¿Es posible que los dólmenes o tumbas de pasadizo de Portugal, que se remontan a una época tan remota como el año 8000 a. C., fueran utilizados como observatorios astronómicos? Un equipo de investigadores que está estudiando estas antiguas tumbas lo cree así, e incluso ha llegado a sugerir que los megalitos proporcionaban una oportunidad desde el punto de vista óptico a los antiguos observadores para mejorar su visibilidad del cielo estrellado, actuando de manera efectiva como ‘telescopios’, aunque sin lentes.
La idea que subyace bajo las especulaciones de estos investigadores es que los pasadizos de estos megalitos, que ofrecen a la vista una estrecha franja del firmamento en el horizonte, se hubieran encontrado en una oscuridad casi total. De este modo, cualquiera que se sentara en su interior habría tenido a su alcance una visión anticipada de las estrellas al atardecer. La reducida luz ambiental de estos pasadizos al final del día habría permitido que las estrellas resultaran más fáciles de observar a simple vista. Los telescopios no llegarían hasta mucho más tarde (1608 d. C.), pero estos antiguos observadores podrían haber utilizado sus construcciones de piedra para mejorar la visibilidad de los fenómenos astronómicos.
Concretamente, el estudiante Kieran Simcox de la Universidad Trent de Nottingham (Inglaterra), ha afirmado que los pueblos de la prehistoria podrían haber intentado conseguir mediante este sistema un avistamiento anticipado de Aldebarán, una estrella roja y brillante de la constelación de Tauro.
Esta estrella podría haber desempeñado una importante función a la hora de trasladar los rebaños y el ganado en general a pastos más elevados en verano. Es posible, según los investigadores, que el pastoreo de los rebaños hacia terrenos más elevados coincidiera con el primer nacimiento anual de la estrella Aldebarán en el amanecer. En torno al año 4000 a. C., Aldebarán nacía en el horizonte por primera vez todos los años hacia finales de abril o principios de mayo, “de modo que sería un muy buen indicador de calendario, y muy preciso, que les permitiría conocer cuándo era el momento de trasladarse a terrenos más elevados,” explica el Dr. Fabio Silva de la Universidad de Gales Trinity Saint David en declaraciones recogidas por The Guardian.
La luna ocultando a Aldebarán (Wikimedia Photo/Christina Irakleous)
El Dr. Silva y Daniel Brown, también de la Universidad Trent de Nottingham, han sido los tutores del proyecto de Kieran Simcox.
Las tumbas de pasadizo, que constan de una o más cámaras con un pasadizo o corredor cubierto de tierra o piedra, se encuentran por toda Europa. Los pueblos prehistóricos depositaban a los difuntos de su comunidad en este tipo de tumbas entre los años 6000 a. C. y 2000 a. C., la época neolítica: algunas de estas tumbas presentan pinturas que apuntan a este propósito. Dos famosas tumbas de pasadizo son la de Maeshowe en Escocia y la de Newgrange en Irlanda.
La famosa tumba de pasadizo de Newgrange (Irlanda) (Public Domain)
Las cámaras del interior de las tumbas, conocidas como dólmenes, servían de enterramiento para los difuntos (al menos en épocas posteriores), mientras que las cámaras exteriores quizás fueran utilizadas para la realización de ritos funerarios, siempre según los investigadores.
Los doctores Silva y Brown han comentado al respecto en Discover Magazine: “Estas tumbas de pasadizo muestran indicios de que en el interior de la cámara megalítica podrían haberse llevado a cabo rituales de iniciación, también conocidos como ritos de paso.”
Simcox ha explicado asimismo a Discover Magazine que existe bibliografía que especula con la posibilidad de que la observación de las estrellas desde tumbas de pasadizo permitiera una mejor visibilidad del firmamento, aunque esta hipótesis necesita aún ser investigada en más profundidad. Esa es precisamente la intención del equipo: estudiar el nacimiento de las estrellas más tenues para comprobar si su visibilidad mejora desde los pasadizos de este tipo de monumentos megalíticos.
La orientación de las tumbas de pasadizo sugiere que su alineamiento estaba destinado a ofrecer un punto de observación de Aldebarán, la estrella más brillante de la constelación de Tauro. Fotografía: Universidad de Gales Trinity Saint David/Universidad Trent de Nottingham
Durante muchos años, investigadores y expertos han especulado con la posibilidad de que los antiguos monumentos prehistóricos de piedra de todo el mundo fueran utilizados con fines astronómicos y de calendario, y parece que finalmente están un poco más cerca de poder comprender cómo se conseguía.
Imagen de portada: Los dólmenes o tumbas de pasadizo como éste de Anta da Orca (Portugal), podrían haber servido de observatorios en el Neolítico para avistar con mayor facilidad determinadas estrellas. (Fotografía: Alta Falisa/Wikimedia Commons)
Autor: Mark Miller
Este artículo fue publicado originalmente en www.ancient-origins.net y ha sido traducido con permiso.