mejor cómo interactuaban animales y humanos durante el Pleistoceno Medio.
Estos grandes carnívoros –muy posiblemente hienas, tal y como explican las informaciones publicadas por el diario español El Mundo– ocupaban las mismas áreas que los homínidos de hace medio millón de años. Ambos debían compartir –y competir por– los recursos de los alrededores de una cueva cercana a la actual ciudad marroquí de Casablanca, en la que se ha recuperado tan importante hueso.
Las marcas halladas sobre el fémur de un ejemplar de Homo rhodesiensis constituyen la primera prueba acerca de la posibilidad de que los primeros humanos pudieran haber servido como alimento a los carnívoros de esta región de lo que hoy es Marruecos. Un comportamiento que ya era conocido en otras zonas del planeta, aunque también es cierto que dichas “muescas” no permiten saber con certeza si se trató de un acto de depredación y caza sobre el homínido o si, por el contrario, las hienas saciaron su hambre poco después de la muerte de aquel Homo rhodesiensis.
Pintura rupestre de una hiena hallada en la Cueva de Chauvet, Francia, en 1994. (Carla Hufstedler/CC BY-SA 2.0)
“Se han descubierto numerosos restos humanos del Plio-Pleistoceno con marcas dentales en las cuevas que las hienas usaban como madrigueras. Sin embargo, existen pocas pruebas de esta confrontación directa, con daños óseos tan graves o incluso letales. Que yo sepa, hay dos casos muy extraños en los que restos de cráneos humanos de esa época muestran agujeros separados por la misma distancia que los colmillos de un leopardo. Los restos humanos encontrados ponen de manifiesto que las hienas fueron los únicos grandes carnívoros de África, Europa y Asia que acumulaban, de forma regular, grandes cantidades de huesos, sobre todo en las cuevas, pero eso no implica que fueran los mayores consumidores de homínidos durante el Plio-Pleistoceno. Las hienas no eran las únicas que se alimentaban de homínidos pero sí las que dejaron un rastro más fácil de seguir”, ha explicado a EL MUNDO Camille Daujeard, miembro del Museo Nacional de Historia Natural de Francia y autora principal del artículo recientemente publicado en la revista PLOS ONE.
Hasta este nuevo descubrimiento se había podido comprobar que en las regiones cercanas a la gruta donde se encontró el fémur eran los humanos los que cazaban y se alimentaban de carnívoros. Sin embargo, los diferentes autores del estudio sugieren que, según fuesen las circunstancias, los homínidos podrían haber actuado como cazadores o como carroñeros.
“Hace 500.000 años, en el noroeste de África, los humanos eran buenos cazadores, pero aún no manejaban el fuego. La fabricación de armas les pudo haber facilitado el acceso a las presas. Sabemos que los homínidos eran bastante capaces a la hora de cazar grandes presas, incluso de desalojar a algunos carnívoros de sus hábitats; con todo, algunas de estas confrontaciones podrían haber tenido un desenlace fatal”, apunta finalmente Camille Daujeard.
Marcas de mordeduras de un carnívoro en el extremo proximal de un fémur: A) Huellas dejadas por los dientes de un carnívoro (escala = 1 cm); B) Ampliación en la que se señalan la longitud y anchura máxima de la mordedura (X20). (Fotografías: Camille Daujeard/Plos One)
Imagen de portada: Marcas de dientes en el fémur de un homínido de hace 500.000 años. (Fotografía: El Mundo/Camille Daujeard/PLOS ONE)
Autor: Mariló T. A.