Un equipo de cazatesoros que exploraba aguas cercanas a la costa de Florida, en los Estados Unidos, ha descubierto los restos de un tesoro olvidado que había permanecido hundido en el fondo del mar durante, al menos, 300 años. A una profundidad aproximada de sólo 15 pies (4,5 metros) bajo la superficie y a unos 1000 pies (305 metros) de distancia de la costa de Fort Pierce, Florida, el detector de metales de Eric Schmitt registró una lectura. En un principio Eric pensó que se trataría de una lata de cerveza o algo parecido, pero resultó ser algo infinitamente más valioso: los restos de un tesoro español perdido siglos atrás.
El descubrimiento tuvo lugar a cierta distancia de la costa de Fort Pierce, Florida (en la imagen). (Wikimedia Commons)
Schmidt es capitán del buque de salvamento Arr Booty, subcontratado por la compañía 1715 Fleet Queen Jewels, LLC (“Las Joyas de la Reina de la Flota de 1715, LLC”), propiedad de William Brisben y de su hijo Brent. Según declaraciones del propio Brisben a Live Science, su compañía posee los derechos de rescate de cinco de los once barcos que yacen sobre el fondo marino. En principio formarían parte de una flota de 12 naves que se hundió en la zona en el año 1715, tras haber sido golpeada por un huracán. Alrededor de 1.000 personas habrían muerto en el desastre.
El cargamento estaba siendo transportado desde Cuba, entonces colonia española, hasta España con destino a las necesitadas arcas españolas, muy maltrechas tras la larga Guerra de Sucesión. Desde entonces dichos barcos fueron conocidos como "la Flota de 1715".
El tesoro está valorado en casi un millón de dólares y contiene tanto monedas como cadenas de oro, incluida una moneda española de oro extremadamente rara conocida como "Real Tricentenario" (“Tricentennial Royal”, en inglés). Esta moneda fue acuñada por el Rey Felipe V de España y se distinguía de otras del mismo período, de factura más tosca, por su forma perfectamente redonda, conseguida al verter el oro fundido sobre un molde. Según Brent Brisben su valor está en torno a los 500.000 dólares debido a su rareza: se cree que sólo se acuñaron seis monedas de este tipo.
Monedas de la Flota de 1715 recuperadas anteriormente (Wikimedia Commons)
“Fueron acuñadas como piezas especiales y únicas, no estaban destinadas a circular como moneda de uso común" explicó Schmitt en declaraciones a The Orlando Sentinel.
Felipe V ocupó el trono español entre los años 1700 y 1746. En 1724 abdicó brevemente en favor de su hijo Luis, pero al morir éste en septiembre de ese mismo año, Felipe se vio obligado a reanudar su reinado por un segundo mandato. Felipe era miembro de la Casa de los Borbones y heredó de su familia la enfermedad conocida como melancolía. Dicho mal llegó a ser descrito en su época como una forma de locura, caracterizada por largos períodos de aislamiento, crisis maníaco-depresivas y una personalidad desconfiada y temerosa. Felipe había sido designado soberano español por su abuelo Luis XIV, rey de Francia, hecho que fue impugnado por el Archiduque austriaco Carlos VI, dando así origen a la Guerra de Sucesión española (años 1701 al 1714). La Flota de 1715 transportaba tal cantidad de riquezas para sufragar los gastos que había ocasionado esta guerra y aún, a día de hoy, las olas arrastran algunos de sus restos en ocasiones hasta las playas de Florida. Uno de sus barcos, el Urca de Lima, está protegido por la ley debido a su gran importancia arqueológica.
Retrato del Rey Felipe V de España (Wikimedia Commons)
Puede haber muchos más tesoros sumergidos a lo largo de la costa de Florida cuyo valor aproximado se calcula en al menos 440 millones de dólares. Entre ellos se encontrarían las joyas reales pertenecientes a la Reina Isabel de Farnesio, Duquesa de Parma y segunda esposa de Felipe V. Estas joyas no fueron registradas en los documentos oficiales de la época por no tratarse de una mercancía sujeta a impuestos, por lo que Brisben cree que podrían haberse hallado en alguno de los barcos cuando éstos se hundieron. Estas joyas incluían un anillo de esmeraldas de 74 quilates y unos pendientes de perlas de 14 quilates.
El año pasado, Schmitt descubrió parte de una filigrana de oro hecha a mano perteneciente a una custodia en la que se guardaba la Sagrada Forma durante la Eucaristía. De todos los descubrimientos realizados, los más importantes son reclamados por el estado y más tarde expuestos en museos. El resto de los hallazgos se reparte entre los Schmitt y la compañía de Brisben.
Imagen de portada: El "Real Tricentenario", fotografía de la moneda fabricada vertiendo oro fundido en un molde, a diferencia de la mayor parte de monedas acuñadas en las colonias españolas a principios del siglo XVIII. Cedida por: 1715 Fleet Queens Jewels, LLC.
Autor: Robin Whitlock
Traducción: Mariló T. A.
Este artículo fue publicado originalmente en www.ancient-origins.net y ha sido traducido con permiso.