En una pequeña galería de la Cueva del Tesoro, en Cadereyta de Montes, Querétaro, las autoridades han recuperado uno de los pocos conjuntos de herramientas de caza de la época prehispánica descubiertos hasta ahora en México. Se trata de un atlatl (lanza) y dos dardos de madera, utilizados en el siglo I d.C.
El hallazgo fue registrado por integrantes de la Asociación de Espeleólogos de Querétaro quienes se encontraban explorando una cueva ubicada en la comunidad de Rancho Quemado. Al encontrar los objetos antiguos, dieron aviso al Centro INAH Querétaro para velar por su resguardo, conservación e investigación.
Vista de los instrumentos In Situ dentro de la galería de la Cueva del Tesoro. (Jesús E. Medina V./ INAH)
En abril de 2023, un equipo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), trabajando bajo el auspicio de arqueólogos de la Secretaría de Cultura federal, incluidos Carlos Viramontes Anzures, Jesús Eduardo Medina Villalobos y Ricardo Leonel Cruz Jiménez, ascendió un intrincado barranco, bajo el supervisión de los miembros de dicha asociación de espeleología y el guía del espeleólogo portugués Paulo Campos.
La cueva se ubica a 200 metros (656 pies) de altura desde el fondo de la quebrada, y desde la entrada se internaban otros 200 metros (656 pies), a través de un pasaje angosto, hasta llegar a la galería.
Dentro de esta zona subterránea, con una altura promedio de apenas 80 centímetros (31,5 pulgadas), los especialistas encontraron un atlatl de 51,5 centímetros (20,3 pulgadas) de largo, dos dardos fragmentados de 66 y 79 centímetros (26 y 31,1 pulgadas) de largo y un par de troncos culturalmente modificados de 135 y 172 centímetros (53,15 y 67,7 pulgadas) de largo, que probablemente sean palos para cavar, aunque probablemente se usaron como herramientas multifuncionales.
El atlatl y dos dardos de madera, encontrados en la Cueva del Tesoro, Querétaro, México, con detalle del cuerpo del atlatl donde se puede ver la forma del anzuelo y la ranura para fijar mejor los dardos. (Jesús E. Medina V./INAH)
Durante la exploración, el equipo del INAH no encontró en la cueva otros elementos arqueológicos prehispánicos que permitieran interpretar el motivo por el cual se encontraban en un lugar tan remoto. Sin embargo, el avance del análisis de las muestras se daría a conocer el 27 de enero de 2024, en el ciclo de conferencias del Museo del Templo Mayor, relacionado con la exposición temporal Insignias de los Dioses.
Siguiendo las recomendaciones de la conservadora Paula García Reyes, el conjunto de instrumentos de caza fue minuciosamente recuperado, y delicadamente trasladado utilizando fibra de polietileno, plástico de burbujas, film plástico y placas de espuma de polietileno para su protección.
Posteriormente, fueron trasladados al Centro INAH Querétaro, donde permanecen a la espera de otros estudios, como la identificación taxonómica de la madera, y ser integrados a la exposición permanente del Museo Regional de Querétaro.
Primer plano del arma atlatl. (Jesús E. Medina V./INAH)
La aridez del emplazamiento de la Cueva del Tesoro permitió la conservación de estos elementos durante casi dos milenios, como indica el resultado de la datación absoluta por radiocarbono realizada sobre uno de los dardos, en el Laboratorio de Espectrometría de Masas con Aceleradores del Instituto de Física de la UNAM, que dio un rango de años del 7 al 132 d.C.
El arqueólogo Viramontes considera que el hallazgo de estos instrumentos no debe verse de forma aislada, sino como el aporte más reciente a la historia del semidesierto de Querétaro y Guanajuato, donde hombres y mujeres que practicaban la caza y la recolección se movían en busca de sustento, durante nueve mil años. Testimonio de ello son más de 260 yacimientos de arte rupestre, una de las manifestaciones más fascinantes de estas sociedades.
Carlos Viramontes, Jesús Medina y Claudia Jiménez, quienes este año formalizarán el proyecto “Paisaje, arte rupestre y ocupación en Querétaro y Guanajuato”, registraron en 2023 casi una decena de nuevos sitios en territorio querétaro, que incluyen escenarios de caza.
“Hace tres décadas, lo que conocíamos de estos grupos se basaba en fuentes del siglo XVI, lo que dio lugar a concebirlos como bárbaros, y no fue hasta finales de los años 50 del siglo XX cuando se sentaron las bases para profundizar Profundizó en el tema cuando Cynthia Irwin-Williams excavó la Cueva El Tecolote, en Tequisquiapan, y encontró materiales, incluidas puntas de proyectil, que databan del año 7,000 a.C. En 1989, el Centro INAH Querétaro registró elementos, con datación similar, en Mesa de León , sitio cercano a la Cueva del Tesoro, donde ahora recuperamos el atlatl y los dardos, piezas que se suman a este rompecabezas para comprender las sociedades cazadoras, cuya presencia en la región se remonta al menos a 9.000 años, y que sobrevivieron dos siglos más después de la llegada de los españoles”, explica Viramontes.
Los arqueólogos concluyen que el misterio de este descubrimiento permanecerá hasta que se realicen nuevos trabajos arqueológicos en las zonas aledañas a la cueva, para comenzar a atar cabos y entender qué hacía este instrumento en esa cueva, cómo y por qué llegó allí. .
Imagen de Portada: Paisaje de Rancho Quemado, donde se encuentra la Cueva del Tesoro con, en recuadro, el atlatl y dos dardos de madera, encontrados en la Cueva del Tesoro, Querétaro, México Fuente: Jesús E. Medina V./ INAH
Este artículo es una reedición del comunicado de prensa del INAH. Fuente: https://www.inah.gob.mx/boletines/descubren-instrumentos-de-caza-con-antigueedad-de-1-900-anos-en-una-cueva-de-cadereyta-queretaro